Las familias del Yak traer¨¢n a Espa?a a forenses turcos para forzar que declaren
El juez Berm¨²dez rechaz¨® su testimonio por las 30 identificaciones err¨®neas
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"La verdad espera fuera. Si quiere o¨ªrla, d¨ªgale que pase". Es lo que las familias de las v¨ªctimas del Yak-42 quieren decirle al juez Javier G¨®mez Berm¨²dez el mi¨¦rcoles, cuando se reanude el juicio por las identificaciones err¨®neas de los suyos. Para entonces, esperan haber podido traer a Espa?a, por su cuenta, a los forenses turcos que, alarmados por el m¨¦todo de los militares espa?oles para identificar a sus compa?eros, les hicieron firmar un acta diciendo que eran conscientes de que no hab¨ªan identificado bien los cuerpos y que se compromet¨ªan a hacerlo en Espa?a.
El general Vicente Navarro, uno de los acusados, asegur¨® ante el juez de la Audiencia Nacional que firm¨® ese papel sin saber qu¨¦ pon¨ªa porque estaba escrito en turco. El autor del acta asegura que entre Navarro y ¨¦l no hubo malentendidos. Es ese testimonio, que ped¨ªa el fiscal y rechaz¨® Berm¨²dez, el que las familias esperan poder llevar este mi¨¦rcoles a la puerta de la Audiencia.
"No hacer esto ser¨ªa como darles a los culpables el poder de la impunidad"
"Nos duelen mucho los detalles morbosos que Navarro dio en el juicio"
"Est¨¢n deseando colaborar. De hecho est¨¢n muy extra?ados y hasta ofendidos porque no les hayan llamado", explica Miguel ?ngel, hermano del sargento Jos¨¦ Manuel Sencianes y presidente de la asociaci¨®n de familias de las v¨ªctimas del Yak-42.
Las familias tardaron un a?o y ocho meses en recibir los aut¨¦nticos restos de los suyos. Antes, tuvieron que exhumar los cuerpos que les hab¨ªan entregado para aclarar la peor duda imaginable tras la certeza de haber perdido a un hijo, a un marido, a un hermano: la de que los restos que hab¨ªan recibido pod¨ªan ser del hijo, el marido, el hermano de otro.
Tardaron otros cuatro a?os hasta conseguir un juicio para que los responsables de aquella chapuza -equivocarse en todas las identificaciones, confundir a un blanco con un negro, mezclar restos de tres cuerpos en un f¨¦retro- rindieran cuentas por ello. Y hoy, seis a?os despu¨¦s de la tragedia, temen que el juicio se cierre en falso.
El proceso ha arrancado para ellos con dos grandes frustraciones. La primera, que toda su pesadilla -que pretendieran que enterraran a los suyos deprisa y de noche, que les insultaran ("peseteros", "enemigos del Ej¨¦rcito") por hacer preguntas...- se reduce en este juicio a un delito de falsedad documental, como les explic¨® el propio Berm¨²dez al inicio.
La segunda y la m¨¢s dolorosa es que hay s¨®lo tres acusados y todos son militares. No declarar¨¢n ni el entonces ministro de Defensa, Federico Trillo, ni el ex presidente Aznar, ni el hombre del gabinete del ministro que, seg¨²n afirman las familias y podr¨ªan confirmar los turcos, viaj¨® a Turqu¨ªa para intentar que asumieran ellos los errores, Javier Jim¨¦nez-Ugarte.
Preguntados por qu¨¦ para ellos es importante su testimonio, las familias responden: "Porque los pol¨ªticos dan ¨®rdenes y los militares las obedecen". Ellos lo saben bien: entre los 120 padres, 40 viudas y 64 hijos de las v¨ªctimas del Yak-42 hab¨ªa muchos miembros del Ej¨¦rcito.
"No s¨¦ si el accidente se pod¨ªa haber evitado contratando otro avi¨®n. Posiblemente s¨ª, y eso se juzgar¨¢ en otro proceso. Pero el error en las identificaciones s¨ª se pudo evitar. Lo ¨²nico que necesitaban era tiempo", afirma Carlos Vegas, padre del cabo primero Feliciano Vegas.
