"Me llamo Jalloh y estoy preso"
Un hombre de Sierra Leona, encarcelado en Navalcarnero, representa a su instituto en la Olimpiada de la Econom¨ªa de la Universidad Aut¨®noma y escribe relatos juveniles y de misterio
M¨¢s que ning¨²n otro libro, a Jalloh Boboh Mohamed le gusta La isla del tesoro, de Stevenson. Relee un trozo casi todos los d¨ªas. Le gusta por sus personajes, porque est¨¢ bien narrada, porque est¨¢ narrada en primera persona. En primera persona puede narrar tambi¨¦n su vida, la peripecia que le llev¨® de la ruina a la esperanza, de Sierra Leona a la c¨¢rcel de Navalcarnero (Madrid), donde est¨¢ preso por trapichear con droga. En primera persona, Jalloh -esbelto, tan alto que desconcierta al fot¨®grafo, incapaz de sacarle una mirada sin sombras, manos peque?as, delicadas, que agarran con suavidad el bol¨ªgrafo para trazar letras grandes, adornadas, palabras hermosas- la narra ante una grabadora:
"Me llamo Jalloh Boboh Mohamed y soy de Sierra Leona. Nac¨ª en 1979 en la capital, Freetown, ciudad libre, qu¨¦ iron¨ªa. Yo siempre he sido un buen estudiante. Hice los siete cursos de primaria en s¨®lo cinco a?os. Iba a colegios de misioneros protestantes, las mejores escuelas de Freetown, pero s¨®lo pude hacer dos a?os de secundaria, hasta que empez¨® el conflicto. Nuestra riqueza, nuestros diamantes, nos ha tra¨ªdo los problemas. Tuve que dejar la escuela en 1993, con 13 a?os. Me llevaron a trabajar con las Fuerzas Armadas, donde estuve como traductor de los mercenarios, de los soldados guineanos que trabajaban en Sierra Leona, porque hablaba el idioma de Guinea Conakry, y tambi¨¦n franc¨¦s. En 1999, cuando los rebeldes entraron en la capital, hu¨ª.
Llegu¨¦ a Espa?a de poliz¨®n en un barco. Desembarqu¨¦ en Las Palmas y solicit¨¦ asilo pol¨ªtico. Me dieron documentaci¨®n y trabaj¨¦ en la construcci¨®n y en tapicer¨ªa. Cuando no me renovaron el permiso, podr¨ªa haber seguido trabajando sin papeles, pero yo mismo lo busqu¨¦, me junt¨¦ con gente que estaba en la mala vida. Eleg¨ª yo el camino. Empec¨¦ a delinquir.
Apenas sab¨ªa espa?ol. Viv¨ª con una chica de Canarias y tengo una hija de siete a?os, pero ella tambi¨¦n hablaba un poco ingl¨¦s y no me preocupaba aprender espa?ol. Cuando ingres¨¦ en prisi¨®n, hace cinco a?os, estaba estudiando para perfeccionar el ingl¨¦s, pero un d¨ªa me mandaron un papel del juzgado y no entend¨ªa nada. Acab¨¦ en la cabina con un funcionario. Me escuch¨® cinco minutos y me dijo que no me hab¨ªa entendido nada. ?Y yo cre¨ªa que hablaba algo espa?ol! 'Llama a otro paisano', me dijo. Yo estaba convencido de que ese paisano no hablaba mejor que yo, pero a ¨¦l le entendi¨®. Eso me hizo pensar: estoy en Espa?a y me tengo que concentrar en el espa?ol, olv¨ªdate del ingl¨¦s. Y me matricul¨¦ para terminar la ESO y ya estoy en segundo de bachillerato. Saco buenas notas. Este centro est¨¢ muy bien para estudiar, hay muy buen ambiente. La Lengua es la asignatura que m¨¢s me cuesta, pero tambi¨¦n la que m¨¢s me gusta.
