Una universidad en cada pueblo
El modelo de proximidad democratiz¨® la educaci¨®n superior, pero hoy est¨¢ en cuesti¨®n - 290 titulaciones apenas tienen aspirantes - El reto es mejorar la calidad
Entre las universidades de Zaragoza, Salamanca y Valladolid sumaron 30 estudiantes nuevos en la carrera de Estad¨ªstica el curso pasado. En m¨¢s de 290 titulaciones de otras tantas facultades publicas entraron menos de 20 alumnos nuevos el a?o pasado. En un centenar de esos casos se matricularon menos de 10. Teniendo en cuenta que en Espa?a hay 47 universidades p¨²blicas presenciales con 117 campus, a las que hay que sumar 23 universidades privadas con 48 campus, pueden hacer ustedes mismos la prueba de dividir todo eso entre las 50 provincias espa?olas y las dos ciudades aut¨®nomas. El resultado que puede dar a primera vista es que hay demasiadas facultades, y por eso, en un contexto de descenso demogr¨¢fico, algunas se quedan, casi literalmente, sin alumnos.
Catalu?a y Pa¨ªs Vasco agrupar¨¢n o quitar¨¢n las carreras con pocos alumnos
Concentrar la oferta de algunos t¨ªtulos requiere reforzar las becas de movilidad
Sin embargo, en Espa?a hay 1,7 universidades por cada mill¨®n de habitantes, tasa parecida a la que hay, por ejemplo, en Inglaterra, por lo que para muchos expertos no es que haya demasiadas, es que son demasiado iguales y todas ofrecen todas las titulaciones (hasta m¨¢s de 3.000 veces se llegaron a repetir las 140 carreras que exist¨ªan en Espa?a en 2007). As¨ª que la lectura se complica y m¨¢s a¨²n si se introduce la siguiente idea del rector de la Universidad de Castilla-La Mancha, Ernesto Mart¨ªnez: "La cuesti¨®n no es si hay muchas o no, sino si son buenas o no".
En cualquier caso, con todos estos elementos, lo que parece claro entre los responsables universitarios es que en el camino para modernizar los campus espa?oles se hace necesario reordenar esa oferta dispersa y, por tanto, ineficiente, con recursos (profesores) tambi¨¦n mal repartidos. Un contexto complicado, con un modelo de "proximidad", como dijo en un informe de 2007 el Consejo de Coordinaci¨®n Universitaria -esto es, que todo el que quiera pueda estudiar lo que quiera lo m¨¢s cerca posible de su casa-, que si bien presenta ahora problemas, tambi¨¦n ha tenido efectos muy positivos.
En los ¨²ltimos 30 a?os, el acceso a la Universidad ha dejado de ser elitista. Espa?a ampli¨® el sistema en los ochenta y noventa del siglo pasado de tal manera que el porcentaje de j¨®venes, de todas las clases sociales, que estudian hoy en los campus est¨¢ al nivel o por encima de la mayor¨ªa de los pa¨ªses desarrollados (el 26% de espa?oles de 25 a 34 a?os tiene carrera, la media de la OCDE es del 25%).
En ese tiempo, el sistema creci¨® y creci¨®, al abrigo de una demanda imparable y de la transferencia de competencias educativas a las comunidades aut¨®nomas; las universidades fueron aumentando, las p¨²blicas hasta mediados de los noventa, y las privadas, despu¨¦s. "Al final del proceso, la defensa de la racionalidad fue un total fracaso; los argumentos del caf¨¦ para todos y del agravio comparativo se fueron imponiendo. No hab¨ªa consejero de educaci¨®n que no lograra en cada mandato el proyecto de una, dos e incluso tres universidades nuevas para su comunidad. Y, por supuesto, nada de planificaci¨®n. Todo el mundo miraba su propia realidad coyuntural e inmediata y nadie asum¨ªa la responsabilidad de reflexionar sobre las consecuencias a medio y largo plazo", dice un ex alto cargo del Ministerio de Educaci¨®n en los a?os ochenta.
