Hembras peligrosas
Director de pel¨ªculas como La m¨¢scara del fara¨®n: Belphegor, el fantasma del Louvre (2001) o Ars¨¨ne Lupin (2005), el franc¨¦s Jean-Paul Salom¨¦ parece empe?ado en adaptar la memoria del follet¨ªn cinematogr¨¢fico de Louis Feuillade a las exigencias del cine de multisalas. Una estrategia que se sit¨²a a considerable distancia de lo que en su d¨ªa hizo Georges Franju en las extraordinarias Judex (1963) y Nuits rouges (1974): si ¨¦ste intentaba recrear una po¨¦tica y desvelar las ¨ªntimas conexiones que en su d¨ªa establecieron la imaginaci¨®n popular de Feuillade y el imaginario surrealista, Salom¨¦ parece atender s¨®lo a la textura, a una din¨¢mica de superficie. Con Esp¨ªas en la sombra, el cineasta propone un ligero cambio de tercio para poner su sentido de la espectacularidad al servicio de una pel¨ªcula de g¨¦nero (b¨¦lico) de vocaci¨®n claramente exportable.
ESP?AS EN LA SOMBRA
Direcci¨®n: Jean-Paul Salom¨¦.
Int¨¦rpretes: Sophie Marceau, Marie Gillain, Julie Depardieu, D¨¦borah Fran?ois.
G¨¦nero: b¨¦lico. Francia, 2008.
Duraci¨®n: 117 minutos
Los textos informativos que abren y cierran el relato abogan por su fidelidad hist¨®rica, pero el conjunto no parece responder a otras exigencias que las que marca una buena raci¨®n de evasi¨®n desaforada sin depurar, dispuesta a liberarse de toda exigencia de verosimilitud y a no renunciar a ning¨²n golpe de efecto. En otras palabras, Esp¨ªas en la sombra se presenta en sociedad como una suerte de Flame y Citron en clave femenina, pero delata a un cineasta que quisiera haber rodado, directamente, un fumetti modelo (con perd¨®n) hembras peligrosas pero no se ha atrevido. Hay una secuencia que funciona como involuntaria declaraci¨®n de intenciones: cuando una de las hero¨ªnas decide suicidarse con una c¨¢psula de cianuro, el director no ahorra un plano cenital en el que el cuerpo desnudo de la actriz simula una enf¨¢tica crucifixi¨®n.
Salom¨¦ narra la historia de este improbable comando especial en cuyas filas conviven prostitutas, cabareteras, expertas en explosivos y vengadoras natas sin obedecer a otra l¨®gica que la del movimiento perpetuo: es dif¨ªcil aburrirse con una pel¨ªcula as¨ª, pero es pr¨¢cticamente imposible cre¨¦rsela o rendirse a ella. Queda la duda de si la intensa Sophie Marceau se ha cre¨ªdo su personaje.
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