El Oeste est¨¢ en Vallecas
El Ensanche agrupa la mitad del millar de promociones de casas paradas
El lenguaje perdido de las gr¨²as. Si David Leavitt se perdiera por el Ensanche de Vallecas, recordar¨ªa el t¨ªtulo de su novela. Sales de las arterias que bordean la ciudad (M-30, M-40, M-45), desembocas en la A-3 y circunvalas hacia un no lugar donde s¨ª vive gente, pero no lo parece o vive menos de la que estaba prevista para humanizar los descampados. Puedes llevar el GPS para orientarte, pero sirve de poco. Los nombres de las calles est¨¢n puestos por la se?alizaci¨®n municipal (avenida del Sureste, de Valdeculebras), pero no aparecen en la pantallita y encima hay accesos cortados hacia la mayor referencia de los automovilistas: la carretera de Valencia. "?Por d¨®nde salimos?", pregunta de coche a coche un matrimonio con cara de sorpresa, "?seguimos hacia La Gavia?". Y es que los centros comerciales marcan el inicio de la vida y concentran las actividades l¨²dicas y de compras b¨¢sicas. Son "la plaza del pueblo contempor¨¢nea" (constat¨® el concejal del distrito de Vallecas cuando se inaugur¨® el centro de La Gavia a final de 2008). En los ensanches y los PAU, lo residencial no est¨¢ trufado con lo comercial como en el centro. Las viviendas, los bloques, "son islas", dice el arquitecto urbanista y soci¨®logo Jos¨¦ Mar¨ªa Ezquiaga. La crisis acrecienta la sensaci¨®n de vac¨ªo, de viviendas a medio habitar, de parques infantiles sin ni?os, de locales comerciales con paredes tapiadas esperando un destino.
Se acrecienta la sensaci¨®n de vac¨ªo, de viviendas a medio habitar
Del millar de obras paradas en Madrid, en el desarrollo Ensanche de Vallecas hay un total de 523 promociones de vivienda p¨²blica pendientes. Donde m¨¢s, en el sector Vallecas 50, con 300 viviendas en r¨¦gimen de alquiler pendientes. Le sigue en par¨®n Vallecas 23, con 97 pisos en venta pendientes; tambi¨¦n con viviendas en venta paradas est¨¢n Vallecas 38 (con 45), Vallecas 29 (con 39), Vallecas 39 (con 17) y Vallecas 52 (con 15), seg¨²n los datos de la Empresa Municipal de la Vivienda (EMSV).
En sus confines, fronterizo con otros desarrollos en ralent¨ª o par¨®n como Valdecarros o Los Berrocales, el territorio del Ensanche es como el Oeste. En d¨ªas laborables, por sus calles podr¨ªan hacerse pr¨¢cticas de conducir. Hay alcantarillado, pero con las tapas oxidadas, huecos medio tapados con maderas o agujeros esplendorosos donde al anochecer se podr¨ªa colar un perro o un ni?o imprudente. Hay farolas, hay calles asfaltadas. En las calles cercanas al centro vital-comercial se ve m¨¢s gente. Son figuras salpicadas, como si alguien las manejara desde la videoconsola en el Sim City. Hay colegios y polideportivos. Hay estaciones de metro. Hay sucursales bancarias. Tambi¨¦n oficinas de inmobiliarias, pero con actividad minimizada. A diario la gente va a ver las promociones con cuentagotas, los fines de semana s¨ª que hay afluencia, explica el comercial de una promotora (con amplia experiencia en inmobiliarias). "S¨ª existe demanda", dice. Las ¨²ltimas cifras del Ministerio de la Vivienda se?alan que la compraventa en la Comunidad de Madrid se redujo un 30,3% en 2008, aunque fue en la capital donde m¨¢s viviendas se vendieron de toda Espa?a: 26.992.
"C¨®mo parecer un millonario sin tener un mill¨®n", proclaman optimistas los carteles de la promoci¨®n de adosados en Vallecas donde trabaja el vendedor. "La primera fase (26 viviendas) ya se vendi¨®", informa. De la segunda, puesta a la venta en 2008, est¨¢ sin propietario la mitad de los 51 adosados, a 397.500 euros, con 200 metros cuadrados, tres plazas de garaje, piscina y pistas de p¨¢del... No se los quitan de las manos. Y eso que "el precio es competitivo. Hay que bajar precios para estar dentro del mercado", asegura. "Hay una psicosis de crisis. La gente est¨¢ replegada, pensando si compra dentro de un tiempo, por si acaso bajan m¨¢s los precios", comenta el vendedor. "Lo cierto es que hay un problem¨®n con la falta de concesi¨®n de cr¨¦ditos", reconoce.Para quienes puedan comprar hay ofertas. "A la due?a de mi piso le cost¨® 35 millones y ahora casas como la suya se venden por 25", dice ?lvaro, de 29 a?os, que vive de alquiler en el Ensanche de Vallecas. Tambi¨¦n los que ahora alquilan en su torre pagan menos (de 900 euros se pasa a 750). "Mi bloque tiene un tercio de ocupaci¨®n, pero es que la inmobiliaria quebr¨®". ?lvaro, que antes viv¨ªa en el centro, "con borrachos debajo de casa" los fines de semana, disfruta de la soledad de su nuevo barrio. "Tengo portero 24 horas, me da tranquilidad. Y aunque estoy lejos, tardo quince minutos en llegar al trabajo", cuenta. Le "mola" tener metro cerca (Valdecarros), pero le molesta que el prometido vergel dise?ado por Toyo Ito y que tendr¨ªa que "naturalizar" el horizonte de descampados sea todav¨ªa un amago de parque.
Ni las autoridades municipales ni las constructoras dan datos exactos sobre el n¨²mero de viviendas vac¨ªas. Y luego hay otra consideraci¨®n: viviendas ya vendidas, escrituradas y registradas, pero no habitadas. Porque en pleno boom del ladrillo fueron compradas como inversi¨®n o negocio y ahora no se venden. Lo que est¨¢ claro es que la crisis se ceba de manera preferente en la construcci¨®n. Un informe de la Federaci¨®n Nacional de Trabajadores Aut¨®nomos hecho p¨²blico ayer se?alaba el mayor descenso en la afiliaci¨®n en este ¨¢rea: un 5,9% de ca¨ªda entre diciembre de 2008 y marzo de 2009. En Madrid, el descenso de las afiliaciones fue superior a la media nacional: 2,4% frente al 2% en los datos de toda Espa?a.
En el centro de Madrid, la desolaci¨®n no invade la atm¨®sfera. Se refleja en salpicaduras de cierres echados o escaparates sin contenido de locales cerrados. Aunque haya letreros de traspaso, negocios como peluquer¨ªas, panader¨ªas o tiendas de alimentaci¨®n no notan la crisis. "No ha bajado la clientela, pero espacian las visitas: un corte de pelo al mes en vez de cada semana... Lo que s¨ª veo por esta zona es que abren durante unos meses tiendas de ropa y objetos baratos y luego cierran", dice una peluquera de L¨®pez de Hoyos, una calle muy comercial. Jos¨¦ Mar¨ªa, propietario de una mercer¨ªa en Arg¨¹elles, tampoco ve mella en su negocio, en pie desde los a?os treinta: "Aqu¨ª vienen desde los abuelos a los nietos".
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