"Ning¨²n cargo pol¨ªtico me dar¨ªa el poder que me da la tele"
Llega a lomos de la Honda Scoopy con la que sortea los atascos y la escasez de aparcamiento end¨¦micos de Madrid. Ha elegido el Flash Flash, un restaurante ultramoderno, hermano de su hom¨®nimo en Barcelona, que acaba de abrir en el centro de la ciudad. Sube la moto a la acera, se quita el casco y aparece una mujer de 58 a?os de rostro arado de arrugas y aire adolescente a la vez. Se la ve fuerte. Fibrosa. Favorecida. Viene de negro integral, a tono con los enormes retratos de Karin Leiz, la esposa del gran publicista catal¨¢n Leopoldo Pom¨¦s, que decoran el local y van a servir de fondo para las fotos. Todos son amigos de toda la vida. "Si puedo ayudar a alguien con mi imagen, no lo dudo", admite, "se trata de socializar la fama". Despu¨¦s de tres d¨¦cadas delante de las c¨¢maras, Mercedes Mil¨¢ se las sabe todas. No da puntada sin hilo. La entrevistadora estrella de los a?os ochenta y noventa lleva diez como mascar¨®n de proa de Gran Hermano, el paradigma de programa de telerrealidad denostado por unos y adorado por otros. Ahora vuelve a la parrilla con La tribu (Telecinco), un espacio nocturno en el que comparte protagonismo con Javier Sard¨¢, Boris Izaguirre y Carlos Latre. En persona, Mil¨¢ no defrauda. Entra al trapo. Exhibe una curiosa actitud entre la arrogancia y la vulnerabilidad. Recoge y devuelve las cr¨ªticas. Polemiza con las piedras. Domina el terreno. Es una profesional.
"Digo a mis jefes que me frenen. no tengo mucho sentido del rid¨ªculo"
"Los periodistas escritos os cre¨¦is de una clase superior a los de la tele"
"Un plat¨® de televisi¨®n es mi vida en estado puro, donde estoy m¨¢s feliz"
Son m¨ªticas sus entrevistas en televisi¨®n. Los entrevistados se le entregaban. ?Qu¨¦ hay que tener para lograrlo?
Curiosidad. Si yo no entiendo al personaje, c¨®mo lo van a entender los dem¨¢s. Tengo que preguntar hasta conseguirlo, probar por todos los medios. Siempre con much¨ªsimo respeto. Y el respeto se lo demuestras habi¨¦ndote estudiado lo que ha hecho para provocarte inter¨¦s. No le puedes hacer a ¨¦l tu trabajo. Muchos periodistas preguntan: "?C¨®mo empezaste?". Fatal. La persona tiene que sentir que est¨¢s interesado, que te has molestado por ella, y se abre como una granada, que es de lo que se trata.
Si quiere.
Bueno, el fracaso tambi¨¦n existe. Hay personas imposibles. Yo comparo las entrevistas a los toros. Un buen torero hace bueno un mal toro, y un mal torero destroza uno bueno. Puedes cargarte a un entrevistado, agobiarle. O puedes darle aire, dejarle que se explaye. Lo que pasa es que en la tele tienes 15 minutos y a veces le tienes que meter los dedos en la boca porque si no se te va vivo.
Los profesionales de su generaci¨®n se inventaron el periodismo en la tele. No hab¨ªa modelo.
Acab¨¦ en televisi¨®n quiz¨¢ porque nunca supe escribir, o porque el primer d¨ªa que trabaj¨¦ en un plat¨® sent¨ª algo muy fuerte, un enamoramiento con la c¨¢mara. En vez de darme miedo, me dio seguridad. Cuando vi el piloto rojo, supe que era mi aliado. Estoy en esto por accidente. Quer¨ªa estudiar pol¨ªticas, pero en Barcelona no hab¨ªa facultad y empec¨¦ periodismo porque se parec¨ªa.
?En qu¨¦?
Los periodistas y los pol¨ªticos somos dos reba?os muy cercanos.
Pero en distintos corrales.
No, entonces no. En esa ¨¦poca ¨¦ramos amigos, aliados. Nos utiliz¨¢bamos mutuamente, unos no ten¨ªamos sentido sin los otros.
?Qu¨¦ entrevistas recuerda de aquellos tiempos?
