El torbellino, el aprendiz de actor y el "machote"
Situada por Valle-Incl¨¢n en el apartado de "comedias macabras", e incluida en la serie de piezas que integran El retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte, 'La cabeza del Bautista' pertenece al grupo de obras ambientadas por el poeta y dramaturgo en su Galicia natal. All¨ª, en un pueblo peque?o vive un viejo indiano, Don Igi, que regenta el bar de billares y vive amancebado con Pepona. Al lugar llega un misterioso jinete extranjero, Alberto Saco, el J¨¢ndalo, con el prop¨®sito de extorsionarle. El avaro Don Igi, que esconde un oscuro secreto tra¨ªdo de Am¨¦rica, junto a la Pepona planean matarle. Ella ser¨¢ el carnal anzuelo para un perverso final.
El t¨ªtulo y los versos finales de la Pepona al cad¨¢ver del J¨¢ndalo -?Flor de mozo! / ?Roja estoy de tu sangre! / ? B¨¦same otra vez, boca de piedra! / ?Flor de mozo!- son las aparentes similitudes entre los textos de Wilde y Valle. Ni asomo de plagio de la Salom¨¦. Al contrario, el gallego reelabor¨® la idea dando como resultado un Valle-Incl¨¢n ciento por ciento. El texto ha pasado, pr¨¢cticamente intacto, a convertirse en libreto de ¨®pera, adaptado por el director de escena Carlos Wagner, quien ha integrado canciones y tonadas populares esbozadas en el original, personajes y situaciones de la obra El embrujado y ha introducido el poema La rosa de llamas.
Es ¨¦ste un Valle-Incl¨¢n que ha hecho las delicias del tr¨ªo de cantantes protagonistas. "?El papel de la Pepona es incre¨ªble! Como todos esos personajes extremos de Valle. ?Estoy haciendo teatro cantado!", exclama con entusiasmo la soprano ?ngeles Blancas, aut¨¦ntico torbellino sobre el escenario. "Nos tiene magnetizados a todos. Es una mujer con un ¨ªmpetu que asusta. ?Y es un pedazo de actriz!", dice de la soprano el tenor Jos¨¦ Manuel Zapata, Don Igi en la ¨®pera. "Su personaje es tremendo, una gran manipuladora. Pero nosotros, encantados de que nos manipule", bromea Zapata, tenor belcantista que asegura haber hallado por primera vez en su carrera un personaje de gran calado dram¨¢tico.
"Don Igi es un hombre atormentado, dif¨ªcil, un personaje que para un tenor belcantista como yo, con un largo repertorio de personajes ?o?os, no resulta f¨¢cil de interpretar. Me ha costado convertirme en actor, meterme en su piel para poder cantarlo desde las tripas. Carlos Wagner, el director de escena, me ha ayudado mucho. Ha sacado lo mejor de m¨ª como actor con un gran resultado. ?A veces hasta se me olvida que soy yo!", bromea el tenor. Y afirma: "Aprovechar¨¦ esta experiencia para dotar de mayor personalidad a los personajes de mis pr¨®ximas ¨®peras cuyo dibujo psicol¨®gico lo permita".
No tiene el bar¨ªtono alem¨¢n de origen espa?ol Alejandro Marco-Buhrmester problemas para interpretar este tipo de personajes. Su repertorio se mueve entre Wagner y Verdi, y acostumbrado a convertirse sobre la escena en alguna de las perversas criaturas verdianas para bar¨ªtono hasta encuentra "simp¨¢tico" a su J¨¢ndalo, a quien tilda de "machote". ?l destaca la gran carga sexual que late en la obra y la dificultad de comprender el texto. "El de Valle es un castellano un poco raro, antiguo. Un amigo me ha tenido que traducir la obra al alem¨¢n".
Zapata tambi¨¦n tuvo al principio problemas para comprender algunas palabras de la obra. "Me sonaban a chino", bromea. Ni ¨¦l ni Marco-Buhrmester conoc¨ªan qui¨¦n era Valle-Incl¨¢n. S¨ª lo conoc¨ªa ?ngeles Blancas. "Lo estudi¨¦ mucho en el colegio. Me gustaba, porque se sale de la norma", confiesa. Los tres subrayan la enorme ventaja que supone poder tener al compositor al alcance cuando, como es el caso, la ¨®pera es una nueva creaci¨®n.
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