Argelia inventada
Buteflika se concede un tercer mandato en una elecci¨®n al margen de la realidad del pa¨ªs
Abdelaziz Buteflika ha obtenido un tercer mandato en las elecciones presidenciales celebradas el pasado d¨ªa 9 en Argelia, con un 90% de los votos emitidos. El inveros¨ªmil apoyo a su candidatura no constituye el ¨²nico ni el m¨¢s significativo indicio de fraude. Nadie dudaba de que, tras la reciente reforma de la Constituci¨®n para derogar el l¨ªmite de permanencia en la jefatura del Estado, Buteflika repetir¨ªa sus dos victorias anteriores. El dato m¨¢s relevante desde el punto de vista pol¨ªtico era el ¨ªndice de participaci¨®n, que en las presidenciales de 2004 fue del 58% y que en las legislativas de 2007 cay¨® hasta el 37%. Pero el r¨¦gimen argelino no ha querido conceder siquiera esta victoria a los partidos opositores, y ha cifrado en m¨¢s del 74% la tasa de participaci¨®n.
Los graves problemas que padece Argelia no se resolver¨¢n por la v¨ªa de inventar una realidad pol¨ªtica, y ¨¦ste es un argumento que no s¨®lo deber¨ªa valer para Buteflika sino tambi¨¦n para la condescendiente comunidad internacional. El terrorismo que azota el pa¨ªs no puede convertirse en una excusa para aplazar la democratizaci¨®n. El fraude no es un instrumento para impedir que los islamistas se hagan con el poder, sino la mejor forma de aumentar sus apoyos y legitimar la violencia entre sus partidarios. Una violencia que, por lo dem¨¢s, ya no se puede interpretar exclusivamente en clave argelina, sino que conecta con el yihadismo de Al Qaeda.
La crisis internacional est¨¢ afectando al pa¨ªs magreb¨ª, cuya econom¨ªa depende en gran parte de los hidrocarburos. Las previsiones para este a?o anuncian una ca¨ªda del 60% en las exportaciones, lo que significa que el r¨¦gimen no podr¨¢ amortiguar el creciente malestar social mediante ayudas y subvenciones como las anunciadas por Buteflika durante su campa?a. Con unas elecciones como las que han tenido lugar, el r¨¦gimen no est¨¢ mejor pertrechado para hacer frente a las dificultades que se avecinan. Y si la comunidad internacional no toma distancia, los riesgos de inestabilidad en Argelia y en el Magreb ir¨¢n en aumento.
En el punto al que se ha llegado cualquier alternativa es mala. Pero nada obliga a inclinarse una y otra vez por la peor, que es la de fingir que la realidad pol¨ªtica creada a la medida del r¨¦gimen de Buteflika ayudar¨¢ a resolver los problemas a los que se enfrenta Argelia, y tambi¨¦n el resto de los pa¨ªses del Magreb.
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