Naturaleza y verso de ?lvaro Mutis
El escritor habla de poes¨ªa, de prosa y de las haza?as de su antepasado naturalista
Entre el naturalismo y la literatura, ?lvaro Mutis visita estos d¨ªas Espa?a con una triple misi¨®n. Hoy mismo inaugurar¨¢ la exposici¨®n que el Bot¨¢nico dedica a su antepasado, el cient¨ªfico gaditano Jos¨¦ Celestino Mutis. All¨ª mismo leer¨¢ sus poemas el pr¨®ximo d¨ªa 13; y esa semana viajar¨¢ a C¨®rdoba para participar en el festival Cosmopo¨¦tica.
Inmerso en la elaboraci¨®n de un poemario, ?lvaro Mutis dice que ha vuelto a escribir versos tras un largo silencio, pero que no leer¨¢ sus textos nuevos en sus recitales espa?oles: "No, por Dios. Les ver¨ªa todos los defectos. Soy un autocr¨ªtico espantoso. Yo mismo no me soporto", comenta en una entrevista.
Tambi¨¦n cuenta que reescribi¨® su novela Amirbar cinco veces, y aprovecha para recordar su m¨¦todo de trabajo: "Doy mil vueltas a lo que voy a escribir, y cuando siento que la cosa ya est¨¢ madura, empiezo. Todo surge en la mente. Se va creando un mundo de im¨¢genes y de situaciones emocionales y ah¨ª va creciendo el poema, como una planta, por algo soy Mutis. ?Terminar? M¨¢s que terminar un poema lo abandono. Digo: esto es lo que puedo. Y ya. Por eso paso a?os sin escribir".
El padre de 'Maqroll el Gaviero' ha vuelto a escribir versos tras un largo silencio
"M¨¢s que terminar un poema, lo abandono", confiesa el autor colombiano
El silencio forma parte del car¨¢cter de Mutis, libre para escribir lo estrictamente necesario por una raz¨®n de peso: "Nunca he vivido de mi afici¨®n literaria". Gan¨® el Premio Cervantes en 2001 y en la solapa de la americana lleva el emblema del Premio Pr¨ªncipe de Asturias, que obtuvo en 1997, pero todav¨ªa habla de su "afici¨®n literaria". "Siempre he vivido", explica, "de trabajos que no tiene que ver con la literatura". Entre sus m¨²ltiples oficios estuvo ser relaciones p¨²blicas de una compa?¨ªa a¨¦rea y publicista: "Claro que me sirvi¨® para la poes¨ªa, pero no porque se parezcan sino porque al poeta le viene bien tener un mundo lo m¨¢s ancho posible".
Tambi¨¦n fue doblador de la serie de televisi¨®n Los intocables: "Todav¨ªa puedo poner aquella voz", dice mientras ahueca el tono para recitar: "Aquella ma?ana Eliot Ness...". Luego estalla en una carcajada. Tambi¨¦n trabaj¨® para la compa?¨ªa Esso y una acusaci¨®n de fraude dio con sus huesos durante 16 meses en la c¨¢rcel mexicana de Lecumberri: "Qu¨¦ quiere que le cuente. Yo me sent¨ªa como en el colegio otra vez, con una hora precisa para cada cosa. Lo viv¨ª como una lecci¨®n de la vida, una lecci¨®n para conocer un mundo subterr¨¢neo pero muy verdadero. En prisi¨®n escrib¨ª poemas pero como un mundo aparte. Me aislaba. La escritura me suced¨ªa en un momento en que yo no estaba en la c¨¢rcel, aunque lo estuviera, estaba en la poes¨ªa. Aquello fue un trance doloroso que me ense?¨® lo que es el contacto humano verdadero", dice de una experiencia que, en 1960, dio lugar a Diario de Lecumberri, su primer libro en prosa.
Hasta entonces Mutis hab¨ªa publicado s¨®lo poes¨ªa. Se estren¨® en el g¨¦nero en 1948 con La balanza, un libro "agotado por incineraci¨®n", y sigui¨® con t¨ªtulos ya cl¨¢sicos como Los elementos del desastre y Los trabajos perdidos, reunidos luego en Summa de Maqroll el Gaviero (Visor). El Gaviero es su sombra desde que se le apareci¨® en un poema del que salt¨® a una novela: "S¨¦ que no me lo voy a quitar de encima. Va a estar en el ¨²ltimo minuto de mi vida ah¨ª dando lata, present¨¢ndose y contando sus historias. Por ahora no va a volver, pero no lo s¨¦. Nunca prevengo. De repente sucede algo que parece hecho por Maqroll y ya est¨¢, ya entr¨®. A veces pienso que ¨¦l es todo lo que yo quise ser y no fui. O lo que he sido y no he confesado".
Mutis no cree en las fronteras, empezando por las de la literatura: "En mis novelas est¨¢ mi poes¨ªa y en mi poes¨ªa est¨¢n mis novelas. En un poema mandan el ritmo y las im¨¢genes. En una narraci¨®n, el argumento. Aunque las tres cosas est¨¢n en los dos g¨¦neros".
Prosa y verso, Am¨¦rica y Europa, el palacio y la c¨¢rcel, ?lvaro Mutis es hombre de contrastes. De hecho, su vocaci¨®n naci¨® entre las clases de Eduardo Carranza, un mito de la poes¨ªa colombiana, y los billares a los que se escapaba. "?Qu¨¦ aprende un poeta en unos billares? Pues una especie de ritmo. Hay que golpear la bola de forma que golpee a otra y a otra m¨¢s. Como las im¨¢genes de la poes¨ªa. Uno menciona una cosa, pero al mismo tiempo est¨¢ mencionando una o dos m¨¢s. Todo un mundo, pues. Siempre que jugaba al billar me sent¨ªa como escribiendo un poema. Y ahora me pasa lo contrario. Aunque ya no juego porque me tiemblan las manos". Cuando se le pregunta en qu¨¦ fue mejor, responde: "Usted comprender¨¢ que si le contesto parecer¨¦ de una pedanter¨ªa terrible, pero le dir¨¦ que no fui muy buen jugador de billar. Siempre estaba pensando en otra cosa, en alg¨²n poema que estaba escribiendo en esos momentos. Espero que si he fallado en el billar, en la poes¨ªa no haya fallado".
Una saga entre plantas y libros
Hay dos Mutis en las enciclopedias. El m¨¢s antiguo es Jos¨¦ Celestino Mutis, el m¨¦dico y naturalista gaditano que en 1760 march¨® a Am¨¦rica y que termin¨® dirigiendo una expedici¨®n bot¨¢nica. El naturalista es muy popular en Espa?a porque figur¨®, durante a?os, en los billetes de 2.000 pesetas.
El cient¨ªfico, antepasado del escritor, dej¨® a su muerte 20.000 plantas, 6.800 l¨¢minas y 4.000 folios manuscritos que ahora se encuentran en el Jard¨ªn Bot¨¢nico, de Madrid. El escritor recuerda que Jos¨¦ Celestino siempre estuvo presente en su familia. Y con una sonrisa de admiraci¨®n resume su "inmenso aporte": "Al descubrir y definir la producci¨®n vegetal hizo posible que los espa?oles sembraran y cosecharan en Am¨¦rica como si fuera en Espa?a".
Babelia
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