Lo m¨¢s fuerte fue la llegada de los exiliados tras la muerte de Franco. Gente que volv¨ªa a Espa?a en un goteo permanente. Fue una maravilla. Trabajaba en la radio, y ten¨ªa la oportunidad de entrevistar a personas extraordinarias con historias extraordinarias. Lo hac¨ªas con un respeto brutal, con la sensaci¨®n de abrir un armario donde hab¨ªa muchas cosas que contar, nuevas completamente, porque aqu¨ª no les hab¨ªamos podido o¨ªr. Despu¨¦s, en televisi¨®n, hubo tambi¨¦n mucha emoci¨®n. Recuerdo cuando entrevist¨¦ a Jordi Petit, el primer hombre que dijo en la tele que era homosexual. Podr¨ªa contarte millones de cosas nuevas que hac¨ªamos cada d¨ªa.
?Ten¨ªa la sensaci¨®n de hacer algo 'hist¨®rico'?
No, Dios me libre. Me parecer¨ªa una pedanter¨ªa horrorosa, que es de lo que hay que huir siempre. Lo que me emocionaba era que ese hombre tuviera la oportunidad de decir eso en la tele y que fuera yo, que estaba ah¨ª por pura suerte y casualidad, la que preguntaba.
Def¨ªname qu¨¦ es un 'momentazo' en televisi¨®n.
Algo inesperado, que atrae la atenci¨®n de mucha gente y que se mantiene en el recuerdo.
?No se preparan?
No, se pueden calentar, pero no provocar. Momentazo es Tejero en el Parlamento, ¨¦se es el gran momentazo. O Su¨¢rez diciendo me voy. Momentazo es que un torero (Jesul¨ªn) se baje los pantalones y te ense?e las heridas.
?Momentazo es que Cela le diga que absorbe litro y medio de agua por v¨ªa anal?
Bueno, eso fue inolvidable para siempre jam¨¢s, y c¨®mo lo iba a sospechar yo. Recuerdo el ataque de risa que me dio en directo. Tambi¨¦n hubo llanto. Miguel Bos¨¦ vino al programa Queremos saber cuando se dec¨ªa que se estaba muriendo de sida y apareci¨® perfecto. Se emocion¨® y se ech¨® a llorar. Son momentos extraordinarios. Puedes sembrar la confianza, el ambiente, pero no decir: ahora voy a lograr el momentazo, como un torero no sabe jam¨¢s cu¨¢ndo va a romper la plaza.
A usted, una c¨¢mara le pone como una moto. Se le nota.
A m¨ª, un plat¨® de televisi¨®n no es que me ponga, es que es mi vida en estado puro, es donde yo estoy m¨¢s feliz. S¨ª, las c¨¢maras me gustan, no me asustan, las tengo de mi parte.
Dice que no sabe escribir. He visitado su 'blog' y no lo hace tan mal.
?sa es la gran novedad de mi vida. Escribir en papel me sigue dando verg¨¹enza, mientras que Internet me da confort. Pens¨¦ que lo del blog iba a ser un desastre, pero lo que para m¨ª era un sue?o: poder transmitir por escrito sentimientos y observaciones, me est¨¢ pasando. Escribir es muy complicado. Es para m¨ª lo m¨¢s grande que puede hacer un ser humano, mucho m¨¢s que pintar, que componer m¨²sica. La literatura es lo m¨¢ximo. Le tengo un respeto reverencial a la escritura.
Sin embargo, no tiene pelos en la lengua. Son legendarios sus 'calentones' de boca en directo.
Tengo un poco de peligro que he ido domando con los a?os. Era m¨¢s precipitada antes. Sigo si¨¦ndolo, pero si consigo controlarlo, me siento mejor, porque los calentones no son buenos, lo he comprobado. Ya tengo a?os y he conseguido aprender algunas cosas, porque creo que uno consigue cambiarse. Ahora espero un poco a opinar, antes no; creo que he encontrado la gama de los grises cuando he sido siempre de blanco y negro. A veces, en una entrevista en televisi¨®n no te queda otro remedio que reaccionar en el momento, pero he aprendido a no hacer da?o.
Hay que estar en alerta permanente.