Pero el medio plazo lleg¨®, con un descenso de la natalidad que merm¨® la entrada de alumnos a los campus con el nuevo milenio -el n¨²mero de estudiantes cay¨® casi un 12% entre 1998 y 2008-, y algunas carreras de algunas facultades empezaron a vaciarse: algunas filolog¨ªas, Humanidades, Estad¨ªstica, Matem¨¢ticas, distintas especialidades de ingenier¨ªa... Adem¨¢s, el proceso de apertura de la Universidad se hizo a costa, a veces, de una masificaci¨®n que tuvo costes en la calidad, seg¨²n aseguraba un informe econ¨®mico sobre Espa?a de la OCDE de 2007.
Y en medio de todo eso, lleg¨® tambi¨¦n la reforma de las universidades para adaptarse a un esquema com¨²n en toda Europa: el proceso de Bolonia. Aprovechando que el cambio obligaba a adaptar las titulaciones, en los ¨²ltimos a?os se ha hablado mucho de esa reordenaci¨®n de la oferta. En 2005, una propuesta del Consejo de Coordinaci¨®n Universitaria (integrado por el Gobierno y los rectores) ped¨ªa reducir el n¨²mero de carreras, por ejemplo, dejando las 14 filolog¨ªas existentes en cuatro, o eliminando directamente Historia del Arte o Humanidades.
Las protestas de decanos y estudiantes acabaron con esa idea y, finalmente, el Gobierno opt¨® por cambiar el modelo: en lugar de hacer un cat¨¢logo de t¨ªtulos centralizado, cada universidad dise?ar¨¢ sus propias titulaciones siguiendo unas reglas generales. En cualquier caso, a¨²n no se solucionaba el problema de la oferta repetida, que puede seguir existiendo perfectamente si todas siguen ofreciendo casi todo.
"La reorganizaci¨®n de la oferta depende de cada universidad", dice la secretaria general del Consejo de Coordinaci¨®n Universitaria, Carmen Fenoll, que no cree que haya muchas universidades, pero s¨ª que una titulaci¨®n con 10 alumnos nuevos cada a?o probablemente no es viable, no por ineficiencia econ¨®mica, insiste, sino porque no es una cifra suficiente como para "crear una masa cr¨ªtica" necesaria. Fenoll admite que uno de los principales instrumentos del Gobierno para incentivar la reordenaci¨®n es a trav¨¦s de la financiaci¨®n, pero eso "est¨¢ ahora en fase de debate", dice.
De hecho, la necesidad de que las universidades se especialicen, al menos algunas, en lugar de ser la mayor¨ªa generalistas, algo que deber¨ªa mejorar la calidad, se ha repetido en los ¨²ltimos a?os como un mantra, muy unido al de la revisi¨®n de la financiaci¨®n universitaria. Un extenso informe redactado en 2007 por el Consejo de Coordinaci¨®n Universitaria propon¨ªa vincular parte de la financiaci¨®n de los campus p¨²blicos a criterios de eficiencia y calidad. Por ejemplo, restarle financiaci¨®n a las carreras con muy pocos alumnos, a no ser que se justifique un inter¨¦s estrat¨¦gico de dicha titulaci¨®n. Este texto hac¨ªa la siguiente lectura de la situaci¨®n: "La apuesta que se ha realizado por un modelo de proximidad se ha mostrado exitosa para la extensi¨®n y democratizaci¨®n de nuestro sistema Sin embargo, la clonaci¨®n con la que se ha producido el desarrollo institucional hace que en la actualidad ofrezcan una reducida especializaci¨®n acad¨¦mica".
