Contra los vampiros
La portada no se llevar¨¢ ning¨²n premio de dise?o, pero lo que le falta en adornos le sobra en contundencia. Las 180 p¨¢ginas de Xavier Roig se dedican a la dictadura de la incompetencia (p¨²blica) y al creciente poder de los empleados p¨²blicos. Pese a la espartana presentaci¨®n y su nula publicidad, es un superventas en Catalu?a.
Despu¨¦s de una vida laboral compitiendo en la empresa privada, Xavier Roig se ha desahogado con este libro en contra del subvencionismo imperante y de las omnipresentes comisiones y observatorios de la Administraci¨®n, que van chupando la vida profesional y personal hasta llegar a un punto en el que los ciudadanos se convierten en drogodependientes de la tutela p¨²blica. La culpa de todo no la tiene el funcionario de la ventanilla (que tambi¨¦n), sino el que se encuentra en la c¨²spide, es decir, el pol¨ªtico y, m¨¢s concretamente, el parlamentario, que hace las leyes a su medida para protegerse. Muestra que s¨®lo el 28% de los parlamentarios espa?oles provienen del sector privado; y s¨®lo el 32% en el catal¨¢n. Es decir, que cuando los echen regresar¨¢n tan ricamente a sus puestos de funcionarios. No corren riesgos, no compiten por el pan de cada d¨ªa como el resto de los mortales. Adem¨¢s, al ser mayor¨ªa en el Parlamento, legislan para perpetuar el corralito p¨²blico al que pertenecen, ya sea judicial, sanitario o educativo. "Defienden sus intereses corporativos y sus privilegios de clase, y no los intereses de los que les han votado", dice Roig. "Cuando el principal colectivo de un Parlamento es el colectivo menos acostumbrado al riesgo, gente que no ha tenido que competir nunca con nadie, que no vive como la gente que les mantiene, nos encontramos con una sociedad desvalorizada y sin armas para luchar ante los grandes desaf¨ªos que hemos de hacer frente".
La dictadura de la incompetencia
Xavier Roig (en catal¨¢n)
La Campana. Barcelona, 2009
181 p¨¢ginas. 14 euros
Xavier Roig ahonda en la herida: si en el parlamento espa?ol, dice, los pol¨ªticos provenientes de la funci¨®n p¨²blica son de alto rango (ingenieros o abogados del Estado), en el caso catal¨¢n son "gente que trabaja en cuestiones sociales, culturales y solidarias, que se han dedicado a estudiar c¨®mo se han de integrar los colectivos que seg¨²n ellos quedan excluidos de la sociedad, a denunciar discriminaciones, hay de todas las medidas y de todos los colores". Porque, para Roig, la actual divisi¨®n de los partidos pol¨ªticos no es ideol¨®gica (derechas e izquierdas), sino profesional (funci¨®n p¨²blica o empresa privada). Roig arrasa con la pol¨ªtica cultural, plagada de subvenciones; con el sistema educativo p¨²blico, que no distingue entre colegio bueno y colegio malo, o con el sistema sanitario (el 40% del presupuesto se pierde en las oficinas). "?D¨®nde est¨¢ escrito que una instituci¨®n p¨²blica no ha de ser competitiva?", se pregunta. Otras cuestiones no menos misteriosas: ?por qu¨¦ en Australia se tarda en dar de alta una empresa dos d¨ªas y en Espa?a 47? Respuesta: porque no hay competencia, y donde no la hay reina la incompetencia. Para acabar con esta gangrena, propone que los parlamentarios se hagan lo mismo que las cortes franquistas: el harakiri. Y que el sistema electoral se base en listas abiertas, para que el pol¨ªtico dependa de los votos de los ciudadanos y no de las intrigas de su partido. El libro, aunque centrado en Catalu?a, probablemente se podr¨ªa escribir de cada una de las autonom¨ªas del Estado, porque el poder de un pol¨ªtico no est¨¢ en su sueldo, ni siquiera en el tama?o de su coche, sino en el n¨²mero de puestos de trabajo que dependen de ¨¦l. -
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