Con la sensibilidad a flor de piel y sin miedo a entrar en terreno pantanoso: entras, y si te ara?as, para eso te pagan.
?Y el miedo al rid¨ªculo?
Tambi¨¦n cuenta, pero yo... Mi marido, Jos¨¦ S¨¢mano, dec¨ªa que no tengo verg¨¹enza. ?l me ense?¨® much¨ªsimas cosas de televisi¨®n, jam¨¢s se lo podr¨¦ agradecer, porque yo era un animal en bruto. No sab¨ªa lo que era el espect¨¢culo, y en la televisi¨®n tienes que conocer esa forma de trabajar, porque es espect¨¢culo. Jos¨¦ estuvo en los a?os m¨¢s importantes de mi vida.
Eran como un t¨¢ndem. S¨¢mano tras la c¨¢mara y Mil¨¢ delante.
Hasta que nos separamos y yo empec¨¦ un mundo totalmente distinto, que gracias a Dios me ha ido bien, porque podr¨ªa haber sido lo contrario. ?l era m¨¢s mesurado, y aprend¨ª a darle vueltas a las cosas hasta estar preparada para hablarlas. Pero eso no quita para que yo tenga ese pronto de soltarle a alguien: ?Por qu¨¦ miente?". De peque?a era hipert¨ªmida, pero ahora no tengo muchas verg¨¹enzas.
?Los a?os le han desinhibido?
Eso que llaman profesionalidad, los a?os, el oficio, te va dando bagaje para decir: cuidadito, que esto lo est¨¢ viendo mucha gente que puede no pensar como t¨². Pero sentido del rid¨ªculo no tengo mucho, confieso, y eso no es bueno. A mis jefes les digo: frenadme porque no me doy cuenta y entro en terrenos que luego es dif¨ªcil salir. Yo obedezco a la persona que respeto. Soy buena subordinada.
?No le atrae la responsabilidad, el poder?
Nada. Es que cuando sales por la tele y recibes tanto de la gente, no necesitas nada m¨¢s, lo que quieres es repartir, porque la fama es de una potencia que da hasta miedo. Ning¨²n cargo pol¨ªtico me dar¨ªa m¨¢s sensaci¨®n de poder, de control, de influencia, que la que tengo haciendo televisi¨®n hace 30 a?os.
?C¨®mo anda de ego?
Pues mira, lo tengo rellenito hasta arriba. Mi autoestima es enorme, incluso excesiva. No necesito m¨¢s reconocimiento, ni ego, ni nada.
Ni psic¨®logos ni psiquiatras.
No, yo s¨®lo he necesitado al psiquiatra cuando he sentido el dolor m¨¢s profundo en unas circunstancias de desamor. Eso s¨ª que son palabras mayores, ah¨ª s¨ª.
Esto s¨ª que es un momentazo.
S¨ª, ah¨ª tuve que pedir ayuda. Cuando lo super¨¦, me gust¨® compartirlo con los dem¨¢s, porque me parece que la gente como yo tenemos la obligaci¨®n en alg¨²n momento de decir: no os cre¨¢is que no sabemos de lo que hablamos. Tambi¨¦n sufrimos. De eso sali¨® un programa con Olga Viza, Dolores del alma, en Radio Nacional. He aprendido a vivir sola, que se puede salir de un agujero negro. Que hay pastillas que pueden ayudar en un momento de la vida y que hay que pedir ayuda. Aprendes lo que son los l¨ªmites, y eso es bueno.
Cuando ha tenido 'subidones' tambi¨¦n los ha compartido. La historia de su novio joven es de dominio p¨²blico.
S¨ª, exacto. C¨®mo fue aquella historia, por Dios, qu¨¦ poco me pod¨ªa imaginar cuando me separ¨¦ de Jos¨¦ que me iba a ocurrir lo que me ocurri¨®. Pero es que la vida es fant¨¢stica, siempre est¨¢ por delante, siempre te sorprende. Hay que esperar lo mejor, y a veces sucede.
?Ha seguido la historia de Jade Goody, la concursante del 'Gran Hermano' brit¨¢nico que vendi¨® a los medios la exclusiva de su enfermedad y muerte por c¨¢ncer?
