Luz estad¨ªstica s¨ª, censo ¨¦tnico no
La decisi¨®n francesa de contar a sus minor¨ªas rompe el tab¨² que gener¨® el nazismo - Otros modelos prueban que la foto social sirve para integrar si se equilibra con leyes claras contra la marginaci¨®n
Elaborar un mapa ¨¦tnico de Francia es para muchos algo tan incompatible con sus valores republicanos como abrir las puertas de Versalles a un nuevo rey. Pero eso es precisamente lo que quiere hacer el presidente, Nicolas Sarkozy, mediante encuestas que permitan "radiografiar" la sociedad para "medir la discriminaci¨®n y la eficacia de las pol¨ªticas de integraci¨®n", en palabras del comisario de la Diversidad, Yazid Sabeg, de origen argelino.
El objetivo es noble, pero rompe con un tab¨² de la Francia republicana, donde hasta la fecha est¨¢ prohibido hacer encuestas que pregunten sobre el color de la piel, la religi¨®n o su origen. La ¨²ltima ley data de 1978, pero los l¨ªmites a estas estad¨ªsticas se remontan a los a?os posteriores al r¨¦gimen de Vichy, cuyo censo de jud¨ªos sirvi¨® para mandar a decenas de miles de personas a los campos de concentraci¨®n nazis. Medir la diferencia, sostienen los cr¨ªticos con el plan, "es darle m¨¢s importancia que a los valores compartidos de igualdad, fraternidad y libertad". "Francia no debe convertirse en un mosaico de comunidades", sentenci¨® otra miembro del Gobierno, Fadela Amara.
Medir lo diferente resta valor a los principios comunes, opina un experto
Las cuestiones sobre el origen siempre surgen en tiempos de recesi¨®n
Los soci¨®logos defienden la neutralidad de las estad¨ªsticas
Las encuestas sirven para descubrir d¨®nde hay marginaci¨®n
Pocos pa¨ªses europeos tienen leyes contra la discriminaci¨®n
Organizaciones gitanas espa?olas pidieron un censo de su comunidad
La gran polvareda pol¨ªtica levantada en Francia por esta decisi¨®n ha tenido un notable eco fuera del pa¨ªs y en c¨ªrculos acad¨¦micos de toda Europa. No s¨®lo por el cambio que supone en un pa¨ªs muchas veces admirado por su modelo, sino porque aporta un nuevo elemento de debate en la siempre delicada relaci¨®n entre los Gobiernos y sus pol¨ªticas, la inmigraci¨®n y la discriminaci¨®n racial.
Entre los expertos se repite la divisi¨®n que puede verse en Francia, desde los que adoptan un punto de vista pragm¨¢tico -"cuanto mejor conozcan los Gobiernos a las sociedades a las que deben dirigir sus pol¨ªticas, mejor"- hasta los que recelan de toda "divisi¨®n social que se base en el color de la piel, el origen o la religi¨®n, como la historia nos ha ense?ado".
El catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa de la Universidad Rey Juan Carlos Octavio U?a es de estos ¨²ltimos. "Me parece peligroso", resume. "Las cuestiones ¨¦tnicas, la necesidad de identificar al otro, al diferente y al que se ve como un problema, siempre surge en tiempos de recesi¨®n econ¨®mica. Siempre se justificar¨¢n estas decisiones, pero el mensaje que se lanza no me parece bueno", afirma.
En el punto de vista contrario se sit¨²a Ferm¨ªn Bouza, catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa de la Opini¨®n P¨²blica en la Universidad Complutense de Madrid. "Las encuestas y las estad¨ªsticas no son m¨¢s que una herramienta y, como tal, son neutras y pueden tener un uso beneficioso. Los pol¨ªticos y los soci¨®logos tenemos que saber d¨®nde est¨¢n las desigualdades, y las encuestas son quiz¨¢ la mejor herramienta para averiguarlo", opina.
Aunque el Gobierno franc¨¦s a¨²n no ha detallado c¨®mo elaborar sus estad¨ªsticas ¨¦tnicas, s¨ª ha adelantado que ser¨¢ mediante encuestas. ?stas son las preferidas por Bouza y otros expertos consultados, porque no son invasivas (el entrevistado no est¨¢ obligado a contestar ni a dar su nombre) y ofrecen el punto de vista del ciudadano: ¨¦l es quien decide si se considera ¨¢rabe musulm¨¢n, negro o de cualquier otro colectivo, lo que ofrece a los Gobiernos la imagen subjetiva y por tanto m¨¢s ajustada a las necesidades reales de quienes pretende ayudar.
