Calores
No voy a andarme con rodeos: hay que prepararse para lo peor. Habr¨¢ m¨¢s paro, cambiar¨¢n al ministro de Econom¨ªa (en lugar de Solbes, tendremos a alguien que se tomar¨¢ en serio las 423.211 medidas anticrisis del Gobierno) y llegar¨¢ el buen tiempo. ?Que el veranito es bueno? Pues seg¨²n. Es bueno para ir a la playa o de excursi¨®n, o para que el aire acondicionado reviente la red el¨¦ctrica. Pero es muy malo, mal¨ªsimo, para el telespectador.
En cuanto llegan los calores, los programadores de televisi¨®n se ponen a trabajar en exclusiva para un p¨²blico muy determinado. No conozco el manual del buen programador, pero imagino que en alg¨²n lugar establece que la audiencia estival se compone de: a) el autor de la canci¨®n del verano; b) los que gozan con la canci¨®n del verano; c) los que siguen escuchando la canci¨®n del verano anterior.
Y no me tomen por agorero. Soy realista, simplemente. ?No se acuerdan ustedes de aquel veranito de 1991? Para los desmemoriados, o para los muy j¨®venes, recordar¨¦ que en 1991 se estren¨® en Telecinco el programa m¨¢s abracadabrante de todos los tiempos: Las noches de tal y tal. Ah, aquellos di¨¢logos de Jes¨²s Gil y Gil con su caballo Imperioso. Ah, aquellos michelines desbordando el jacuzzi. Ah, aquel pr¨®cer ostent¨®reo que aspiraba a ser "ministro de arreglar Espa?a".
Para que luego hablen de telebasura: aquello s¨ª eran activos t¨®xicos de verdad. Recuerden tambi¨¦n que la misma Telecinco nos hab¨ªa servido, un a?o antes, la ins¨®lita exquisitez de la primera temporada de Twin Peaks. O sea, que se not¨® la diferencia.
En este verano de la crisis negra, Telecinco har¨¢ un esfuerzo para recuperar a la juventud perdida. Emitir¨¢ una serie llamada Segunda oportunidad, muy directamente inspirada (la producci¨®n es la misma) en Al salir de clase. Tras el ¨¦xito de F¨ªsica o qu¨ªmica en Antena 3 y de Mentiras y gordas en el cine, la cadena de Berlusconi intentar¨¢ explotar de nuevo el fil¨®n de los personajes adolescentes interpretados por treinta?eros cachas.
Y esto es s¨®lo el principio. Ya ver¨¢n cuando lleguen los calores de verdad.
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