"Me llamo Rub¨¦n y estoy embarazado"
Un transexual de 25 a?os espera gemelos para septiembre - M¨¦dicos y su propio colectivo le critican
Agosto de 2001. Granada. Estefan¨ªa Coronado camina por las calles de la ciudad en busca de la madre que la dio en adopci¨®n al nacer. Cada mujer de unos 40 a?os que se cruza podr¨ªa ser ella. Le tiemblan las piernas, el coraz¨®n se le pone a cien. Con el pelo corto, pantalones de ch¨¢ndal y una camiseta de deporte entra en una cafeter¨ªa y se sienta en la barra. El camarero, un tipo simp¨¢tico, le suelta: "Chico, ?qu¨¦ te pongo?". Esas cuatro palabras marcaron el cambio de vida de Estefan¨ªa, una chica de pueblo inc¨®moda con su identidad sexual. A partir de ah¨ª quiso ser un hombre.
Han pasado casi ocho a?os. Estefan¨ªa ahora se llama Rub¨¦n No¨¦, tiene barba, pelo rapado, andares desgarbados. Y est¨¢ embarazado de nueve semanas, seg¨²n se desprende del informe m¨¦dico de una prestigiosa cl¨ªnica. No es ning¨²n milagro. Rub¨¦n ha estado sometido varios a?os a tratamientos hormonales masculinos, aunque nunca lleg¨® a cambiarse de sexo y mantiene los ¨®rganos reproductores femeninos. Para quedarse embarazado se ha sometido a una fertilizaci¨®n con ¨®vulo propio y esperma de un donante.
"No se debe premiar esto. Es una contradicci¨®n", dice un especialista
Rub¨¦n, de 25 a?os, vive con su novia Esperanza Ruiz, de 42, en Berga, un pueblo de Barcelona. La pareja pasea por la localidad cogida de la mano. Miran escaparates de ropa para beb¨¦s, mientras echan cuentas para comprar una cuna de 1.200 euros y observan con ilusi¨®n a los ni?os. Y es que esperan gemelos. Apenas llevan un par de meses en Berga, a donde llegaron desde M¨¢laga. Dicen que huyeron por la presi¨®n familiar de Esperanza, operada de ligadura de trompas y madre de dos hijos. Ninguno vive con ellos. "Nos han acosado. Ha sido una persecuci¨®n terrible. No aceptaban que yo antes fuese una chica", cuenta Rub¨¦n mientras posa ante la fot¨®grafa. Esperanza mira embelesada.
El doctor Ballesc¨¤, ginec¨®logo y responsable de la Unidad de Androlog¨ªa reproductiva del Cl¨ªnico de Barcelona opina que el hecho de que este embarazo sea "t¨¦cnicamente realizable no quiere decir que sea ¨¦ticamente aceptable". "La intervenci¨®n de cambio de sexo debe ser total, lo que conlleva la extirpaci¨®n de los ovarios. Puede haber situaciones excepcionales pero esto no debe ser una norma". Ballesc¨¢ ha trabajado muchos a?os con transexuales y, a su entender, lo que ha hecho Rub¨¦n "no se debe premiar". Y a?ade: "Es una contradicci¨®n. Yo no lo favorecer¨ªa". La decisi¨®n de Rub¨¦n tambi¨¦n cuenta con el rechazo de parte de su colectivo, el transexual, que tambi¨¦n lo ve como una contradicci¨®n, y de agentes sociales y religiosos, que coinciden en los aspectos poco ¨¦ticos de dar a luz siendo hombre.
El embarazo de Rub¨¦n es de alto riesgo, en parte por su epilepsia. En julio del a?o pasado interrumpi¨® el tratamiento hormonal que deb¨ªa acabar en una operaci¨®n de cambio de sexo para poder someterse a otro, esta vez de fertilizaci¨®n de su ¨²tero, en ese momento atrofiado por las hormonas. ?l siempre ha estado dispuesto a quedarse embarazado, a pesar de la contradicci¨®n que eso supone con su deseo de ser hombre. "Estoy en mi derecho de tener hijos. Vamos a ser un padre, una madre y dos hijos. No veo el problema", reivindica Rub¨¦n.