S¨ª, y me interesa mucho. Me extra?¨® el titular: Concursante de GH con c¨¢ncer lo expone en televisi¨®n. Pero fui m¨¢s adentro y me encontr¨¦ con una historia brutal de alguien de un nivel social muy bajo, con unas circunstancias vitales dur¨ªsimas, que a trav¨¦s de un programa de la tele hab¨ªa salido de eso, y que explota al m¨¢ximo la fama en un terreno terrible como el c¨¢ncer. Me parecen bien dos cosas. Una: que no haya tenido pudor para compartir el proceso de su enfermedad, cosa que, seg¨²n los m¨¦dicos ingleses, ha ayudado a mucha gente. Y dos: que haya ganado todo el dinero posible para dej¨¢rselo a sus hijos. Dos cosas tan importantes que borran todo lo dem¨¢s. Si adem¨¢s ella tuvo una sonrisa hasta el final, habr¨¢ que preguntarse por qu¨¦. Quiz¨¢ voy a contrapelo, pero no la cuestiono.
Se ha acu?ado el t¨¦rmino 'extimidad' frente a 'intimidad' para definir el auge de la telerrealidad. Es conocida su defensa a ultranza de 'Gran Hermano'. Sin embargo, sostiene que nunca entrar¨ªa en un programa parecido.
S¨ª, pero yo no entrar¨ªa en GH por la intimidad, sino porque no soy valiente para aguantar estar sometida a observaci¨®n 24 horas al d¨ªa. Hay dos cosas que hay que ser para entrar en GH: valiente, y generoso, porque das mucho m¨¢s de lo que recibes. Yo no soy suficientemente ni una cosa ni la otra. Quiz¨¢ porque no lo necesito, cuidado, porque una de las grandezas de GH es que da la oportunidad, a gente que s¨ª lo necesita, de entrar en mundos que si no fuera por el programa no podr¨ªan. Y lo respeto much¨ªsimo. La palabra extimidad no me gusta. Pero ?sabes qu¨¦ pasa?, que se me da fatal teorizar. Y si no s¨¦ bien de qu¨¦ hablo, prefiero callarme.
?Usted sabe en directo cu¨¢ndo se produce el 'minuto de oro' de su programa?
A veces s¨ª, pocas. Dices: bufff, lo notas. Los que saben de parrillas, los parrilleros buenos de verdad, que son pocos y est¨¢n muy locos porque tienen sobre sus hombros la responsabilidad de las teles y, por tanto, el trabajo de mucha gente, ¨¦sos s¨ª saben cu¨¢les son los minutos de oro.
Los mascarones de proa de las cadenas tambi¨¦n tienen esa responsabilidad. ?La siente? Tengo la inmensa suerte de presentar GH, que es un seguro de share tan fuerte que el terror que he pasado en otros momentos ha dejado de existir.
Ahora se embarca en 'La tribu', una nueva nave. S¨ª, pero el mascar¨®n es Javier Sard¨¢. Se lo dije el primer d¨ªa: quiero estar a tus ¨®rdenes. Pero una cosa es que no sea jefa y otra que no opine. Sard¨¢ dice: no pens¨¦is en la audiencia. Y digo yo: qu¨¦ man¨ªa, hay que pensar en la rentabilidad de los programas, exactamente igual que un empresario piensa en la rentabilidad de la empresa. Dicen que est¨¢ pasado de moda, pero si tu trabajo tiene una repercusi¨®n es por la audiencia, lo siento. Y a las ocho de la ma?ana, cuando salen los datos de Sofres, que me diga uno que trabaje en la tele que eso no le preocupa, porque miente. Lo que s¨ª es preocupante es lo que pasa en algunos pa¨ªses donde se hace el programa pensando en el minuto a minuto de audiencia, y s¨®lo sale lo que va a tenerla. Eso desvirt¨²a el producto.
O sea, que le quita el sue?o el 'share'.
He sufrido mucho con la audiencia y con las taquillas del teatro de mi marido y la de las pel¨ªculas que produc¨ªamos. Con la respuesta del p¨²blico a algo en lo que pones cari?o, dinero y much¨ªsimo esfuerzo. Por eso ?t¨² sabes lo feliz que fui cuando empec¨¦ en GH y cada d¨ªa era una brutalidad de audiencia? Es que t¨² eso no lo puedes entender, t¨ªa.
