Un ritual expiatorio
Cambiar el Gobierno un a?o despu¨¦s de haberlo formado es el reconocimiento de que las cosas no van bien. La causa de la remodelaci¨®n es la crisis econ¨®mica. El propio presidente lo ha dicho. Se reorganiza el ¨¢rea econ¨®mica y social, pero se mantienen los ministros m¨¢s pol¨ªticos, como Fern¨¢ndez de la Vega y Rubalcaba. Estamos, por tanto, ante un rito de expiaci¨®n de los pecados del presidente. Que se resumen en uno: no interpretar la crisis correctamente. Se empe?¨® en negar la gravedad de la situaci¨®n econ¨®mica, con lo cual se puso a combatirla con un sensible retraso. Es un s¨ªndrome que se contrae en los escenarios del poder. Un cierto alejamiento de la realidad que induce a creer que las cosas no son lo que son, sino lo que el poderoso dice que son. A algunos de los principales banqueros del mundo les ocurri¨® algo parecido hasta que la bancarrota les sac¨® de su ensue?o. Todo ritual expiatorio exige un acto sacrificial. Zapatero lo ha tenido f¨¢cil. El ministro Solbes llevaba semanas ofreci¨¦ndose como v¨ªctima propiciatoria. Zapatero le debe mucho a Solbes. Fue Solbes, con su prestaci¨®n ante Pizarro, el que dio credibilidad al optimismo electoral de Zapatero. Ahora es Solbes el que asume, con la elegancia de la mejor tradici¨®n esc¨¦ptica, el papel de chivo expiatorio: "Me voy razonablemente satisfecho".
Estamos, por tanto, ante una crisis de Gobierno en clave econ¨®mica. Y ah¨ª aparecen dos nombres: Elena Salgado y Manuel Chaves. Sorprende que el presidente se incline por una gestora discreta -la discreci¨®n es atributo de la eficacia- antes que por una personalidad reconocida del mundo de la econom¨ªa. Y s¨®lo se me ocurre una explicaci¨®n: Zapatero quiere hacer con la econom¨ªa lo que ya lleva haciendo con la pol¨ªtica exterior: asumir el primer plano y reducir a los ministros correspondientes a la funci¨®n de secretarios del presidente. Esta omnipotencia de Zapatero da miedo. ?Qui¨¦n le har¨¢ bajar de sus fantas¨ªas?
Pero lo m¨¢s relevante es el retorno de Chaves. Es obvio que reunir en un Gobierno a las tres personas que forman la c¨²spide del PSOE -Zapatero, Chaves, Blanco- es una se?al de que el p¨¢nico hab¨ªa cundido en el partido. En tiempos de turbulencias, en que hay que salvar el patrimonio electoral, todo el poder a la familia. Tambi¨¦n es obvia la necesidad de encontrar una salida a Chaves para preparar la renovaci¨®n en Andaluc¨ªa que parec¨ªa aconsejable para poder seguir en el poder. Era necesario un relevo para quitarle a la oposici¨®n el monopolio del discurso del cambio. Pero lo importante es que Zapatero considera necesario, para afrontar la crisis con garant¨ªas, elevar el ministerio encargado de las relaciones auton¨®micas al rango de vicepresidencia y ponerlo en manos de una de las personalidades con mayor prestigio del PSOE, que es adem¨¢s el l¨ªder de los socialistas andaluces que, dentro del partido, ha jugado tradicionalmente de contrapeso a las aspiraciones de los socialistas vascos y catalanes. Esta decisi¨®n de Zapatero coincide con un momento en que la derecha econ¨®mica, la derecha pol¨ªtica, algunas voces de la izquierda y un buen n¨²mero de intelectuales de todos los colores vienen reclamando que PP y PSOE se pongan de acuerdo para imponer una restauraci¨®n unitarista al Estado de las autonom¨ªas. Desde los ¨²ltimos a?os de Aznar planea sobre la escena pol¨ªtica el discurso del cierre del Estado auton¨®mico: marcar un l¨ªmite a la transferencia de poder pol¨ªtico y de recursos econ¨®micos desde el Gobierno central a las autonom¨ªas. Y definir para siempre el espacio de lo simb¨®lico. El discurso de la Espa?a plural, con el que lleg¨® Zapatero, parec¨ªa ser una respuesta a estas pretensiones, en clave federal. Pero la Espa?a plural desfalleci¨® al chocar con los primeros obst¨¢culos. Ahora hay voces que aprovechan la crisis econ¨®mica para cargar contra el Estado de las autonom¨ªas, con la ruptura de la unidad de mercado y la proliferaci¨®n legislativa como causas de que la crisis espa?ola sea m¨¢s profunda que en los pa¨ªses del entorno, obviando, por supuesto, el extraordinario crecimiento que ha tenido este pa¨ªs, gracias tambi¨¦n a las autonom¨ªas.
?Hay relaci¨®n entre esta oleada ideol¨®gica restauracionista y el nombramiento de Chaves? Es la principal inc¨®gnita pol¨ªtica de este Gobierno. ?A qu¨¦ ha venido Chaves? ?A tutelar y apoyar a L¨®pez en su arriesgada apuesta en el Pa¨ªs Vasco? ?A tensar las riendas del Estado de las autonom¨ªas y liquidar definitivamente el se?uelo de la Espa?a plural? ?O, al contrario, a legitimar con su autoridad dentro del partido una financiaci¨®n aceptable para Catalu?a, que salve a Zapatero del riesgo de perder votos en un territorio decisivo? -
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