De los hermanos Jackson a los Culkin
En un edificio del oeste de Manhattan en la calle 60, a unas pocas manzanas de donde Broadway toca con Central Park, est¨¢ la sede de la Professional Children's School, un colegio privado dedicado a educar a j¨®venes estrellas de las artes y a prepararles para competir para entrar en prestigiosas instituciones interpretativas, musicales, de ballet... Eso s¨ª, y m¨¢s en la actuaci¨®n, punt¨²a mucho que ya sean ni?os prodigio. No todos acabar¨¢n triunfando en sus campos, pero por sus aulas se han criado cachorros como Scarlett Johansson, Sarah Michelle Gellar, Mischa Barton, Uma Thurman, Malcom-Jamal Warner (?alguien se acuerda hoy del hijo mayor de la serie de Bill Cosby?), Cristina Ricci o tres de los hermanos Culkin. Los Culkin. La sola menci¨®n de su nombre trae recuerdos de ¨ªdolos ca¨ªdos y de tufillo a explotaci¨®n infantil por parte de unos padres ansiosos de fama. Ning¨²n cr¨ªo va obligado a tan prestigiosa instituci¨®n, pero la determinaci¨®n de los progenitores tiene mucho que ver en sus carreras. Y los Culkin son un buen ejemplo. El m¨¢s famoso, Macaulay Carson Culkin, el tercero de los siete hijos, el ni?o con cara de ¨¢ngel de S¨®lo en casa. A los cuatro a?os Macaulay ya trabajaba en producciones de ballet y en anuncios, y su estrellato a los diez puso fin a las miserias de una familia que viv¨ªa en un peque?o apartamento. El sueldo del sacrist¨¢n de una iglesia cat¨®lica (con pasado en los escenarios) y de una telefonista no daba para mucho. En 1994, reci¨¦n cumplidos los 14, Culkin firm¨® un contrato por 8 millones de euros para rodar dos filmes -ninguna estrella infantil ha superado esa cifra-. A sus 15 a?os, sus padres se disputaron su custodia (nunca hab¨ªan llegado a casarse), y Macaulay logr¨® que un juez le concediera la emancipaci¨®n legal de sus progenitores. No mucho despu¨¦s comenzaron sus problemas con las drogas. Hoy, a sus 28 a?os, intenta hacer carrera en el cine y en el teatro, donde s¨ª les ha ido mejor a sus hermanos Kieran y Rory, el peque?o de la saga. Sus infancias, como las de ni?os prodigio como Jack Coogan (los padres del protagonista de El chico, de Charles Chaplin, se fundieron todo su dinero) Liza Minnelli (cuya madre, Judy Garland, ya tuvo a su vez una ni?ez complicada), Tatum O'Neal (ganadora del Oscar a los 10 a?os, en el matrimonio de sus padres reinaban las drogas y alcohol) o Drew Barrymore, han estado marcadas por luchas de egos, frustraciones y caprichos cumplidos. Para cada Jodie Foster o Elijah Wood hay un Justin Henry (el ni?o de Kramer contra Kramer) que abomina de la gran pantalla. Si el cine est¨¢ lleno de hijos que reniegan de padres desaparecidos, que resurgen en sus vidas s¨®lo cuando el ni?o ya est¨¢ ganando mucho dinero, o de divorcios entre progenitores sedientos de dinero, la industria musical no se queda a la zaga. Con ejemplos tan dolorosos como los de Britney Spears o los hermanos Jackson (seis chicos y dos chicas, La Toya y Janet). Hijos de un ex m¨²sico, Joseph Jackson, empe?ado en que sus chicos triunfaran a toda costa, sus vidas est¨¢n repletas de maltratos f¨ªsicos y psicol¨®gicos. El grupo The Jackson Five, compuesto por los cinco cr¨ªos mayores, fue a inicios de los setenta una m¨¢quina de hacer dinero. Nacidos en Gary, una de las ciudades suburbio de Chicago, llegaron a tener 40 ¨¦xitos musicales, una serie de dibujos animados y hasta su propia revista. Cuando cambiaron de discogr¨¢fica, de la Motown a la CBS (y multiplicaron sus ganancias), Jermaine, que se hab¨ªa casado con la hija del presidente de la Motown, se sali¨® de la banda y su padre los sustituy¨® por el m¨¢s peque?o, Randy, al que ten¨ªa preparado en la rec¨¢mara. Por supuesto, el m¨¢s pol¨¦mico y conocido es Michael Jackson, que ilustra perfectamente c¨®mo una infancia mal dirigida en la industria art¨ªstica marca una vida err¨¢tica. En la pasada ceremonia de los Oscar, los ni?os de Slumdog millionaire fueron los reyes de la alfombra roja. Dos de ellos, Azharuddin Mohammed Ismail y Rubina Ali, viven en la m¨¢s absoluta de las miserias. Por ello, los productores del filme han invertido su sueldo en un fondo con el que sus testaferros ir¨¢n pagando sus estudios y al que acceder¨¢n con la mayor¨ªa de edad. Una buena soluci¨®n contra padres depredadores.
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