"?H¨¦roe? Quiero conocer al h¨¦roe"
El profesor Jes¨²s Neira abandona con honores el hospital ocho meses despu¨¦s de caer en coma por la brutal paliza que recibi¨® al defender a una mujer
Su aparici¨®n, con aspecto todav¨ªa d¨¦bil pero sonriente, arranc¨® los aplausos de los presentes. De los amigos que llevaban d¨ªas prepar¨¢ndole una fiesta, de algunos de sus vecinos de habitaci¨®n, de los enfermos que se asomaban en bata por la barandilla de la primera planta del Hospital Puerta de Hierro. Fuera le esperaban 256 globos blancos, uno por cada d¨ªa que Jes¨²s Neira ha permanecido ingresado tras la agresi¨®n que casi le hizo perder la vida por defender a una mujer que estaba siendo maltratada por su pareja. Y 56 globos rojos, los mismos que a?os cumpl¨ªa precisamente ayer, cuando los m¨¦dicos le dieron el alta.
"Es como volver a la vida". Neira se expresaba con voz pausada desde su silla de ruedas en el recibidor del hospital, conectado todav¨ªa al ox¨ªgeno, sereno pese a estar casi engullido por decenas de periodistas. Poco despu¨¦s de las 12.30, ayudado por su mujer y sus hijos, se levant¨® para atravesar la puerta y dar sus primeros pasos en la calle. Un s¨ªmbolo m¨¢s de este hombre casi erigido en h¨¦roe. ?l afirm¨® que tanta atenci¨®n medi¨¢tica le hab¨ªa pillado un poco por sorpresa. "?H¨¦roe? Quiero conocer al tal h¨¦roe, yo soy una persona absolutamente normal", concedi¨®.
Todav¨ªa conectado al ox¨ªgeno dijo: "Es como volver a la vida"
"?Lo qu¨¦ mas he echado de menos? Fundamentalmente respirar bien"
Ni el fr¨ªo ni la lluvia importaron a sus amigos. Ten¨ªan preparada una fiesta para Jes¨²s Neira, que permanec¨ªa custodiado en todo momento por su mujer y sus hijos, uno de ellos tambi¨¦n en silla de ruedas. "?Por solidaridad con tu padre?". "No, me ca¨ª", responde con una t¨ªmida sonrisa. Enfrente del hospital, una carpa con un peque?o escenario sirvi¨® como sala de celebraciones. Aunque la multitud de c¨¢maras apenas permit¨ªa ver a los que hablaban. Su compa?ero de tertulias televisivas, Juan Antonio Tirado, hizo de maestro de ceremonias. El cantante Pedro ?beda, tambi¨¦n amigo, se encarg¨® de entonar el Cumplea?os feliz y un par de las canciones favoritas del homenajeado. Hubo tarta, regalos -incluido uno del alcalde de Majadahonda, Narciso de Fox¨¢- y un brindis con cerveza.
Jes¨²s Neira, modesto, no escatim¨® en halagos hacia sus amigos y su mujer. "Yo no s¨¦ si hubiera podido hacer lo que ha hecho ella", confes¨® sobre el escenario, micr¨®fono en mano, relatando las obligaciones que hab¨ªan reca¨ªdo sobre su mujer en su ausencia. A ¨¦l le queda por delante la rehabilitaci¨®n, que compaginar¨¢ cada d¨ªa con las actividades rutinarias que espera retomar desde hoy, como leer los peri¨®dicos o trabajar en su despacho como presidente del consejo asesor del Observatorio contra la violencia de g¨¦nero de la Comunidad de Madrid. ?Lo que m¨¢s he echado de menos? "Fundamentalmente respirar bien, controlar mis movimientos", explic¨®. "En mi situaci¨®n las cosas secundarias se difuminan r¨¢pidamente".
Sus amigos estaban exultantes. "Nosotros al principio pens¨¢bamos que se mor¨ªa", explicaban. Ayer, ocho meses despu¨¦s de la agresi¨®n, Neira regres¨® a casa. Rodeado de expectaci¨®n, como todo lo que ha tenido que ver con su historia. Y no se arrepiente de nada. "Volver¨ªa a hacer lo mismo", respondi¨® mirando a las c¨¢maras, "porque si no esa mujer no estar¨ªa viva".
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