M¨¢s sobre la Ley de Dependencia

Desde luego no es muy tranquilizador que -tal y como expon¨ªa esta semana en esta secci¨®n de Cartas al director Pere Boix- la Ley de Atenci¨®n a la Dependencia haya recorrido tres departamentos ministeriales en menos de tres a?os. Pero peor es su grado real -y desigual- de aplicaci¨®n a d¨ªa de hoy.

A mi modo de ver, el problema de fondo de una ley que pretende ser el cuarto pilar del Estado de bienestar es, justamente, la falta en este pa¨ªs de verdaderas pol¨ªticas de Estado. Entiendo que ciertos asuntos esenciales desde el punto de vista social y de la pervivencia y viabilidad de un verdadero Estado de derecho (seguridad, justicia, sanidad, educaci¨®n, cultura, etc¨¦tera) nunca deber¨ªan ser motivo de discrepancias y utilizaci¨®n desde el punto de vista pol¨ªtico. Claro est¨¢ que eso exige un consenso permanente -tanto en la gestaci¨®n de las leyes como en su dotaci¨®n y aplicaci¨®n- en estos aspectos esenciales que, claramente, no se da en este pa¨ªs, donde hasta la pol¨ªtica antiterrorista, por ejemplo, ha sido utilizada pol¨ªticamente y donde los partidos pol¨ªticos juegan habitualmente a la corta -ganar las siguientes elecciones- sin la obligada altura de miras en inter¨¦s de la sociedad a la que supuestamente representan.

Mientras eso contin¨²e as¨ª, no deber¨ªa de sorprendernos que leyes consideradas b¨¢sicas y en las cuales han de colaborar las distintas Administraciones del Estado -que tendr¨¢n uno u otro signo pol¨ªtico- tengan aplicaci¨®n desigual, dependiendo del grado de colaboraci¨®n efectiva entre ellas.