Sobre la pol¨¦mica levantada en Francia, Bouza la considera "un poco exagerada, muy en la tradici¨®n francesa de darle grandes vueltas a los conceptos que para ellos son fundamentales". "Pero la etnia, desafortunadamente, est¨¢ muchas veces estrechamente ligada con la desigualdad, y para todo pa¨ªs es importante delimitarla y desarrollar pol¨ªticas p¨²blicas contra la discriminaci¨®n".
Para Fernando Vallesp¨ªn, ex presidente del Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas (CIS), la pol¨¦mica muestra "c¨®mo los pa¨ªses europeos est¨¢n adaptando sus pol¨ªticas relacionadas con la inmigraci¨®n y los cambios que ¨¦sta ha causado en sus sociedades". "Francia era el mejor ejemplo del modelo de asimilaci¨®n, donde el pa¨ªs te abre las puertas y te d¨¦ la nacionalidad r¨¢pido a cambio de que t¨² hagas el esfuerzo de integrarte y asumir los valores del pa¨ªs de acogida, incluso por encima de los de tu pa¨ªs de origen".
El modelo franc¨¦s ha funcionado bien en muchos casos -"sorprendentemente bien, incluso en tiempos de mayores oleadas migratorias", dice Vallesp¨ªn-, aun a costa de que los descendientes de los inmigrantes hayan perdido en una o dos generaciones el idioma de origen. Hoy es com¨²n encontrar en Francia a pol¨ªticos, empresarios o funcionarios de nombres y apellidos espa?oles (o italianos o portugueses) tan integrados que apenas saben pronunciar unas palabras del idioma de sus abuelos. Pero, en otros casos, los resultados no son tan evidentes. Es la Francia de la periferia de Par¨ªs, Lyon o Marsella, donde los hijos y nietos de inmigrantes se lanzaron en 2007 a quemar coches en protesta por la falta de oportunidades y la discriminaci¨®n de la que se sienten v¨ªctimas.
"Es cierto que la revuelta extendi¨® la sensaci¨®n de que el modelo de asimilaci¨®n estaba en crisis. Pero no es s¨®lo en Francia", sostiene Vallesp¨ªn. "En Holanda, que representa el modelo opuesto, el multicultural donde la diferencia no s¨®lo se respeta sino que se garantiza con ayudas para que los inmigrantes conserven su cultura y sus costumbres, tambi¨¦n hubo la misma sensaci¨®n tras los asesinatos de Pim Fortuyn y Theo van Gogh. Al final, los holandeses han descubierto que sus pol¨ªticas generaron una especie de etnocorporativismo, en el que el incentivo no es para integrarse, sino para mantenerse distinto al pa¨ªs de acogida".
El acalorado debate pol¨ªtico causado por la propuesta de Sarkozy ha tenido su propia versi¨®n, m¨¢s pausada pero no menos intensa, en c¨ªrculos acad¨¦micos y sociol¨®gicos franceses durante m¨¢s de una d¨¦cada. Patrick Simon, del Instituto Nacional de Estudios Demogr¨¢ficos, es un partidario pragm¨¢tico de las estad¨ªsticas ¨¦tnicas, que ve como "necesarias y compatibles con los valores republicanos de Francia". "Las revueltas de 2007 mostraron que existen colectivos que se quejan del paro, de la falta de oportunidades... Son hijos y nietos de inmigrantes que, a diferencia de sus padres y abuelos, no salen en las estad¨ªsticas porque son franceses y han nacido aqu¨ª. ?C¨®mo se dise?an as¨ª pol¨ªticas eficaces para ellos? Necesitamos estas estad¨ªsticas", afirma.
Simon considera que las pol¨ªticas sociales relacionadas con la inmigraci¨®n no deben ce?irse a modelos cerrados, y que es posible aprender de lo desarrollado en otros pa¨ªses. Un ejemplo ser¨ªa la comparaci¨®n entre distintos colectivos o etnias del acceso al empleo, la vivienda o cualquier otra variable, algo muy com¨²n en Estados Unidos o Reino Unido. "Si yo, franc¨¦s, nieto de argelinos, voy a buscar trabajo y se lo dan siempre a otros con la piel m¨¢s clara, puedo sospechar que soy v¨ªctima de una discriminaci¨®n racial. Pero, ?c¨®mo lo demuestro? Necesito estad¨ªsticas que revelen que el 20% de los j¨®venes que buscan trabajo en mi ciudad tienen mi mismo origen, pero esa empresa s¨®lo tiene un 4% de trabajadores de origen magreb¨ª. As¨ª es como se lucha contra la discriminaci¨®n", explica Simon.