La vida en prisi¨®n es muy aburrida y, como no me gusta ni jugar al f¨²tbol ni ver la tele, me paso el d¨ªa leyendo, estoy enganchado. No puedo estar sin libros. Antes a las cinco de la ma?ana me despertaba y empezaba a leer. Pero se me rompi¨® el flexo, y para no molestar al compa?ero, escucho la radio hasta que ¨¦l se va al patio. Desayuno y me voy enseguida a la mesa, a leer o escribir. Escribo mejor que hablo. Hablo fatal, pero escribo muy bien, aunque a¨²n tengo problemas con los verbos, que en espa?ol hay muchos tiempos, personas y modos. Escribo relatos de misterio y enigmas, a lo Allan Poe. Estoy escribiendo uno por entregas. Ya llevo 800 p¨¢ginas. Es una historia juvenil: las aventuras de un rat¨®n. Es muy bueno. Estudiar me aburre mucho, pero leer, no. Desde hace cuatro a?os ya no leo en ingl¨¦s y, no s¨¦ por qu¨¦, me gusta m¨¢s leer en espa?ol, parece que entiendo m¨¢s.
S¨®lo he salido del centro para representar al instituto de Navalcarnero en la Olimpiada de Econom¨ªa de la Universidad Aut¨®noma. No me sorprendi¨® en absoluto que me eligieran, y no porque me crea m¨¢s listo que nadie. Creo, s¨ª, que me esfuerzo m¨¢s. No creo en la inteligencia, creo en la voluntad. No me sali¨® bien la prueba, y eso que era muy f¨¢cil. Ten¨ªa otras cosas en la cabeza, cosas m¨¢s preocupantes. Tres d¨ªas antes tuve una comunicaci¨®n con el juez de Vigilancia Penitencaria, que me dijo que ten¨ªa otra condena por otra causa. Estoy pagando en total nueve a?os y nueve meses, pero ya llevo m¨¢s de la mitad. Yo pensaba que iba a salir antes, y esa comunicaci¨®n me dej¨® mal. As¨ª que en el examen estaba en otra parte, nervioso, sintiendo c¨®mo la gente me miraba. Yo miraba el papel en blanco, emocionado tambi¨¦n por poder estar fuera de la c¨¢rcel. Rellen¨¦ dos o tres respuestas. Despu¨¦s la profesora de Econom¨ªa me llev¨® a comer a un restaurante.
No s¨¦ si aprovechando lo que me queda de sentencia me matricular¨¦ en la Universidad. En la calle no habr¨ªa tenido esta oportunidad y tampoco ten¨ªa esta mentalidad. Sue?o tambi¨¦n con hacerme economista y volver a Freetown a ayudar a mi pa¨ªs. Se puede cambiar, s¨ª, pero no s¨¦, no soy pol¨ªtico... La mayor¨ªa de los que est¨¢n ah¨ª son gente formada en Europa, en pa¨ªses ricos, que cuando vuelven se contagian, se hacen corruptos como los dem¨¢s. Son ladrones. Pero la gente necesita educaci¨®n. Como no est¨¢n formados, como no saben nada, no ven la realidad, les enga?an como quieren. Hay gente en ?frica que cree que los problemas de ?frica llegan de los pa¨ªses colonizadores, cuando son los propios africanos los que manipulan a la gente.
Mi madre es comerciante, tiene una tienda de 24 horas, pero no tengo ninguna comunicaci¨®n con ella, porque s¨¦ que si la llamo se va a poner furiosa; ni con mis hermanos, que han salido tambi¨¦n todos de Sierra Leona. No s¨¦ d¨®nde est¨¢n. Doy gracias a Dios por estar aqu¨ª, donde he cambiado mi mentalidad. En Sierra Leona y en Las Palmas pensaba que se puede conseguir cualquier cosa de cualquier manera, no importa c¨®mo, con violencia. Ahora me he dado cuenta de que salir de un pa¨ªs con problemas y llegar a Espa?a es una gran oportunidad. La gente muere por venir aqu¨ª y los que sobreviven no lo valoran... Eso me afecta mucho. No saber aprovechar esto... Me enfurece".
![A Jalloh Boboh Mohamed le gusta <i>La isla del tesoro,</i> de Stevenson. Con un simple bol¨ªgrafo y unos folios cuadriculados tiene escritas cientos de p¨¢ginas.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/NBESZW66GTHSF4TJMYAGWX6AOI.jpg?auth=ac3ee09c85870eb11333207e3891a906d34ac5410ace80fd29ad469b255aae35&width=414)
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