Arquitectura higienista
Josefa lleva "sesenta y pico a?os" de sus 80 de vida en Recimil. Lleg¨® de muy peque?a, de la mano de su padres y hered¨® el piso alquilado en el que hoy vive junto a su marido, Alfonso, de 78. Hace unos d¨ªas se les desplom¨® parte del techo del ba?o mientras ¨¦l se afeitaba. El ayuntamiento se lo receb¨®. Lamentan que entre el barrio que recuerdan y en el que ahora vive hay demasiadas diferencias. "Era un barrio trabajador en el que hoy meten a cualquiera" explica Alfonso, "ya no vale para nada". Se queja de que las casas no tienen "ni trastero ni ascensor" y cree que el ayuntamiento debi¨® venderlas hace a?os.
Las Casas Baratas se levantaron en la posguerra para albergar a las familias de los centenares de trabajadores que se emplearon en los astilleros de la r¨ªa. Mil viviendas cuadriculadas y sobrias, ordenadas en bloques uniformes de tres alturas. El barrio se edific¨® como un b¨²nker, encerrado en s¨ª mismo, y siguiendo las normas de la arquitectura racional e higienista que se populariz¨® en Europa a mediados del siglo pasado. Orientadas al nord¨¦s, las calles se trazaron anchas para que el viento ayudase a disipar epidemias, explica Jes¨²s Caselas desde la entidad vecinal.
Lejos de la buena vecindad de aquellos a?os, los inquilinos m¨¢s antiguos se quejan amargamente del "desastre" en el que se ha convertido un barrio plagado de "sombras" que relacionan con hurtos, robos y drogas.
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