Un Shakespeare a lo loco en Berl¨ªn
Robert Wilson y Rufus Wainwright estrenan su ins¨®lita versi¨®n de los 'Sonetos'
El colof¨®n a la gran noche lo puso Rufus Wainwright, que escribi¨® la m¨²sica para los Sonetos de Shakespeare: tras la gran ovaci¨®n que obtuvo el elenco del Berliner Ensemble, el crooner de Rhinebeck, Nueva York, subi¨® al escenario para, en forma de propina, cantar dos canciones y cosechar los ¨²ltimos aplausos.
Despu¨¦s, cuando el tel¨®n ya hab¨ªa ocultado a los actores junto a Wainwright y al escen¨®grafo Robert Wilson, y los espectadores pudieron reconocer de nuevo las caras c¨¦lebres en la platea (all¨ª, Neil Tennant de Pet Shop Boys, m¨¢s all¨¢, el ex presidente alem¨¢n, Richard von Weizs?cker, con su esposa Marianne), la cuesti¨®n era qu¨¦ hab¨ªa tenido aquello que ver con los 154 poemas que dan t¨ªtulo a la obra de Shakespeare.
Su toque cabaretero no desentona en el Berliner Ensemble fundado por Brecht
Wainwright: "Hay piano, violines, rock, m¨²sica alemana... ?y tambi¨¦n espa?ola!"
El texto, s¨ª, lo puso el propio bardo hace 400 a?os, y ¨¦l mismo es uno de los personajes. Pero las figuras de pantomima, los bailes, las cabriolas, la iluminaci¨®n en duermevela, los mon¨®logos humor¨ªsticos de la travesti Georgette Dee y la m¨²sica de Wainwright no parec¨ªan guardar relaci¨®n alguna, ni entre s¨ª ni con los 24 sonetos elegidos. Conclusi¨®n: la gente estaba encantada.
Quien paseara el domingo cerca de la venerable sede del Berliner Ensemble fundado por Bertolt Brecht en 1949 podr¨ªa haber pensado en la Berlinale. Pero a diferencia de los acatarrados que hacen cola para el hosco febrero del festival de cine, los asistentes al estreno de los Sonetos de Shakespeare esperaban frente al teatro con el buen humor que asalta al que acaba de salir indemne del invierno prusiano. Charlaban de teatro, de clubes tecno o, c¨®mo no, de la primavera.
Rufus Wainwright conced¨ªa entrevistas con su corbata de lentejuelas. Luci¨® su pronto de estrella ante la pregunta "?Qu¨¦ podemos esperar?": "Pues risas, l¨¢grimas... y toda la gama intermedia". Muy pronto cambi¨® la sonrisa sard¨®nica por otra amable, para a?adir: "en realidad, espera variaci¨®n; hay rock, m¨²sica alemana, piano, violines, guitarras el¨¦ctricas". Y exclam¨®: "?y tambi¨¦n hay m¨²sica espa?ola!". Sobre los sonetos, Wainwright dijo que eran "extraordinarios". Tambi¨¦n afirm¨® ser "un gran fan" de William Shakespeare.
Variaci¨®n hubo. Y dos canciones acompa?adas por m¨²sica de guitarra de inspiraci¨®n espa?ola, que el cantante volvi¨® a usar en su bis con los versos del soneto 154. Las muchas referencias musicales pasaron por Kurt Weill (muy apropiado para el Berliner Ensemble), por los ritmos electr¨®nicos de baile y por algunas melod¨ªas renacentistas.
La puesta en escena es Robert Wilson en estado bruto. Shakespeare, conmovedoramente interpretado por la gran actriz Inge Keller, comparte el escenario con Isabel I e Isabel II (el actor J¨¹rgen Holtz), con la "dama oscura" de los sonetos (Ursula H?pfner-Tabori, excelente tambi¨¦n), con un cupido saltar¨ªn y orondo o con un "joven poeta" interpretado por la actriz Sylvie Rohrer. A veces declaman unos, a veces otros, saltando, volando o bailando, andr¨®ginos, con vestidos artificiosos y con caras muy maquilladas, entre los colores fr¨ªos de los decorados. Como es propio de Wilson, tampoco faltaron las citas a la pintura, desde los retratos isabelinos hasta el hongo de Magritte, que levit¨® un rato sobre las tablas. Las alusiones al homoerotismo de los sonetos, dedicados al misterioso Mr. W.H., fueron continuas.
?Y Shakespeare? Los cr¨ªticos alemanes no se ponen de acuerdo. El berlin¨¦s Die Tageszeitung honraba la "representaci¨®n del lado queer de Shakespeare". El conservador Die Welt, por el contrario, hablaba de "circo" y de "moner¨ªas" humillantes. Richard von Weizs?cker, de 89 a?os, resumi¨® su entusiasmo, compartido por su esposa: "no s¨¦ lo que tendr¨¢ esto que ver con los sonetos de Shakespeare, pero me hubiera encantado estar ah¨ª arriba". Al fin y al cabo, s¨®lo es un par de a?os mayor que Inge Keller...
Babelia
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