Ni?os trabajando a la vista de todos
La demanda de menores para anuncios, series de televisi¨®n y otros espect¨¢culos se ha disparado - Los ni?os venden y cobran - Los expertos alertan de los abusos laborales y piden un mayor control
"?Qu¨¦ tal lo ha hecho? ?Qu¨¦ tal lo ha hecho?". Una madre espera con ansiedad la respuesta a la puerta del estudio del que acaba de salir su hijo. Est¨¢ rodeada de decenas de mujeres con peque?os de cuatro a siete a?os. Es un casting infantil para un anuncio. El ni?o es mono y parece extravertido y simp¨¢tico, pero, en la sala de la prueba, a solas con el director de casting y un par de ayudantes que tratan al peque?o con mucho cari?o, no ha sido capaz de articular palabra. Le dan un caramelo y sale a los pocos minutos. "Muy bien, muy bien, lo ha hecho muy bien". Responde el director a su madre. "?Qu¨¦ le voy a decir? ?Para qu¨¦?, ?para que le rega?e?, ?para que le presione m¨¢s?".
La demanda de ni?os para espect¨¢culos p¨²blicos (sobre todo anuncios y series de televisi¨®n) es cada vez mayor. B¨¢sicamente por el aumento de cadenas privadas y de canales de televisi¨®n digital. Pero lo llamativo es que tambi¨¦n la oferta se ha disparado. Hay miles de ni?os, m¨¢s del doble que hace un par de a?os, a los que sus padres llevan desde muy peque?os a estas pruebas.
El trabajo infantil en espect¨¢culos (al que dedica un apartado espec¨ªfico el art¨ªculo 6 del Estatuto de los Trabajadores) no est¨¢ debidamente vigilado. No se aplica al pie de la letra, como se deber¨ªa, esta legislaci¨®n, que lo dice bien claro: "La intervenci¨®n de los menores de 16 a?os en espect¨¢culos p¨²blicos s¨®lo se autorizar¨¢ en casos excepcionales por la autoridad laboral (...) y para actos determinados". Esa excepcionalidad no se cumple ni de lejos porque nadie la vigila. Las autorizaciones para los trabajos infantiles se suelen dar en bloque (para 70 u 80 ni?os en muchos casos) y se informa al fiscal correspondiente, que no revisa caso por caso, a no ser que haya una denuncia previa. Y tampoco se comprueba que trabajen en las condiciones adecuadas. Ni?os que se tiran cuatro horas bajo un sol infernal, dentro de una sala de espera... Las administraciones competentes (las comunidades aut¨®nomas) no vigilan en la inmensa mayor¨ªa de los casos que se cumplan los requisitos se?alados en la autorizaci¨®n. Aspectos como cu¨¢nto tiempo trabajan de verdad, si se est¨¢n dando decenas de permisos al a?o (o incluso al trimestre) para un mismo ni?o, su adecuada escolarizaci¨®n, c¨®mo les afecta psicol¨®gicamente la fama (aunque sea s¨®lo entre los ni?os de su clase) y, algo muy importante, d¨®nde va a parar el dinero que ganan. ?Es razonable que un ni?o se pase cuatro o cinco horas en una sala de espera a un casting durante un par de tardes a la semana? ?Lo es que al protagonista de una serie de televisi¨®n le recoja un coche a las ocho de la ma?ana casi a diario para llevarle al plat¨® y lo devuelva a las siete de la tarde? ?Y que act¨²e cinco horas al d¨ªa en un teatro?
"?Mira, es un ni?o!", exclamaba una mujer en la fila 12 de la carpa del Cirque du Soleil durante la representaci¨®n del espect¨¢culo Varekai en Madrid, el pasado noviembre. Era uno de los tres ni?os chinos que participan en esta obra. Los peque?os artistas venden. Siempre han vendido. Desde Marisol y Joselito. Y ganan dinero que, por ley, les pertenece a ellos. Aparte de la responsabilidad de las Administraciones tambi¨¦n est¨¢ la de los padres y representantes. Hay casos de ni?os muy vigilados y muchos otros en los que por las rendijas que deja la ley y, sobre todo, su laxa aplicaci¨®n, se cuelan los abusos laborales.
