Sobrentendidos
Hablar con sobrentendidos es una delicia. Lo malo es cuando el sobrentendido inunda la opini¨®n p¨²blica. Tal vez haya sido mi vida n¨®mada la que me ha hecho rebajar el nivel de sobrentendidos en lo que escribo. Mi intenci¨®n es que pueda entenderme un extranjero; de la misma forma, cuando estoy fuera de mi pa¨ªs, siento simpat¨ªa inmediata por el columnista que se explica de forma cristalina. En un mundo donde la inmigraci¨®n es un hecho, ya no escribimos s¨®lo para cuatro colegas. Yo misma, al volver tras un tiempo fuera y enfrentarme a las primeras tertulias en el interior del taxi que te lleva a casa, siento que no entiendo nada. Aunque s¨®lo haya estado fuera un mes y le¨ªdo la prensa, algo se me escapa.
El otro d¨ªa, el se?or Rodr¨ªguez Ibarra declar¨® que el presidente Zapatero deb¨ªa dejarse de gobiernos de mujeres, viejos y ni?os. Creo entender lo que estaba diciendo. Quer¨ªa decir (imagino) que cuando uno est¨¢ tan preocupado por ofrecer un Gobierno donde est¨¦n representados los grupos sociales hist¨®ricamente postergados puede olvidar que adem¨¢s de eso hay que exigir un nivel de excelencia.
Inmediatamente, los opinadores conservadores se frotaron las manos con esa perla y la atribuyeron a la feliz falta de correcci¨®n pol¨ªtica de dicho pol¨ªtico. No creo que la frase tenga nada que ver con lo pol¨ªticamente correcto, sino con la buena educaci¨®n: un pol¨ªtico que exige solvencia a los dem¨¢s tambi¨¦n debe saber c¨®mo expresarse. Y si esta frasecita la escucha un oyente no avezado en nuestra particular campechan¨ªa, un alem¨¢n o un americano, se puede quedar estupefacto y dar por hecho que en Espa?a un pol¨ªtico a¨²n pueda hacer referencia a la edad o al sexo de las personas para construir una cr¨ªtica. Por otra parte, la persona que eligi¨® este Gabinete no fue una mujer, ni un viejo, ni un ni?o, fue el presidente Zapatero.
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