Casi nadie duda de que las universidades espa?olas hoy son mucho mejores que en los a?os setenta, que la producci¨®n cient¨ªfica ha aumentado considerablemente, tambi¨¦n en ciencias sociales o humanidades. Pero con el nivel de desarrollo econ¨®mico, las metas se vuelven m¨¢s ambiciosas, por lo que el hecho de que ning¨²n campus espa?ol est¨¦ entre los 100 mejores del mundo y s¨®lo uno, la Universidad de Barcelona, est¨¦ entre los 100 primeros de Europa en los ranking internacionales escuece, y no poco. Las explicaciones que dicen que estas listas son enga?osas, porque miden cosas muy generales, aunque ciertas, no suelen consolar. As¨ª, el equipo de Universidades (el todav¨ªa dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovaci¨®n, ahora acaba de regresar a Educaci¨®n) lanz¨® el proyecto de campus de excelencia, formados por una o varias universidades, institutos de investigaci¨®n, centros tecnol¨®gicos y otros organismos p¨²blicos.
Un proyecto muy relacionado con la idea de la especializaci¨®n, pero tambi¨¦n con la cooperaci¨®n entre instituciones universitarias. Y, a su vez, con ese nuevo modelo de financiaci¨®n que vincula, al menos parte del dinero, a criterios de calidad (que no tienen por qu¨¦ ser s¨®lo de eficiencia econ¨®mica, como temen hoy algunos estudiantes y profesores). Pero aquel informe de 2007 para una nueva financiaci¨®n del Consejo de Coordinaci¨®n Universitaria cay¨® en el olvido durante meses y ahora hab¨ªa sido rescatado como "punto de partida" del debate del que hablaba Fenoll. Con el regreso de las Universidades al Ministerio de Educaci¨®n, con ?ngel Gabilondo a la cabeza -un hombre que como presidente de los rectores hab¨ªa reclamado retomar esa discusi¨®n a primeros de 2008-, todo est¨¢ por ver.
En cualquier caso, la reordenaci¨®n se torna complicada por varias razones. "Visto a la luz de la actual crisis no es extra?o que se empiecen a formular preguntas sobre la sostenibilidad de algunas carreras e incluso de algunas universidades", dice el analista educativo de la OCDE Francesc Pedr¨®. "Econ¨®micamente, es preferible una consolidaci¨®n de las carreras con poca demanda, es decir, que se concentren en unos pocos lugares a los que los estudiantes deber¨ªan poder acceder gracias a becas apropiadas. Esta consolidaci¨®n repercutir¨ªa en una mayor calidad de la investigaci¨®n y probablemente tambi¨¦n de la docencia. Pol¨ªticamente, esto significa enfrentarse a una serie de intereses creados, empezando por la comunidad docente afectada por un eventual cierre o transferencia", a?ade.
La supresi¨®n de alguna universidad o de alguna facultad no parece ser una posibilidad para nadie, ya que, como recuerda Fenoll, una universidad supone un gran beneficio social y econ¨®mico para la regi¨®n donde se ubica, sin contar con los puestos de trabajo, docentes y no docentes, que supone. Tampoco parece una posibilidad la desaparici¨®n de carreras con baja demanda, como se vio cuando se propuso la eliminaci¨®n de Historia del Arte o Humanidades. As¨ª que una de las soluciones que se barajan es la reagrupaci¨®n. Por ejemplo, en lugar de ofrecer Filolog¨ªa Rom¨¢nica en cinco facultades, donde se matricularon el a?o pasado 21 alumnos nuevos, ofrecerla en una o dos; o Estad¨ªstica, a la que accedieron 203 alumnos nuevos en toda Espa?a, en lugar de impartirse en 13 facultades, que se ofrezca en menos. Otra posibilidad es la de unir varias carreras en los primeros cursos, para separarse despu¨¦s.
Ambas las llevar¨¢ a cabo la Generalitat de Catalu?a para las titulaciones con menos de 30 alumnos nuevos al a?o. Por ejemplo, las filolog¨ªas con menos demanda, explica un portavoz de la Generalitat, como Rom¨¢nica, Cl¨¢sica o Eslava, se concentrar¨¢n en las universidades de Barcelona y Aut¨®noma de Barcelona. La medida de eliminar t¨ªtulos con menos de 30 alumnos nuevos al a?o tambi¨¦n se acaba de aprobar en el Pa¨ªs Vasco, con las consiguientes protestas de los afectados.