Dvora Yanow es una de las mayores expertas estadounidenses sobre la compleja relaci¨®n entre la categorizaci¨®n ¨¦tnica y la lucha contra la discriminaci¨®n desde las pol¨ªticas p¨²blicas. Actualmente es investigadora en la Universidad de Vrije, en ?msterdam. Comparte la idea de que es necesario elaborar estad¨ªsticas ¨¦tnicas: "No hay otra forma de descubrir la discriminaci¨®n que dividir la sociedad en partes y observar con atenci¨®n si las m¨¢s vulnerables tienen peores indicadores laborales, educativos y econ¨®micos que la media de la poblaci¨®n". Pero tambi¨¦n alerta del peligro de que, al hacerlo, se consiga un resultado opuesto al deseado, uno de los argumentos m¨¢s utilizados en Francia por los cr¨ªticos con la propuesta de Sarkozy. "El lenguaje que utilizamos influye decisivamente en la forma que percibimos el mundo. Y en una sociedad plural pero sin grandes divisiones internas, si empezamos a utilizar repetidamente categor¨ªas relacionadas con la raza y la etnia, al final se corre el riesgo de agrandar y cristalizar esas divisiones. El problema es que al final acabemos hablando s¨®lo de una sociedad de negros, blancos y ¨¢rabes donde antes hab¨ªa una sociedad plural".
El otro motivo por el que la iniciativa francesa ha despertado tanto inter¨¦s es porque muchos pa¨ªses europeos a¨²n est¨¢n buscando un modelo con el que hacer compatible la obtenci¨®n de datos precisos sobre el impacto de la inmigraci¨®n en sus sociedades y las estrictas leyes de protecci¨®n de datos que rigen en todos ellos, seg¨²n un estudio encargado por el Consejo de Europa, titulado Estad¨ªsticas ¨¦tnicas y protecci¨®n de datos en los pa¨ªses del Consejo de Europa, publicado en 2007 por Patrick Simon.
El estudio ofrece un panorama muy complejo, con una gran variedad de situaciones y marcos jur¨ªdicos entre los 42 pa¨ªses del Consejo de Europa. A modo de s¨ªntesis, el punto de partida se situar¨ªa tras la II Guerra Mundial, cuando los pa¨ªses desarrollaron leyes para proteger los datos de sus ciudadanos que en el pasado hab¨ªan servido para desatar persecuciones y matanzas en base a la nacionalidad, la ideolog¨ªa o la religi¨®n. En el caso de minor¨ªas culturales o ¨¦tnicas importantes como las del Este de Europa o los Balcanes, o en Estados con varias comunidades como Suiza, la soluci¨®n elegida fue la contraria: garantizar a sus miembros derechos respaldados por el Estado para evitar su discriminaci¨®n.
La llegada de los primeros inmigrantes empez¨® a cambiar la situaci¨®n, pero no supuso un problema para los pa¨ªses en cuanto a la obtenci¨®n y manejo de la informaci¨®n sobre los reci¨¦n llegados, ya que las autoridades miden con precisi¨®n el n¨²mero de extranjeros que viven en cada pa¨ªs. Francia, Holanda, Reino Unido, Suiza o Alemania vivieron esta fase en los a?os cincuenta y sesenta del siglo XX, mientras otros como Espa?a o Italia lo han hecho m¨¢s recientemente.
El problema al que ahora se enfrenta Francia surge cuando las poblaciones inmigrantes se asientan en un pa¨ªs, obtienen la nacionalidad y forman familias, creando bolsas de poblaci¨®n que pueden requerir pol¨ªticas espec¨ªficas y que "desaparecen de las estad¨ªsticas", seg¨²n Simon. Es decir, mientras los primeros inmigrantes son medibles con t¨¦rminos objetivos, como su nacionalidad o el pa¨ªs de nacimiento, a sus hijos, nacidos en el pa¨ªs de acogida y nacionalizados, ya s¨®lo es posible medirlos utilizando otros criterios mucho m¨¢s subjetivos y controvertidos como el de etnia, lo que choca con las leyes de protecci¨®n de datos.