Si los periodistas de prensa escrita supi¨¦ramos cu¨¢ndo el lector 'abandona' un art¨ªculo, no podr¨ªamos informar.
Ser¨ªais mucho m¨¢s humanos, porque sois muy inhumanos.
?Por qu¨¦?
Hombre, por favor, los periodistas escritos os cre¨¦is que sois mucho mejores que nosotros, como de una clase social superior, y nosotros, los que trabajamos en los medios audiovisuales, somos unos pobrecitos.
?Qu¨¦ dice? Cobramos infinitamente menos. Bueno, eso habr¨ªa que verlo, y quiz¨¢ por eso est¨¢is siempre enfadados con nosotros y nos ech¨¢is todas las culpas, pero no es nuestra responsabilidad.
?Cree que est¨¢n enfadados con ustedes quienes dicen que trabajan en funci¨®n de la audiencia? Pero, bueno, es que os cre¨¦is due?os de la opini¨®n del p¨²blico cuando nadie os ha dado esa responsabilidad. T¨² vendes 400.000 ejemplares de tu peri¨®dico, lo leer¨¢n como mucho mill¨®n y medio de personas, y yo hago un programa que, como poco, un d¨ªa malo, lo ve un mill¨®n de personas voluntariamente.
?Esos son sus poderes? No, porque yo no llamo al peri¨®dico diciendo que el editorial est¨¢ mal escrito, que este art¨ªculo no me gusta, y la foto es terrible, que es lo que hac¨¦is vosotros con nosotros permanentemente. Sois como los pap¨¢s que juzgan el trabajo de los ni?os, y eso ya no tiene sentido. Gracias a Dios, los peri¨®dicos han empezado a meter dinero en empresas de televisi¨®n, y en ese instante se ha visto que cambiaba la postura de los peri¨®dicos hacia la tele. Es muy divertido observarlo. Ver c¨®mo tu peri¨®dico, que ha despreciado los realities toda la vida, cuando ha tenido realities en Cuatro ha empezado a valorarlos. Eso se llama ignorancia. Algo de lo que aprender.
No lleva muy bien las cr¨ªticas. No es eso. Mira, yo creo que tiene que ser dur¨ªsimo vivir de opinar sobre el trabajo de los dem¨¢s. Yo no digo que no tenga que haber cr¨ªticos, pero ?por qu¨¦ tienen tanto pudor en decir que algo les ha gustado o disgustado profundamente? Ser¨ªa lo que tendr¨ªan que hacer, no simplemente poner a parir a un programa. Tambi¨¦n decir que les ha gustado mucho algo, para tener algo de cr¨¦dito. Pero eso me importa menos porque respeto mucho la labor del cr¨ªtico. Me sorprende m¨¢s la postura de las empresas. Me troncho al ver c¨®mo los popes de la profesi¨®n, en funci¨®n de los intereses de sus empresas, han ido variando su postura hacia la televisi¨®n.
Creo que 'Diario de', el programa de reportajes que realiza en Telecinco, es la compensaci¨®n que exigi¨® a cambio de presentar 'Gran Hermano'.
S¨ª, es la ni?a de mis ojos. Yo soy periodista y no puedo trabajar s¨®lo tres meses al a?o. Mientras siga haciendo GH, Diario de es la combinaci¨®n perfecta.
?Cree que lo que hace en 'GH' es periodismo?
S¨ª. Otro periodismo. Y lo es porque hago de la vida en la casa una cr¨®nica. Observo lo que pasa y luego lo reflejo en el programa, y hago las entrevistas en funci¨®n de lo que he visto, por tanto estoy haciendo periodismo. Lo que ocurre es que hay mucha gente que niega el pan y la sal a esa historia, pero ha llegado un momento en que me da igual. Trabajo para los que ven y les gusta GH, el resto me da igual.
Usted pod¨ªa haber sido una ni?a bien de Barcelona. Es que yo soy una ni?a bien de Barcelona. En mi colegio, las monjas nos lo dec¨ªan: sois unas ni?as bien, como si fuera un insulto, y yo pensaba: s¨ª, somos ni?as, obviamente, y bien..., pues est¨¢ bien ser bien. Hasta que con 16 o 17 a?os me di cuenta de que aquello efectivamente no se pod¨ªa ser, porque era un horror. Pero no voy a renegar de mi pasado. Soy hija de una familia muy concreta, con unos privilegios y unas circunstancias vitales que me han favorecido: poder hablar idiomas, viajar, tener facilidades a la hora de estudiar...