La vida de Rub¨¦n no ha sido f¨¢cil. A los siete a?os, cuando era conocida como Fany en Hinojares (Ja¨¦n), un chico llamado Lucas se acerc¨® en el patio del colegio y le dijo: "Oye, ?sabes que tus padres te compraron?". El hijo del maestro rega?¨® a Lucas ("eso es un secreto", le grit¨®) pero el da?o ya estaba hecho. Fany le pregunt¨® a su madre si eso era cierto. No contest¨®. Interpret¨® el silencio como un s¨ª. En Hinojares, donde vivi¨® hasta los 18 a?os, nunca le aceptaron por sus maneras de chico. En la adolescencia se hizo monaguillo para robar su partida de nacimiento. Y descubri¨® que sus padres biol¨®gicos eran de Granada.
Y all¨ª, en la ciudad andaluza, cambi¨® su vida. Es el mismo lugar donde un camarero, al ver su pelo corto, sus movimientos poco femeninos, crey¨® que era un chico. El error le hizo feliz. Se fue del bar y en un rato estaba en una tienda de ropa. Le pidi¨® un traje al dependiente y ¨¦ste no dud¨® un segundo. Le ense?¨® un esmoquin, pensando que era un chico. Delante del espejo, con el traje puesto, se qued¨® ensimismado ante su nuevo yo. Ah¨ª naci¨® Rub¨¦n y muri¨® Fany, la chica incomprendida del peque?o pueblo. Rub¨¦n no guarda ning¨²n rencor de su pasado turbulento. Cuenta con asombro como un ni?o que le fustigaba le ha escrito ahora pidi¨¦ndole perd¨®n por no haber comprendido sus demonios interiores. Este chico arrepentido se va a casar en breve con una transexual.
"No hay ning¨²n secreto m¨¦dico en esto, en realidad es un asunto medi¨¢tico", opina el doctor Iv¨¢n Ma?ero, coordinador de la Unidad de G¨¦nero del Hospital Cl¨ªnico de Barcelona. Ma?ero se?ala que Rub¨¦n tiene apariencia externa de chico "pero sus ¨®rganos no dejan de ser los de una mujer. Sin misterio". Destaca, adem¨¢s, el peligro de que estos embarazos se puedan hacer "para ganar dinero con las exclusivas".
Antes del parto, Rub¨¦n y Esperanza quieren contraer matrimonio para que ella sea legalmente la madre de los gemelos. La inscripci¨®n de los hijos en el registro, donde Rub¨¦n figurar¨¢ como padre, no va a representar ning¨²n problema. Tambi¨¦n ha pedido recientemente su cambio de nombre en el DNI, donde a¨²n figura como Estefan¨ªa. "Tras el parto volver¨¦ al tratamiento hormonal y terminar¨¦ el proceso de cambio de sexo. Soy un hombre", explica con orgullo. La pareja cuenta que pronto se ir¨¢ a vivir a Barcelona, donde Rub¨¦n dar¨¢ a luz. ?l, t¨¦cnico de imagen y sonido, y ella trabajadora de la ONCE, en baja por depresi¨®n, no cuentan con muchos apoyos. A Rub¨¦n, siempre que llama a su padre adoptivo, le atiende su secretaria. O sea el buz¨®n de voz. "Me dijo que quer¨ªa a la ni?a que adopt¨®, no a m¨ª".
Rub¨¦n y Esperanza no paran de hacerse caranto?as en la terraza de un bar. ?l no quiere ir a por los caf¨¦s, le da pereza. "Los hombres caballerosos son los que hacen los recados", le dice su novia. "Ya, y las mujeres las que se quedan embarazadas", le contesta. Y se echan a re¨ªr.
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