Las nuevas leyes contra la discriminaci¨®n son las que permiten superar este obst¨¢culo. Por un lado, porque est¨¢n dise?adas para promover la integraci¨®n de los hijos y nietos de inmigrantes y elaboran estad¨ªsticas sin vulnerar sus derechos. Y, por otro, porque dotan a los Gobiernos de herramientas para dise?ar y aplicar sus pol¨ªticas de integraci¨®n.
El estudio del Consejo de Europa muestra que queda mucho camino por recorrer. S¨®lo Reino Unido y Holanda han desarrollado legislaci¨®n contra la discriminaci¨®n compatible con los l¨ªmites impuestos por la ley de protecci¨®n de datos. No es casualidad que estos dos pa¨ªses sean los exponentes del multiculturalismo, con una larga tradici¨®n de reconocimiento y respeto a la existencia de minor¨ªas.
El estudio llama la atenci¨®n de otro gran pa¨ªs con una larga historia de inmigraci¨®n, Alemania, que sin embargo "hasta muy recientemente, en 2007, no ha empezado a dar los primeros pasos para regular las estad¨ªsticas ¨¦tnicas". Y muestra casos como el de B¨¦lgica, donde los l¨ªmites impuestos, muy severos en lo que se refiere a preguntar a los ciudadanos sobre su lengua materna, revelan las tensiones internas del pa¨ªs entre flamencos y valones.
Los pa¨ªses con procesos de inmigraci¨®n m¨¢s reciente y donde no se realizan estad¨ªsticas ¨¦tnicas, como Espa?a e Italia, "ahora pueden gestionar bien las pol¨ªticas para inmigrantes porque ¨¦stos son a¨²n extranjeros y figuran as¨ª en las estad¨ªsticas oficiales". "Pero en el futuro los hijos y nietos de los inmigrantes obtendr¨¢n la nacionalidad espa?ola, y desaparecer¨¢n de las estad¨ªsticas. El Gobierno se quedar¨¢ sin datos para dise?ar pol¨ªticas contra la discriminaci¨®n", advierte Simon.
Ana Jurado, subdirectora general del Instituto Nacional de Estad¨ªstica espa?ol, recoge el guante: "No nos ocurrir¨¢ eso. Espa?a cuenta con un sistema de padr¨®n del que Francia carece. Este sistema nos permitir¨¢, si es necesario, seguir los movimientos de los descendientes de los inmigrantes y saber d¨®nde se concentran", dice.
La situaci¨®n del pueblo gitano ofrece otro ejemplo de las reacciones tan dispares que generan las estad¨ªsticas ¨¦tnicas seg¨²n el caso. Mientras la decisi¨®n del primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, de crear un censo de gitanos levant¨® el a?o pasado una oleada de protestas en Italia y Europa por los tintes xen¨®fobos de la iniciativa y sus promotores, en Espa?a fueron las propias organizaciones gitanas las que hace algunos a?os acudieron al CIS para pedir algo parecido. "Lo que quer¨ªan eras gitanos en Espa?a para ponerse en contacto con ellos para organizarse y tener m¨¢s fuerza a la hora de pedir y promover pol¨ªticas de apoyo", recuerda Fernando Vallesp¨ªn. "Les tuve que decir que en Espa?a no se hacen este tipo de censos", concluye.
?Y qu¨¦ es una etnia?
La controversia que acompa?a a las estad¨ªsticas ¨¦tnicas no es s¨®lo pol¨ªtica y sociol¨®gica, sino que tambi¨¦n ata?e a la misma definici¨®n del concepto de etnia. "No existe una definici¨®n consensuada", afirma Pedro G¨®mez Garc¨ªa, catedr¨¢tico de Filosof¨ªa de la Universidad de Granada.
"Se ha dicho que un grupo ¨¦tnico es aqu¨¦l que comparte una o varias de las siguientes caracter¨ªsticas: rasgos f¨ªsicos, religi¨®n, idioma, cultura o incluso territorio. Pero es un concepto tan difuso que dif¨ªcilmente servir¨¢ para el dise?o de pol¨ªticas sociales eficaces", a?ade.
Patrick Simon, en su estudio sobre Estad¨ªsticas ¨¦tnicas..., tambi¨¦n subraya la disparidad de definiciones de etnia utilizadas en los pa¨ªses del Consejo de Europa.
Otros estudios muestran que la identificaci¨®n con una etnia es subjetiva, lo que la hace poco fiable estad¨ªsticamente. Un caso t¨ªpico es la tendencia de los individuos a identificarse en una sociedad plural con el grupo ¨¦tnico reconocido como m¨¢s rico o poderoso.
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