Sin embargo, en las comunidades con una ¨²nica universidad, no tanto las grandes con varios campus repartidos -como Arag¨®n, Castilla-La Mancha o Extremadura-, sino otras m¨¢s peque?as, como las de La Rioja, Oviedo o Cantabria, esta reorganizaci¨®n territorial se torna m¨¢s compleja. El rector de la Universidad de Castilla-La Mancha, Ernesto Mart¨ªnez, es el actual responsable del Grupo G-9, que representa a todas esas instituciones superiores p¨²blicas ¨²nicas en su comunidad. Mart¨ªnez dice que el tema se ha debatido en el G-9, y habla de acuerdos como el de las universidades de Oviedo, Pa¨ªs Vasco y Zaragoza para que los posgrados de Matem¨¢ticas de todas sus facultades sean complementarios y no se pisen. Precisamente, Francesc Pedr¨® se decanta por "un modelo en el que los grados universitarios b¨¢sicos (no todos, s¨®lo los gen¨¦ricos como en derecho, econom¨ªa, ciencias, etc¨¦tera) se pudieran cursar en cualquier lugar, pero que con los m¨¢steres se creara un mapa de titulaciones que repartiera juego en el territorio".
Pero el rector Ernesto Mart¨ªnez tambi¨¦n insiste en que no est¨¢ nada claro cu¨¢l es el n¨²mero m¨ªnimo de alumnos adecuado para una titulaci¨®n y que, en cualquier caso, habr¨ªa grandes dificultades para desplazar a profesores funcionarios. En este punto, Pedr¨® se pregunta: "?Qu¨¦ incentivos se pueden ofrecer a los docentes e investigadores para que se desplacen a otro lugar o encuentren trabajo fuera de la Universidad?" Una pregunta complicada en un momento de crisis econ¨®mica, en el que se est¨¢ discutiendo el estatuto del profesorado universitario y en el que est¨¢ por ver c¨®mo se desarrollan lo cambios legales que permiten flexibilizar las funciones docentes, hoy muy circunscritas a su especialidad.
Pero aunque se resolvieran todas las dificultades anteriores a¨²n quedar¨ªa otra m¨¢s, y no peque?a. Si por fin se especializan las universidades, si se reordena la oferta y se reagrupan las carreras con menos demanda en algunos campus, habr¨¢ que conseguir desplazar a los alumnos hasta el centro que ofrece lo que buscan. La secretaria general del Consejo de Coordinaci¨®n Universitaria, Carmen Fenoll, insiste en que la baja tasa de movilidad estudiantil -s¨®lo el 11,5 % de los nuevos universitarios se matricula fuera de su comunidad- tiene un fuerte componente "cultural", es decir, que a los espa?oles les cuesta moverse lejos de los suyos para estudiar o trabajar. Es cierto, pero el hecho es que ese modelo de proximidad del que hablaba el Consejo de Coordinaci¨®n Universitaria en el informe de 2007 tambi¨¦n "parece haber afectado al nivel de inversi¨®n aplicado a la movilidad estudiantil [...] Del esfuerzo presupuestario realizado, una tercera parte se ha destinado a financiar las tasas de matr¨ªcula, quedando las dos terceras partes restantes para financiar un amplio abanico de ayudas entre las que figuran muy minoritariamente las espec¨ªficas de movilidad".
Aunque es cierto que la cuant¨ªa de las becas de movilidad ha aumentado en los ¨²ltimos a?os (llegan hasta los 5.700 euros anuales para las rentas m¨¢s bajas), los expertos coinciden que ese nuevo esquema requerir¨ªa mucho m¨¢s esfuerzo. Y por supuesto, vencer esas resistencias culturales a la movilidad.
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