Se traspasa local. Raz¨®n, China

Fumando, apoyados en el quicio de la puerta, los comerciantes esperan al cliente que no llega en la Latina y Lavapi¨¦s. En su mayor¨ªa son chinos que regentan negocios de venta al por mayor. En un recorrido de una hora hace tres semanas por nueve calles de la zona se hallan 28 locales cerrados, y otros dos que esperan un traspaso.

Hay m¨¢s tiendas abiertas que cerradas, pero la disminuci¨®n de las ventas (un 13% menos en febrero de 2009 en el comercio minorista respecto al mismo mes de 2008, un dato peor que la media nacional, que es de un descenso del 8%) se refleja en los cierres que no se abrir¨¢n en horario comercial.

La situaci¨®n es inaudita en esta zona de la ciudad, que se caracteriza por el tumulto de gentes yendo y viniendo. La peque?a calle del Oso, en Lavapi¨¦s, que cruza con Mes¨®n de Paredes, se lleva la peor parte. Ella sola suma 10 locales cerrados: un locutorio, una tienda de fontaner¨ªa, otra de "pollo latino", una m¨¢s de moda, un centro de comunicaci¨®n... De lo que hubo, hoy s¨®lo quedan dos tiendas abiertas, de ropa, regentadas por chinos: Boteli y Tong Yu Fena. El cierre del peque?o comercio en la regi¨®n puede alcanzar el 25% este a?o, seg¨²n la Uni¨®n de Profesionales y Trabajadores Aut¨®nomos (UPTA). "La venta est¨¢ muy regular. Hay poca gente", cuenta Chichina, tratando de hacerse entender en espa?ol. Trabaja en una tienda de accesorios que se llama Pretty, en la calle del Duque de Alba. Junto a ella hay dos trabajadoras m¨¢s. Las tres est¨¢n de ch¨¢chara, apoyadas en el mostrador. No hay un alma. Dejan la conversaci¨®n unos minutos para atender al que pregunta, pero enseguida vuelven a los suyo. No hay un solo cliente con intenci¨®n de mirar, menos de comprar. Las sortijas, collares y dem¨¢s alhajas de color plateado cuelgan, sin que nadie se las pruebe.

En esa misma calle, un poco m¨¢s arriba, hay un local en venta, con el cartel roto y la persiana bajada, repleta de pintadas. En la acera de enfrente, otro. S¨®lo se ve un poco de movimiento en Tirso Gallery, un centro comercial especializado en moda que viene de China. Pero la cosa tampoco es como para tirar cohetes: camiones descargando y un par o tres de personas que salen y entran del establecimiento. Y eso que la calle est¨¢ al lado de la plaza de Tirso de Molina.

Por Mes¨®n de Paredes, la gente entra y sale de los peque?os comercios que salpican la acera. Pero s¨®lo los primeros metros. A medida que la calle se acerca a Puerta de Toledo, la actividad decae. Como ocurre en La Plater¨ªa, una tienda especializada en la venta de joyas de plata al por mayor. En la puerta, un cartel que dice: "Se traspasa". Lleva ah¨ª una semana. Su due?o, Rafael Herrado, de origen argentino, dice que no puede m¨¢s: "Pierdo cada mes unos 3.000 euros. Hace dos d¨ªas que no entra nadie", explica. Quiere traspasar el negocio, que tiene desde hace 11 a?os, y dedicarse a la venta al por menor. "He pasado de tener una tienda para vivir a tener que poner un puesto en la calle", cuenta. Un poco m¨¢s abajo, las persianas bajadas como la del local Yonyis, de lencer¨ªa fina, aumentan. Est¨¢ cerrado, el cartel roto y la fachada sucia. Pegado con celo a la persiana hay un papel, con un mensaje escrito en chino. Debajo, un tel¨¦fono. Pero al llamar, nadie contesta.

En la calle de Juanelo la situaci¨®n no es tan cr¨ªtica, pero va camino de serlo. "La crisis se nota en todos los sitios. Antes ven¨ªa mucha gente a comprar, ahora no hay nada de nada", explica Pan, detr¨¢s del mostrador de Andeli Textil. No hay nadie dentro del comercio, y tampoco fuera. "Aqu¨ª han cerrado dos tiendas. Nunca hemos vivido un a?o como ¨¦ste, y no sabemos cu¨¢nto m¨¢s vamos a aguantar...", resume, resignada, en una tienda casi fantasma, con pasillos repletos de ropa colgada en maniqu¨ªes de pl¨¢stico blanco.

Siguiendo por Juanelo, los empresarios charlan en la puerta, leen el peri¨®dico... Cualquier cosa, menos estar detr¨¢s del mostrador, porque no hay nadie a quien atender. Es el caso del marido de Loli, que fuma y lee, tom¨¢ndose todo el tiempo del mundo. "Aguantamos como podemos. Antes entraban 50 personas en un d¨ªa bueno. Ahora no hay nadie, nunca", suelta ella, ahogando una risa hist¨¦rica.

El panorama es el mismo en la calle de Ruda, en la de los Estudios, en la de la Encomienda, en la de los Abades. Y tambi¨¦n en la de Las Dos Hermanas, donde todav¨ªa sobreviven tiendas, como la de Import & Export Grand Panda. Pero no le queda mucho tiempo. Luce un r¨®tulo de "Se alquila" en la pared, y otro cutre, escrito a mano justo en la entrada que dice "Liquidaci¨®n". Las tres dependientas hacen corrillo. De nuevo, tras el mostrador. Una de ellas se hace las cejas. El resto, mira.