Su t¨ªo Miguel dise?¨® la l¨¢mpara Mil¨¢, y Leopoldo, la Montessa Impala. ?Cree que la herencia cultural de la familia pesa en la carrera de las personas?
C¨®mo no voy a tener eso en el c¨®digo gen¨¦tico. Yo soy muy Mil¨¢. Si analizaras a mi familia, encontrar¨ªas que somos parecid¨ªsimos. Pero los Mil¨¢ son muy guerreros tambi¨¦n, ?eh? Hay muchas personas de mi familia que han abierto caminos nuevos en sitios donde antes no hab¨ªa sendero, y eso lo respeto enormemente.
?Y usted ha puesto su granito? En mi casa no hab¨ªa periodistas. Lo m¨ªo es generaci¨®n espont¨¢nea, y lo de mi hermano Lorenzo, tambi¨¦n. Mi padre, con 90 a?os, dice: qui¨¦n me iba a decir que yo, que no veo televisi¨®n, que no me gusta, que no me interesa, acabar¨ªa viendo el telediario y ese programa que no entiendo llamado Gran Hermano [r¨ªe].
Me va a decir que es una pregunta machista, pero ?se plante¨® alguna vez ser madre? Efectivamente, es machista. ?Y a ti qu¨¦ te importa?
Lo dec¨ªa porque muchas profesionales de su generaci¨®n renunciaron a la maternidad. Hoy se habla de conciliaci¨®n, entonces ni exist¨ªa el concepto.
Las madres trabajadoras son hero¨ªnas. Alg¨²n d¨ªa habr¨¢ que compensarlas porque no se puede pedir tanto a una persona. Tengo hermanas con hijos que llevan una vida muy complicada para combinar el trabajo y su casa dignamente.
Hay pocas comunicadoras de su edad. ?La tele es m¨¢s cruel con las mujeres? A m¨ª nadie me ha dicho que me vaya.
Le ha pedido a la fot¨®grafa que no le borre las arrugas con Photoshop. ?Es una reivindicaci¨®n?
Absolutamente. No me gusta ver a personas que conozco pasadas por el Photoshop. Las veo al natural y digo: Dios, ?d¨®nde estaba eso en la foto? Me gusta ver el paso del tiempo. Por lo menos, de momento.
Muchas y muchos de sus colegas se quitan las arrugas antes de los 40.
A m¨ª no me gustan m¨¢s los hombres ni las mujeres porque se borren sus arrugas. La expresividad pasa por encima de todo. Una deportista, por ejemplo, aunque sea joven, est¨¢ llena de arrugas, y tiene una expresividad fort¨ªsima. Se las quitas y ya no es ella. Se borran el alma. Pero, ojo, hay gente que necesita borr¨¢rselas porque no soporta el espejo, y lo entiendo.
?Y usted c¨®mo se enfrenta al espejo?
Bien; hombre, a veces en ¨¦sos de aumento digo: Dios m¨ªo, ?d¨®nde vas con mant¨®n de Manila? Lo digo en la tele, cuando me hacen un primer plano, tampoco se trata de que hag¨¢is carnaza de este desastre.
Ha empezado a explotar su 'sexy' a la edad en que otras empiezan a taparlo. ?Te refieres al canalillo? Eso son mis estilistas, que son muy persistentes.
Pero antes no se dejaba. No les hac¨ªa ni caso. Pero ahora s¨ª porque han sido listas y se han dado cuenta de c¨®mo hay que entrarme. Yo no me hab¨ªa puesto un escote jam¨¢s. Pero me han demostrado que saben de lo que hablan. Que me han mirado, y creen que eso me favorece. Ya he dicho que obedezco a quien respeto.
