El ¨²ltimo d¨ªa de Neira en el hospital
El profesor Neira recuerda el ataque como "algo del pasado", pero conf¨ªa en que su agresor ser¨¢ condenado
256 d¨ªas. Ocho meses y dos semanas en los que la vida de Jes¨²s Neira ha estado detenida, como en un par¨¦ntesis. Hoy, en su 56 cumplea?os, la recupera. Sus amigos le han preparado una fiesta en el hospital. Ayer s¨®lo quer¨ªa mirar hacia adelante. "Lo pasado, pasado est¨¢".
Llevaba meses esperando este d¨ªa. Mirando m¨¢s all¨¢ de la puerta del hospital Puerta de Hierro y pregunt¨¢ndose cu¨¢ndo podr¨ªa volver a hacer cosas tan triviales como levantarse de la cama y darse una ducha, afeitarse "con las dos manos", ponerse un traje, coger el coche, "ir a desayunar un caf¨¦ con leche y leer la prensa". Cosas que, de tan cotidianas, uno no suele echar en falta. Hasta que las pierde. "He echado de menos hasta el atasco de la autopista", dec¨ªa ayer en la sala de espera que hay al lado de su habitaci¨®n, la B116. Hoy la deja atr¨¢s. El d¨ªa en que cumple 56 a?os. El d¨ªa n¨²mero 256 desde aquel 2 de agosto en que reprendi¨® a Antonio Puerta por maltratar a su novia.
"Creo que hubo una responsabilidad", dice sobre la negligencia m¨¦dica
La agresi¨®n de Antonio Puerta "fue un intento de matarme"
El profesor Neira habla pausado y casi en susurros, pensando cada frase. De vez en cuando se coge con la mano derecha el brazo izquierdo y lo acomoda sobre un coj¨ªn que apoya en el reposabrazos de la silla de ruedas. Es un hombre muy alto, y su delgadez todav¨ªa impresiona. Agradece que le digan que tiene mejor aspecto. "Bueno, vamos tirando", concede. Ha tenido que volver a aprenderlo todo: hablar, comer, moverse. A¨²n le queda una larga rehabilitaci¨®n por delante, que le llevar¨¢ a diario al hospital. Pero vuelve a su casa, y eso ya es mucho. "Ha sido demasiado tiempo".
Dice que hay cosas que apenas recuerda. Como el periplo por tres hospitales y cuatro m¨¦dicos distintos que no detectaron el derrame cerebral que lo llevar¨ªa al coma. S¨ª sabe que algo hicieron mal. "Creo que hubo una responsabilidad ah¨ª. Los jueces son los que tienen que decidir en qu¨¦ grado. Y si la hubo, tendr¨¢n que sentenciar". Cuatro m¨¦dicos est¨¢n imputados y el caso sigue instruy¨¦ndose en un juzgado de Majadahonda. Del informe sobre la investigaci¨®n interna que anunci¨® la Comunidad de Madrid nada m¨¢s se supo, pese a que el director de Hospitales, Antonio Burgue?o, asegur¨® en agosto que se har¨ªa p¨²blico "en el plazo de unos d¨ªas".
La brutal agresi¨®n de Antonio Puerta, por la que tambi¨¦n hay una causa abierta, sigue en la memoria de Neira aunque, dice, la recuerda "como una cosa del pasado, muy del pasado". Asegura que no sabe qu¨¦ ha sido de Puerta ni de Violeta Santander, la mujer a la que defendi¨®. "Que les vaya bien", afirma, como para zanjar ese tema. Pero despu¨¦s insiste: "No tengo ning¨²n tipo de rencor. Lo pasado, pasado est¨¢". El caso est¨¢ estancado a la espera de que el profesor pueda declarar, algo cada vez m¨¢s pr¨®ximo. No hay rencor, pero Neira conf¨ªa en que haya condena. "Porque fue un intento de matarme. M¨¢s claro el agua. Es algo m¨¢s que una opini¨®n; es un hecho que est¨¢ registrado por la c¨¢mara del hotel. Adem¨¢s hay testigos. Es evidente. Y est¨¢n las lesiones que sufr¨ª, que son de un calibre may¨²sculo".
Una peque?a carpa blanca, frente a la entrada del hospital Puerta de Hierro, le dar¨¢ hoy la bienvenida a "la vida normal" que tanto llevaba esperando. All¨ª estar¨¢n sus amigos, que soltar¨¢n al aire 256 globos blancos y 56 globos rojos. "Va a ser una cosa muy sencilla, m¨¢s emotiva que espectacular", adelantaba ayer el organizador, Javier Castro, abogado, portavoz de la familia durante estos ocho meses y amigo de Jes¨²s Neira. "Habr¨¢ tarta", a?ad¨ªa. Y las canciones preferidas del profesor: Anduri?a, Soldadito marinero... "Conociendo a mis amigos, me imagino que me tienen algo preparado", dec¨ªa ayer Neira.
Era d¨ªa de despedidas y de agradecimientos. "He conocido a mucha gente aqu¨ª. Es un hospital muy agradable, que tiene un lujo de personal". Precisamente entre los trabajadores del centro se form¨® mucho revuelo cuando se corri¨® la voz de que el profesor ten¨ªa asignada una enfermera a su habitaci¨®n las 24 horas del d¨ªa. Los sindicatos se quejaron a la direcci¨®n, por considerarlo un trato de favor. El hospital, que nunca lo neg¨®, lo atribuy¨® a una decisi¨®n m¨¦dica.
Ocho meses y dos semanas. Varias reca¨ªdas, la ¨²ltima el mes pasado. Mientras, la familia del profesor esperaba este d¨ªa. "Ha sido un tiempo muy dif¨ªcil para todos". Para su mujer, Isabel Cepeda, "un tiempo infernal y un agotamiento feroz, con una casa, hijos, trabajo y horas y horas de hospital". Sus hijos, el mayor de 20 y los dos peque?os de 13, "no han podido contar ni con su madre ni con su padre muchas horas al d¨ªa". Neira tiene claro lo primero que har¨¢ en cuanto salga del hospital. "Comer con mis amigos m¨¢s ¨ªntimos. Despu¨¦s volver¨¦ a casa. Y volver¨¦ a escribir, como he escrito siempre".
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