El despertar del drag¨®n
La cumbre del G-20 celebrada esta semana en Londres puede consagrar a China como uno de los actores principales de la pol¨ªtica mundial
Es posible que el 2 de abril de 2009 (fecha de la cumbre del G-20 en Londres) pase a la historia como el d¨ªa en el que, mediante la cat¨¢lisis de una crisis econ¨®mica mundial, China surgi¨® definitivamente como potencia mundial del siglo XXI. Hace s¨®lo unos meses, en las capitales occidentales se hablaba todav¨ªa de si dignarse invitar a China a incorporarse al club del G-7 m¨¢s Rusia. Ahora casi todo el mundo ha aceptado ya que el G-20 es la nueva mesa fundamental de la pol¨ªtica mundial, y que China es uno de los actores principales. La pregunta hoy es: ?qu¨¦ tipo de potencia mundial ser¨¢ China?
Hasta hace poco, la pol¨ªtica oficial china era de demostraci¨®n de modestia: el drag¨®n vestido de lagarto. S¨ª, buscaba un "mundo armonioso", nada menos, pero quedaba sugerido que el mejor servicio que pod¨ªa prestar China a ese prop¨®sito era su propio desarrollo interno pac¨ªfico. China alzaba la voz s¨®lo en cuestiones relacionadas directamente con su desarrollo econ¨®mico y sus intereses de Estado inmediatos. Ahora da la impresi¨®n de que, poco a poco, est¨¢ superando ese paradigma de la modestia. A medida que, en esta crisis, el mundo le pide m¨¢s, China tambi¨¦n empieza a pedirle m¨¢s al mundo.
Hasta hace poco, la pol¨ªtica oficial china era de demostraci¨®n de modestia: el drag¨®n vestido de lagarto
Un G-2 formado por EE UU y China ser¨ªa para el mundo lo que el eje franco-alem¨¢n fue para Europa
El ejemplo m¨¢s destacado es un reciente art¨ªculo del gobernador del banco central del pa¨ªs en el que sugiere la creaci¨®n de una divisa de reserva internacional, por encima de las soberan¨ªas, "que est¨¦ desconectada de los pa¨ªses individualmente". En otras palabras, no el d¨®lar estadounidense. La idea de ampliar la pauta de los Derechos Especiales de Giro del FMI, basada en una cesta de divisas, ha sido objeto de numerosas discusiones, entre otros, por parte de un grupo de expertos de la ONU dirigidos por Joseph Stiglitz. Pero esta idea adquiere un cariz especial cuando es el gobernador del banco central de China quien sugiere que se derroque al d¨®lar de su trono. El mi¨¦rcoles pasado, en Londres, Gordon Brown y el presidente Hu Jintao hablaron de dar a China m¨¢s poder de voto en el FMI a cambio de una mayor aportaci¨®n financiera. Una sugerencia totalmente razonable.
En febrero, el vicepresidente Xi Jinping, presunto heredero de Hu Jintao, despotric¨® ante un p¨²blico chino en M¨¦xico sobre los pa¨ªses ricos y poderosos que "juegan" con los pobres. ?En qui¨¦n estar¨ªa pensando? El a?o pasado, un alto funcionario del Ministerio de Defensa chino dijo que el mundo no deber¨ªa sorprenderse si China construye un portaviones propio. Pek¨ªn y Washington han chocado en p¨²blico sobre el volumen del gasto de defensa chino. Y, al mismo tiempo, a los chinos les fascina la idea -inicialmente propugnada por un profesor estadounidense- de contar con un G-2 dentro del G-20. China y Estados Unidos, que formar¨ªan ese grupo de dos, ser¨ªan para el mundo lo que el eje franco-alem¨¢n sol¨ªa ser para Europa.
China tambi¨¦n est¨¢ invirtiendo m¨¢s en diplomacia p¨²blica; hay casi 300 institutos Confucio en todo el mundo y ha aumentado el n¨²mero de emisiones de radio internacionales y art¨ªculos de l¨ªderes chinos en los peri¨®dicos occidentales. El poder blando va camino de convertirse en una expresi¨®n com¨²n en chino. Es decir, China est¨¢ intensificando sus esfuerzos en las tres dimensiones clave del poder: econ¨®mica, militar y blanda.
Pero del dicho al hecho hay mucho trecho. Hasta ahora, China ha capeado el temor a la crisis econ¨®mica mejor que Estados Unidos. Los millones de trabajadores emigrantes que se han visto de repente sin empleo no han sacudido todav¨ªa el sistema. Sin embargo, quedan a¨²n pruebas mayores. Stephen Roach, un veterano observador estadounidense de la econom¨ªa china, dice que en el ¨²ltimo trimestre de 2008 tuvo un crecimiento "muy pr¨®ximo a cero", en comparaci¨®n con el trimestre anterior.
