Marear la perdiz
Ha dicho el ministro de Interior, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, que la puesta en libertad por error de Astrit Bushi, el jefe de la banda que asalt¨® la casa de Jos¨¦ Luis Moreno, es un caso excepcional.
Pues menos mal que es excepcional, pues en caso contrario no se podr¨ªa salir de casa. Sus palabras no tranquilizan al ciudadano, que piensa que los delincuentes entran en la c¨¢rcel por una puerta y salen enseguida por otra, como ha sucedido en esta ocasi¨®n, que no ha sido ¨²nica, pues otro integrante de la banda qued¨® libre por el mismo procedimiento hace unos d¨ªas, aunque se le detuvo enseguida. El juez culpa del error a la polic¨ªa y ¨¦sta al juez. Entre todos lo ten¨ªan y ¨¦l solo se fug¨®. Interior exculpa a los agentes y acusa al juez. Lo mismo apuntan la polic¨ªa y la Guardia Civil.
Esto es marear la perdiz, y cada uno se quita el polvo de encima como puede mientras un delincuente peligroso anda suelto, aunque es de suponer que muy escondido. En cualquier caso, una desidia intolerable.
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