Uno de los menores m¨¢s vigilados es una cara bien conocida para el p¨²blico espa?ol: Ricardo G¨®mez. Es Carlitos Alc¨¢ntara, en la serie de televisi¨®n Cu¨¦ntame. Lo es desde hace siete a?os. Ahora tiene 15, estudia 3? de ESO en un instituto de secundaria de Villalba (Madrid) con notables y sobresalientes. Ricardo desprende un sentido de la responsabilidad que ya quisieran para s¨ª muchos adultos. "S¨¦ cu¨¢ndo tengo que estudiar y, aunque cada curso se complican m¨¢s las cosas, estudiar es coger el h¨¢bito. Si est¨¢s acostumbrado desde peque?o te parece normal", explica. "Adem¨¢s, sabes que si no apruebas puedes tener problemas y no continuar con la serie. Sabes que tienes la responsabilidad de trabajar porque has firmado un contrato y lo has decidido as¨ª, pero tambi¨¦n, como ni?o, tienes la de sacar el curso". Lo tiene clar¨ªsimo.
Los meses de rodaje va a clase, a veces, por las ma?anas, y, otras, le pasan los deberes. Su pandilla le echa una mano. Los va haciendo en una gran mesa del camerino. Rueda unos cinco meses y medio al a?o. En su caso, la madurez temprana es evidente. ?l es consciente: "Los ni?os que empiezan a trabajar maduran antes, unos se hacen responsables, pero otros caen en la irresponsabilidad".
La representante de Ricardo, Esther Gala, lleva a otros seis ni?os y a decenas de adultos. Tambi¨¦n es de la opini¨®n de que no est¨¢ bien vigilado ni por las comunidades ni por las productoras. "Me temen porque me presento all¨ª y hago un seguimiento en persona de los horarios y de todo".
Son numerosos los expertos que coinciden en dos cuestiones clave: hay que poner una edad m¨ªnima para algunas actividades y regular el control del dinero que gana el menor. "Lo importante, lo que har¨ªa una selecci¨®n natural, es el control del dinero", opina un especialista en castings infantiles. "Si los padres no pudieran tocar lo que gana el ni?o, seguir¨ªan llevando a sus hijos a esas pruebas s¨®lo los que piensan en el bien del cr¨ªo y se evitar¨ªan decenas de situaciones de presi¨®n y de abuso". En otros pa¨ªses, ese dinero debe ir a una cuenta del menor, que no pueden tocar hasta la mayor¨ªa de edad. En Espa?a s¨®lo es as¨ª si el fiscal lo decide.
Aunque es dif¨ªcil cuantificar la cantidad de menores que en toda Espa?a pide autorizaci¨®n para participar en estos espect¨¢culos, los datos del ¨²ltimo informe del Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid dan una clara idea de c¨®mo ha crecido la oferta. El texto califica de "apabullante" el incremento de la participaci¨®n de menores en espect¨¢culos p¨²blicos entre 2006 (con 2.077 ni?os implicados en la Comunidad de Madrid) y 2007 (4.036).
Arturo Canalda es el defensor del menor de esta comunidad: "Hay muchos problemas. No todas las compa?¨ªas cumplen los requisitos. La Administraci¨®n [es competencia de las comunidades] firma una autorizaci¨®n para que trabaje el menor un n¨²mero cerrado de horas de rodaje, compatibles con la actividad escolar. Pero una cosa es lo que se solicita en el permiso y otra, la realidad.
Adem¨¢s, te¨®ricamente, lo que gana el ni?o tendr¨ªa que entrar a formar parte del patrimonio del menor, seg¨²n el C¨®digo Civil, aunque ¨¦ste permite que se pueda detraer una parte razonable para el sostenimiento de las cargas familiares. Y, claro, esto es muy interpretable", advierte.
El psic¨®logo infantil Jos¨¦ Antonio Luengo explica que desde el punto de vista del desarrollo psicol¨®gico, la infancia necesita unos requisitos m¨ªnimos sobre los que construir una seguridad emocional b¨¢sica: "Tener un entorno familiar equilibrado, una salud cuidada y un entorno social en el que madurar y crecer entre sus iguales". Ese desarrollo emocional se resiente si los ni?os son desencajados de este normal itinerario. "Los efectos no se ven al d¨ªa siguiente, sino con el tiempo, pero aparecen", explica Luengo. "Les pasa tambi¨¦n a los ni?os que se dedican al deporte profesional. He visto a padres grit¨¢ndoles para que lo hagan bien", recuerda.
Estos peque?os sufren las consecuencias tambi¨¦n de mayores: "Yo me he perdido muchas cosas", "Yo cre¨ªa que iba a ser as¨ª toda mi vida". Son frases que ha escuchado Luengo a ex ni?os artistas, relata. "Hay muchos que viven con dificultades porque su infancia se desnaturaliz¨®".
