El 'Guernica' regresa a Londres
Un tapiz que reconstruye la famosa obra se convierte en la estrella de la reapertura de la Whitechapel - La r¨¦plica fue encargada por Picasso
En enero de 1939, una galer¨ªa del deprimido East End londinense exhib¨ªa una pintura impactante sobre los horrores de la guerra, la angustia y el sufrimiento humano, firmada por Pablo Picasso. Aquel cuadro, el Guernica, acabar¨ªa convirti¨¦ndose en la m¨¢s famosa declaraci¨®n antib¨¦lica del arte moderno. A lo largo de tan s¨®lo dos semanas, miles de personas desfilaron por la Whitechapel Gallery para contemplarlo, en un gesto de solidaridad con la bombardeada poblaci¨®n vasca (1937) y de apoyo a las fuerzas republicanas frente al acoso franquista. Setenta a?os despu¨¦s, la obra acaba de regresar al mismo lugar, aunque cobra la forma de un tapiz encargado en su d¨ªa por el propio artista malague?o.
La copia, en tonos cremas, marrones y negros, fue tejida en Francia
La pieza estar¨¢ los pr¨®ximos 12 meses en la galer¨ªa del este de Londres
La enorme r¨¦plica en tejido de tonos marrones, crema y negro -casi siete metros de largo por tres de altura- se convertir¨¢ este domingo en la estrella de la reapertura de la legendaria galer¨ªa, objeto de una vasta reforma y ampliaci¨®n a lo largo de los dos ¨²ltimos a?os.
La pieza, realizada por un estudio de tejedores franceses en los a?os cincuenta, preside la instalaci¨®n de la polaca Goshka Macuga (finalista del premio Turner), consagrada a la relaci¨®n entre arte y propaganda. Un homenaje a aquella exhibici¨®n de la pintura original del Guernica en Reino Unido que, en plena Guerra Civil espa?ola, se erigi¨® en toda una declaraci¨®n pol¨ªtica contra el avance de los fascistas. Clement Attlee, a la saz¨®n l¨ªder laborista y futuro primer ministro, inauguraba la muestra flanqueado por miembros de las Brigadas Internacionales.
Aunque la Whitechapel est¨¢ asociada desde su creaci¨®n, en 1901, con la promoci¨®n de artistas que acabaron erigi¨¦ndose en gigantes de la escena contempor¨¢nea (Joan Mir¨®, Juan Gris, Frida Kahlo o Lucien Freud), en esa ocasi¨®n la iniciativa parti¨® de los sindicatos. Organizaron el acto con el objetivo de reclutar nuevos voluntarios e impusieron como precio de la entrada un par de botas a cada visitante, usadas aunque en buen estado, que luego enviar¨ªan a los soldados espa?oles. Al cierre de la exposici¨®n, la imagen de una monta?a de calzado sobresal¨ªa frente al cuadro, como revelan las fotograf¨ªas y documentaci¨®n de la ¨¦poca que arropan la exposici¨®n.
La presencia del Guernica en el Londres de 1939 fue el ¨²nico alto en su camino desde el estudio parisino de Picasso hacia Estados Unidos, donde permanecer¨ªa en custodia hasta la llegada de la democracia a Espa?a, por deseo expreso de su autor. La historia de la pintura y la de su r¨¦plica en tapiz se entrelazan en la figura de un mecenas americano, Nelson Rockefeller. El millonario presid¨ªa el Museo de Arte Moderno de Nueva York cuando el cuadro recalaba aquel a?o en la instituci¨®n, que s¨®lo abandon¨® en 1981 para ser entregado a Espa?a. Primero fue instalado en el Cas¨®n del Buen Retiro y, desde 1992, en el Reina Sof¨ªa. Coleccionista y amante del arte, patrocin¨® en 1955 la copia en tejido encargada por Picasso al taller de Jacqueline de la Baume D¨¹rrbach.
A la muerte de Rockefeller, su primera esposa, Margaretta, donaba el tapiz a la sede neoyorquina de Naciones Unidas, que colg¨® la obra en el pasillo que conduce a la sala del Consejo de Seguridad. El emplazamiento de ese grito antibelicista se revel¨® tremendamente inc¨®modo a?os m¨¢s tarde, durante las sesiones que el Consejo consagraba a la intervenci¨®n militar en Irak. El 5 de febrero de 2005, coincidiendo con una intervenci¨®n en pro de la guerra del entonces secretario de Estado americano, Colin Powell, la obra amaneci¨® cubierta por una cortina azul.
"Ese fondo es m¨¢s apropiado para las c¨¢maras", esgrimi¨® un portavoz de la ONU para justificar el desafortunado episodio, que vuelve a ser evocado ahora en la instalaci¨®n de Macuga para la Whitechapel: una escultura cubista de Powell a tama?o natural acompa?a a sendos tapices que simbolizan los conflictos de Irak y Afganist¨¢n, aunque entre todo el despliegue sobresale el mensaje del Guernica, cuya versi¨®n en tejido retiene toda la fuerza de la pintura original.
La pieza permanecer¨¢ a lo largo de los pr¨®ximos 12 meses en la galer¨ªa del este de Londres, uno de los principales centros culturales p¨²blicos de la capital brit¨¢nica y ubicado a un paso de la City. El espacio reformado de la Whitechapel encadena ocho salas de exposiciones, estudios y sala de lectura, y hoy tiene en el regreso del Guernica el mejor cartel publicitario de su nueva etapa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.