Las prisas, sospechan, no fueron cosa de los tres militares que se han sentado en el banquillo. "Ninguna familia les pidi¨® que nos los trajeran en 48 horas", asegura Granada, hermana del comandante Jos¨¦ Manuel Ripoll¨¦s. "El general Navarro es m¨¦dico, a ¨¦l no se le pudo ocurrir hacer aquello de aquella forma", opina Sencianes. "Lo que queremos saber es qui¨¦n ten¨ªa tanta prisa y por qu¨¦. Eso es lo que esperamos de este juicio. Lo dem¨¢s ya lo sabemos. Por eso es importante que Trillo, Aznar y Jim¨¦nez-Ugarte declaren, por lo menos como testigos. Porque eran ellos los que tomaban las decisiones", a?ade Francisco, padre del sargento Francisco Cardona. "Cuando fuimos al lugar del accidente, meses despu¨¦s, encontr¨¦ galones militares y esferas de relojes de los nuestros. El Im¨¢n ten¨ªa las chapas de dos de los muertos ?y todo eso era, seg¨²n Defensa, con lo que los hab¨ªan identificado!", se indigna.
Tambi¨¦n est¨¢n frustrados porque el juicio no les ha servido para saber m¨¢s. Nada nuevo, ni si quiera, el tono empleado por los acusados. "Navarro entr¨® en la sala como ri¨¦ndose del mundo", afirma Carlos Vegas. "Entr¨® en el juicio molesto, como si los culpables fu¨¦ramos nosotros", opina Ripoll¨¦s. "Lo que m¨¢s me ha dolido ha sido las expresiones como 'me bailaron los n¨²meros' o 'ca¨ªan como chinches' cuando Navarro explic¨® que sus chicos no pod¨ªan aguantar el olor y la sangre. Todos esos datos morbosos contados con ese desprecio nos han dolido, no impresionado, porque nosotros estamos curados de espanto. Nosotros tuvimos que desenterrarlos dos a?os despu¨¦s", concluye Sencianes. "S¨®lo hemos o¨ªdo a militares contradecirse, y en ese sentido estoy satisfecho, porque demuestra que mienten, pero ?por qu¨¦ el juez no organiza un careo entre el Jefe del Estado Mayor de la Defensa y el general Alejandre?"
Sobre qu¨¦ considerar¨ªan justo, ninguno habla de largas penas de prisi¨®n, pero s¨ª repiten mucho la palabra "inhabilitaci¨®n". "Aquellos militares nos trataron como perros y los ascendieron. Aquellos pol¨ªticos nos mintieron y hoy hablan de justicia bajo las siglas de un partido. No deben seguir", explica Cardona.
"Acudimos a la justicia porque el Defensa no quer¨ªa aclarar nuestras dudas. Nos dec¨ªan que est¨¢bamos locos, que fu¨¦ramos al psiquiatra. Al principio quer¨ªamos asegurarnos de que el familiar que hab¨ªamos enterrado era el nuestro. Aquella duda era terrible, porque al final, yo buscaba un cad¨¢ver vivo. Me imaginaba a mi hermano perdido en las monta?as, sin saber volver a casa", explica Sencianes. "Si hemos llegado hasta aqu¨ª es porque creemos que de no hacerlo le estar¨ªamos dando un poder infinito a los implicados, militares y pol¨ªticos, el poder de la impunidad, de volverlo hacer", a?ade.
Cardona concluye: "Los conocidos me paran por la calle: '?A¨²n sigues con eso? ?por qu¨¦ no lo dejas, si a tu muerto no te lo van a devolver?'. Y yo respondo, "porque a tu hijo no lo trataron como un perro y porque pod¨ªa haber sido tu hijo".

El juicio
- Acusados. El general Vicente Navarro y los comandantes Jos¨¦ Ram¨ªrez y Miguel S¨¢ez, por un delito continuado de falsedad documental.
- Pena que pide el fiscal. Cinco a?os de c¨¢rcel para Navarro y cuatro y medio para los comandantes Ram¨ªrez y S¨¢ez.
- ?ltima sesi¨®n. Berm¨²dez rechaz¨® los testimonios que ped¨ªa el fiscal y suspendi¨® las sesiones hasta este mi¨¦rcoles para intentar tomar declaraci¨®n a otros testigos turcos.
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