Sus compa?eros en la tele son gente joven. ?No hay choque generacional por aquello de la cultura anal¨®gica y la digital, el siglo XX y el siglo XXI? Yo soy la abuela, con diferencia. Me llevo muy bien con ellos, me r¨ªo, no tengo problema para tratar con gente muy joven. Ellos tienen cosas que yo no, y yo tengo cosas que ellos no tienen, y lo bueno es compaginarlas. Ellos son muy creativos en terrenos donde yo desconozco c¨®mo se hacen las cosas, pero necesitan de la nena. Me necesitan porque hay algo que se llama el paso de los a?os, la experiencia, que hacen que un programa como Diario de, si est¨¢ presentado por una chica conocida que soy yo, facilita las cosas.
?Qu¨¦ opina de quienes dicen que se ha acabado la era de la prensa en papel o de la televisi¨®n generalista, a favor de los medios en Internet?
Los agoreros se suelen equivocar casi siempre, y en cambio, cuando tienen informaci¨®n y podr¨ªan ayudar d¨¢ndola, se callan. Porque que esto iba a pasar lo sab¨ªamos todos, pero no lo dijeron a tiempo. Hace ya cuatro o cinco a?os que esta crisis se ve¨ªa venir. A m¨ª lo que m¨¢s me angustia de todo esto es la m¨¢quina que destruye seres humanos porque destruye sus trabajos. Pero de esta crisis seguro que saldremos. Y respecto al papel y la tele generalista, cuando no hab¨ªa televisi¨®n por la ma?ana y s¨®lo hab¨ªa radio, y empez¨® la televisi¨®n matinal con Jes¨²s Hermida, se dec¨ªa: se ha acabado la radio, y m¨ªrala, fuerte como un roble. No me creo que algo tan obvio como un peri¨®dico o una tele vaya a desaparecer, porque no es verdad, porque tambi¨¦n dijeron que desaparecer¨ªan los libros.
?El periodismo no se acaba? Si morimos todos los humanos, puede, pero mientras haya un hombre sobre la Tierra, siempre habr¨¢ un periodista tocapelotas contando lo que le pasa.
Adora las frases lapidarias. Soy una trabajadora de televisi¨®n, y en la tele tenemos los totales. Un total es una frase con sujeto, verbo y predicado que se puede poner en un titular, y es tanto el deseo que tienes de que quien tienes enfrente te d¨¦ uno que me he contagiado.
?Ha creado un personaje o es siempre usted misma? ?Es Mercedes Mil¨¢ quien se pone 19 trajes regionales para batir un r¨¦cord Guinness en directo? Soy yo, ?no me ves? Quien me conoce dice que soy exacta a la de la tele. Y soy la del Guinness, porque eso me lo invent¨¦ yo.
?Qu¨¦ es la tele?
El mejor invento del siglo XX. Ah¨ª tienes otro total. Ahora est¨¢ de moda decir que es monstruosa. No lo creo. Es la ventana por la que ha entrado todo en las casas: la informaci¨®n, la emoci¨®n, el conocimiento. La tele es igualitaria. Triunfa el que la gente quiere, tengas lo que tengas; si no te quieren, te vas. Por eso estoy contenta, llevo 30 a?os y nunca me han echado. S¨¦ que un d¨ªa me dir¨¢n: ?d¨®nde vas con la cachava? Pero aqu¨ª estoy. Antes me gustaba trabajar menos; ahora, m¨¢s. Ser¨¢ la cercan¨ªa de la vejez.
Una Mil¨¢ muy Mil¨¢
Mercedes Mil¨¢
(Barcelona, 1951) forma parte de una conocida saga catalana (arriba, con su hermano Jos¨¦ Mar¨ªa) entre la que figuran intelectuales, dise?adores y arquitectos. Comenz¨® su carrera period¨ªstica en la secci¨®n de deportes de Televisi¨®n Espa?ola. Pero su salto a la popularidad se produjo en 1978, cuando present¨® el programa de entrevistas Dos por dos, de Fernando Garc¨ªa Tola, junto a Isabel Tenaille.
Incisiva y directa, sus entrevistas a escritores, pol¨ªticos y celebridades marcaron una ¨¦poca y son a¨²n hits en Youtube. Cela, Umbral, Juan Rulfo, Jesul¨ªn o Miguel Bos¨¦ se destaparon ante ella con la c¨¢mara por testigo.
Bloguera reciente (su bit¨¢cora loquemesaledelbolo est¨¢ en la web de Telecinco), cuenta y no para del nuevo campo de expresi¨®n que le ha abierto Internet. M¨¢s vale tarde que nunca.
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