Golpe de EE UU a la pirater¨ªa en Somalia
La Armada libera al capit¨¢n Richard Phillips tras ser retenido durante cinco d¨ªas - Tres de los cuatro secuestradores resultan muertos en la operaci¨®n de rescate
La Armada de EE UU logr¨® rescatar ayer al capit¨¢n del mercante Maersk Alabama, Richard Phillips, de 53 a?os, capturado el mi¨¦rcoles por piratas somal¨ªes. En la operaci¨®n murieron tres de sus captores. El cuarto hab¨ªa sido trasladado al destructor Bainbridge para negociar su entrega y ha quedado bajo custodia norteamericana, seg¨²n inform¨® ayer el Departamento de Defensa. En la operaci¨®n han participado fuerzas militares y expertos del FBI. La t¨¢ctica con la que se ha solucionado el secuestro puede abrir nuevas v¨ªas, m¨¢s agresivas, en el modo como la comunidad internacional va a enfrentarse con una red de delincuencia que en 2008 captur¨® 40 barcos.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, autoriz¨® el uso de la fuerza si se llegaba al extremo en que la vida de Phillips pudiera correr peligro. El presidente describi¨® ayer al capit¨¢n Richard Phillips como "un modelo para todos los norteamericanos". "Estoy muy orgulloso de los esfuerzos del ej¨¦rcito de EE UU y de los dem¨¢s departamentos y agencias que han trabajado sin descanso para salvar al capit¨¢n", dijo en un comunicado.
Fuerzas especiales atacaron despu¨¦s de que el reh¨¦n saltara al agua
El FBI dirigi¨® las negociaciones con los piratas desde Nueva York
Obama describe a Phillips como "un modelo para todos los estadounidenses"
El mando militar norteamericano decidi¨® solucionar el secuestro con el uso limitado de la fuerza. As¨ª pusieron fin a m¨¢s de 100 horas de cautiverio en las que cuatro piratas armados lograron mantener en vilo a Estados Unidos. Finalmente, el capit¨¢n Phillips, al que su tripulaci¨®n describi¨® como un valiente capaz de arriesgar su vida para impedir que los 19 hombres que estaban bajo su mando sufriera da?o alguno, volver¨¢ como un h¨¦roe nacional a su casa en Vermont.
La operaci¨®n se inici¨® cuando el secuestrado salt¨® del bote salvavidas en el que estaba retenido, aprovechando las primeras horas de la noche, y los piratas le apuntaron con sus armas, seg¨²n informaci¨®n revelada ayer por el Comando Central del Ej¨¦rcito. "En ese momento estimamos que su vida corr¨ªa peligro y decidimos actuar", dijo ayer el vicealmirante Bill Gortney en una conferencia de prensa.
Un comando de los Navy SEAL (cuerpo de operaciones especiales de la Armada) mat¨® a los tres piratas que permanec¨ªan en el bote. El capit¨¢n fue trasladado al Bainbridge, desde el que se coordinaron las labores de rescate.
El FBI hab¨ªa dirigido las negociaciones con los piratas, que quedaron rotas en la madrugada del s¨¢bado. Hasta entonces, l¨ªderes tribales de la regi¨®n somal¨ª de Jariban trataron de mediar por tel¨¦fono con los cuatro captores que reten¨ªan a Phillips. EE UU exig¨ªa que se liberara a Phillips y que se detuviera a los secuestradores, algo a lo que los l¨ªderes tribales se negaron. Los piratas exig¨ªan un rescate inicial de 1,5 millones de euros.
Finalmente, el mando estadounidense decidi¨® romper las negociaciones. Phillips ya hab¨ªa intentado escapar por la borda el s¨¢bado, aprovechando la oscuridad. En aquella ocasi¨®n, los piratas le volvieron a capturar y amenazaron con matarle.
Estados Unidos permaneci¨® casi 5 d¨ªas pendiente de la liberaci¨®n del capit¨¢n. Su barco lleg¨® en la madrugada del s¨¢bado al puerto de Mombasa, en Kenia, ad¨®nde se dirig¨ªa inicialmente con un cargamento de alimentos para la ONU. "?Nos salv¨® la vida! Es un h¨¦roe", exclam¨® el segundo de a bordo, Ken Quinn, al llegar a tierra. La tripulaci¨®n relat¨® entonces el secuestro con detalle. Los piratas asaltaron el barco de forma inusual. Su n¨²mero, cuatro personas, era reducido en comparaci¨®n con otras operaciones similares, lo que algunos medios norteamericanos han aventurado que podr¨ªa deberse a que era una acci¨®n improvisada y que probablemente los piratas no sab¨ªan que estaban asaltando un nav¨ªo con bandera norteamericana.
Cuando llegaron a cubierta, el ingeniero del barco, A. T. M. Reza, logr¨® capturar a su l¨ªder. En un tenso intercambio, el capit¨¢n Philips decidi¨® ofrecerse como reh¨¦n. De este modo, ¨¦l regresar¨ªa al barco cuando el l¨ªder de los piratas fuera puesto en libertad. Los asaltantes no cumplieron su parte del trato.
En casi dos siglos, EE UU no ha vivido una crisis semejante. Los ¨²ltimos actos de pirater¨ªa que recuerda el pa¨ªs son los de las Guerras Berberiscas, cuando se enfrent¨® al chantaje y secuestro por parte de piratas del norte de ?frica a principios del siglo XIX. Sin embargo, al problema de la pirater¨ªa se a?adi¨® el mal recuerdo que impera en Washington de la sangrante derrota vivida en Somalia en los a?os 90.
En 1993 las tropas norteamericanas que se encontraban en Somalia en misi¨®n humanitaria se enfrentaron en Mogadiscio contra las milicias del se?or de la guerra Mohamed Farrah Aidid. ?stas lograron a abatir dos helic¨®pteros Black Hawk y mataron a 18 soldados norteamericanos.
El presidente Bill Clinton orden¨® la retirada total de la zona y su Administraci¨®n comenz¨® una fase aislacionista, en la que evit¨® intervenir en conflictos armados del Tercer Mundo.
Esa situaci¨®n cambi¨® la semana pasada, cuando la pirater¨ªa afect¨® a Estados Unidos. El senador republicano Tom Coburn dijo a Fox News que no se pod¨ªan ofrecer ning¨²n tipo de concesi¨®n a estos piratas y que en la gesti¨®n de este problema se iba a tener que actuar "de forma mucho m¨¢s agresiva". Esta fue la f¨®rmula que permiti¨® liberar a Phillips y que, tal vez, se convertir¨¢ en una pr¨¢ctica m¨¢s com¨²n para tratar con la pirater¨ªa.
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