La legislaci¨®n s¨ª contempla esta protecci¨®n a los menores, seg¨²n recuerda F¨¦lix Pantoja. Ha sido fiscal jefe de menores de Madrid y vocal del Consejo General del Poder Judicial encargado de temas de menores. En concreto, el art¨ªculo 3 de la Ley Org¨¢nica de Protecci¨®n civil, del honor, de la intimidad y de la propia imagen, de 1982. "Porque lo que venden es su imagen. El consentimiento lo tienen que dar los padres y las autorizaciones se tienen que notificar al fiscal, que tiene ocho d¨ªas para oponerse. Pero no se suele mirar en el 99% de los casos. Si se hiciera bien se podr¨ªan vigilar mejor los casos de abusos".
En el Cirque du Soleil, una compa?¨ªa canadiense que mueve sus espect¨¢culos por el mundo, todo es transparente. Explica sus normas Chantal Blanchard, responsable de relaciones p¨²blicas de Varekai, el espect¨¢culo que se puede ver ahora en Bilbao. "Llevamos tres menores, dos ni?os y una ni?a, de 11 y 12 a?os, aunque parecen menores. Obtenemos los permisos y nos atenemos a las normas del pa¨ªs que visitamos. Tenemos tres profesores generalistas y los ni?os nunca est¨¢n m¨¢s de 18 meses en el espect¨¢culo. Al cabo de ese tiempo vuelven a su pa¨ªs y cogemos a otros". Estos peque?os act¨²an alrededor de 20 minutos, en dos momentos diferentes, en Varekai. Son realmente buenos, dice Blanchard. ?Y cu¨¢nto entrenan al d¨ªa? "Hora y media y van a clase tres horas".
El secretario general de la Federaci¨®n de Artistas del Estado Espa?ol, Jorge Bosso, tambi¨¦n piensa que hay que hacer algo para garantizar un mayor control del trabajo de estos menores, sobre todo en el ¨¢mbito audiovisual. Bosso -que es adem¨¢s el secretario general de la Uni¨®n de Actores de Madrid-, dice que "el grado de compromiso de los padres o tutores es fundamental". "No es general, pero en algunos casos se incumple lo establecido y los padres te llegan a pedir que no les des problemas porque esa situaci¨®n les est¨¢ salvando la vida". Los actores de Madrid han logrado un convenio para el teatro seg¨²n el cual los ni?os de 4 a 16 a?os no pueden trabajar m¨¢s de cinco horas diarias, incluidos ensayos. Suele haber funci¨®n seis d¨ªas a la semana y si hay varias al d¨ªa, ellos s¨®lo hacen una. Se turnan.
Bosso cree que la principal asignatura pendiente es el ¨¢mbito audiovisual. "El gran problema son los m¨¦todos de producci¨®n, por ejemplo, en las series diarias. Ah¨ª es donde m¨¢s se abusa de los tiempos de trabajo. Hay que llegar a acuerdos con las empresas, como se ha hecho con las del teatro musical. En Espa?a nos falta un camino por recorrer", a?ade.
En el mundo taurino es distinto. No se da una sola autorizaci¨®n para torear en Espa?a a menores de 16 a?os. Algunos se van m¨¢s j¨®venes, con 13 ¨® 14, al extranjero. Fue habitual durante d¨¦cadas iniciarse en M¨¦xico (all¨ª empezaron desde Enrique Ponce a Daniel Luque o El Juli). Miguel Serrano, presidente de la Escuela de Tauromaquia de Sevilla y profesor de F¨ªsica y Qu¨ªmica en un instituto de secundaria, explica qu¨¦ puede y qu¨¦ no hacer un aprendiz de torero. "A los 12 a?os hacen toreo de sal¨®n; a los 14, clases pr¨¢cticas con a?ojos (reses de un a?o), y a los 16, torean erales (reses de m¨¢s de dos a?os y menos de tres), pero deben tener un carn¨¦ que da el Ministerio del Interior, previa autorizaci¨®n de sus padres".
Los abusos laborales de los ni?os artistas, cuando se producen, est¨¢ a la vista de todos. "Yo he trabajado en una serie en la que ni?os y beb¨¦s hac¨ªan el mismo horario que yo", reconoce un actor. "Todos somos responsables", apostilla. "Los padres de esos ni?os, desde luego, pero tambi¨¦n todos los que lo vemos".
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