El Atl¨¦tico se blinda

Abel Resino tiene claro que el camino hacia la Champions pasa por la solidez defensiva. As¨ª se lo reclam¨® a sus jugadores tras recibir seis goles en dos partidos y as¨ª lo plasm¨® en Riazor, donde se blind¨® y desactiv¨® a un Deportivo que no cre¨® ni una ocasi¨®n de gol hasta el ¨²ltimo cuarto de hora del partido, cuando ya ten¨ªa que remontar dos goles. Gan¨® el Atl¨¦tico porque siempre tendr¨¢ quien le resuelva en el otro ¨¢rea. S¨®lo con eso le bast¨® para llevarse tres puntos en un momento clave de la competici¨®n y marcar el camino a seguir en las pr¨®ximas semanas. Ya saben cu¨¢l es, pero se ve que no les resulta tan sencillo de tomar.

El Depor pareci¨® salir al campo con un plan, dispuesto a tener la pelota y, al tiempo, atento a frenar cualquier opci¨®n de contragolpe. Quiso acaparar la posesi¨®n y llegar al ¨¢rea en base a apoyos y trabajo por las bandas, pero le fall¨® la medular. Por ah¨ª se rompi¨® el partido y se esfum¨® cualquier opci¨®n de disfrutar de un ameno espect¨¢culo porque el talento no estaba cerca del c¨ªrculo central. Ni Assun??o, Ra¨²l Garc¨ªa, De Guzm¨¢n o Juan Rodr¨ªguez tienen peso para hacerlo. Son bregadores, futbolistas educados para acompa?ar, nunca para dirigir. Por eso cuando se vieron con la pelota en los pies el partido deriv¨® en un trasteo insulso, en un ir y venir inocuo. La soluci¨®n perge?ada desde los banquillos fue id¨¦ntica: encomendar a hombres con misiones, en teor¨ªa, m¨¢s ofensivas la creaci¨®n del juego. As¨ª, Forl¨¢n se pas¨® m¨¢s tiempo cerca del c¨ªrculo central que del ¨¢rea. O Valer¨®n. Por ah¨ª el partido vir¨® hacia donde m¨¢s le conven¨ªa al Atl¨¦tico o, al menos, hacia donde quiso llevarlo. Confiado en la pegada de sus cuatro jugadores de ataque, el equipo de Abel se sinti¨® c¨®modo con posesiones cortas, con acciones fugaces que buscaban soluciones r¨¢pidas. En una de ellas, Maxi oblig¨® a que Aranzubia se desperezara y casi de inmediato Sim?o lleg¨® hasta el ¨¢rea peque?a para enviar la pelota a un lateral.

Ajustado a la t¨¢ctica, Forl¨¢n se pas¨® m¨¢s tiempo en el c¨ªrculo central que en el ¨¢rea

Apenas se hab¨ªa gastado un cuarto de hora y las noticias para el Depor empezaban a ser inquietantes. La conexi¨®n entre Valer¨®n y Lassad, siempre sugerente, estaba cortada. Lafita desapareci¨® entre tarascadas y Guardado hac¨ªa la guerra por su cuenta. No lleg¨® al gol el Deportivo en toda la primera parte, inc¨®modo porque el mediocampo fuera zona de paso y no de creaci¨®n. Con todo, jam¨¢s falt¨® intensidad. Lotina se hab¨ªa quejado tras la derrota de la jornada anterior ante el colista Espanyol de falta de intensidad, de que sus hombres se dejaran llevar tras asegurar la ausencia de apuros en el tramo final de la campa?a. Por lo visto ayer, no caben nuevos reproches. El Depor lo intent¨®, pero le faltaron argumentos. El equipo ha llegado a su cima.

La cumbre del Atl¨¦tico por fuerza debe ser superior. Es una cuesti¨®n de dinero, de gol, que en f¨²tbol son sin¨®nimos. Lo demostr¨® Ag¨¹ero en la acci¨®n que decant¨® el partido y ejemplific¨® la estrategia del Atl¨¦tico. Busc¨® el bal¨®n a 50 metros de la porter¨ªa y se perfil¨® para buscar la pared con Forl¨¢n, que tambi¨¦n andaba por all¨ª. Su precisi¨®n y osad¨ªa fueron suficientes para plantarse ante Aranzubia. No se puso nervioso, eligi¨® el palo y coloc¨® la pelota en la red con ternura, como un buen padre.

El gol desnud¨® a un Deportivo que fue de m¨¢s a menos y al que pareci¨® que el descanso pod¨ªa dar alivio. Pero no se reactiv¨® y hasta pudo sufrir otro golpe a los cuatro minutos cuando Maxi estrell¨® un remate en el larguero. Sufri¨® el Deportivo, que, sin tanta pegada, ech¨® de menos un pe¨®n que prestara suministro a Valer¨®n, Lafita o Lassad. Con Verd¨² sancionado, la opci¨®n era Sergio, que tiene pie y medio fuera de Riazor. Lotina mir¨® hacia ¨¦l, pero, siempre remiso en las sustituciones, mientras mascaba sus decisiones se top¨® con la sentencia de Sim?o. Desterr¨® entonces cualquier ayuda a Valer¨®n y opt¨® por la tremenda. Marc¨® Bodipo en una acci¨®n a bal¨®n parado que destap¨® viejos fantasmas rojiblancos, pero a la postre no vali¨® de nada.