A largo plazo, la pregunta importante para China sigue siendo: ?es posible combinar la pol¨ªtica autoritaria con la econom¨ªa de mercado? O, para decirlo de forma m¨¢s positiva, ?es posible una evoluci¨®n controlada y paso a paso de este sistema pol¨ªtico para convertirlo en uno m¨¢s receptivo, transparente, responsable y, por tanto, duradero?
Seamos optimistas y supongamos, por suponer, que China consigue superar estos retos internos y contin¨²a su ascenso pac¨ªfico. Entonces ?qu¨¦? ?Qu¨¦ tipo de potencia mundial desear¨ªa ser? Nadie lo sabe, ni los propios chinos. La respuesta depender¨¢ de una generaci¨®n de dirigentes que a¨²n no est¨¢ en el poder y de unos j¨®venes chinos que todav¨ªa no tienen pr¨¢cticamente opini¨®n. No podemos limitarnos a extrapolar a partir de las actitudes de las generaciones mayores, influidas por los recuerdos del colonialismo, la guerra civil y la revoluci¨®n cultural.
Parece probable que, en un futuro pr¨®ximo, China siga dando enorme valor a la soberan¨ªa sin reservas (una soberan¨ªa que los Estados europeos, en su mayor¨ªa, ya no ejercen ni predican), la unidad de la madre patria (incluido T¨ªbet), un respeto con numerosas restricciones (sensible a cualquier insinuaci¨®n de humillaci¨®n colonialista) y las exigencias de su propio desarrollo econ¨®mico. Mientras sea posible mejorar las relaciones con Taiwan por medios pol¨ªticos y econ¨®micos, no parece que China, a diferencia de Rusia, vaya a ser una potencia revisionista, ni mucho menos expansionista. Su estilo actual de pol¨ªtica exterior, aunque a menudo terco, es pac¨ªfico, precavido, pragm¨¢tico y evolutivo.
Ahora bien, aparte de esto, nadie sabe c¨®mo se comportar¨¢ China en su papel de actor principal dentro del sistema internacional cuando se le diga que, le guste o no, tiene que hablar y actuar sobre aspectos muy alejados de sus intereses nacionales. A diferencia del caso de Estados Unidos, Reino Unido y Francia, la historia de China durante los ¨²ltimos 200 a?os no ofrece unas tradiciones de pol¨ªtica exterior -como las de Jefferson, Jackson, Hamilton y Wilson que detect¨® Walter Russell Mead en la pol¨ªtica exterior estadounidense- que sirvan de referencia para sus actuaciones futuras como gran potencia. Algunos analistas, tanto occidentales como chinos, han tratado de remontarse m¨¢s atr¨¢s en la historia china, a las tradiciones del confucianismo o el llamado legalismo, en busca de se?ales culturales enterradas. Pero, aunque es un salto interesante, es excesivo.
Parece probable, pues, que las autoridades chinas construyan su propia tradici¨®n sobre la marcha. Si la receta pragm¨¢tica de Deng Xiaoping para la reforma interna fue "cruzar el r¨ªo tanteando las piedras", China cruzar¨¢ los oc¨¦anos tanteando las aguas. Ello significa que todo depender¨¢, en gran medida, de la acogida que le deparen las potencias que hoy d¨ªa establecen la mayor parte de las prioridades en la pol¨ªtica mundial, en especial Estados Unidos y la Uni¨®n Europea. Es decir, el proceso de definir qu¨¦ tipo de potencia mundial va a ser China ser¨¢ profundamente interactivo.
Por ejemplo: ?cu¨¢l es la actitud china respecto a una pol¨ªtica exterior europea m¨¢s unificada? "Depende", es la respuesta que me ofrecen algunos de los especialistas chinos m¨¢s informados sobre Europa. Depende, sobre todo, de la actitud pol¨ªtica de Europa respecto a China. Especialmente en el caso de los miembros m¨¢s j¨®venes de las ¨¦lites chinas, que est¨¢n deseando estudiar en Occidente y aprender de Occidente... para luego seguir haciendo las cosas a su manera.
El decenio que comienza en 2010, por tanto, ser¨¢ un periodo de formaci¨®n. La reuni¨®n de Londres deber¨ªa ser el punto de partida para que en Occidente acojamos a China como actor importante y participante de pleno derecho en el orden internacional liberal erigido desde 1945. En vez de resistirnos a las peticiones chinas de tener m¨¢s voz en las organizaciones internacionales, debemos ser nosotros mismos quienes se la ofrezcamos. Y luego, a lo largo de los pr¨®ximos a?os, debemos, con paciencia y constancia, dejar claro que los principios esenciales del orden internacional liberal no reflejan solamente unos valores occidentales, sino unos valores universales. Es lo que dec¨ªa la Ilustraci¨®n, y en mi opini¨®n es verdad. No ser¨¢ f¨¢cil, sobre todo en los asuntos m¨¢s delicados que ocurren dentro de las fronteras chinas, pero la China de hoy est¨¢ llena de mentes inteligentes y abiertas. Todav¨ªa tenemos mucho que ganar. -
www.timothygartonash.com Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia
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