Josu Ternera vuelve a la direcci¨®n de ETA
El pasado domingo, 12 de abril, el diario Gara publicaba un comunicado de ETA, con motivo del Aberri Eguna (D¨ªa de la Patria Vasca) en el que amenazaba directamente al nuevo Gobierno vasco, que el socialista Patxi L¨®pez deber¨ªa presidir en 15 d¨ªas, y al que no reconoce "ninguna legitimidad democr¨¢tica". Al d¨ªa siguiente, el reaparecido portavoz de la izquierda abertzale, Arnaldo Otegi, en unas declaraciones a Radio Euskadi, relativizaba los ataques de ETA al nuevo Gobierno vasco al se?alar que "el cambio de Gobierno no es el elemento esencial y, por tanto, no estamos ni m¨¢s lejos ni m¨¢s cerca de un proceso de paz". E insist¨ªa en su eterno mensaje y disposici¨®n "al di¨¢logo pol¨ªtico y la negociaci¨®n".
La izquierda 'abertzale' no est¨¢ por reeditar el Pacto de Lizarra con el PNV, aunque ¨¦ste haya pasado a la oposici¨®n
Los ilegalizados se ven en peligro de extinci¨®n si no pueden concurrir a m¨¢s elecciones, tras el gran ¨¦xito de Aralar
?Una simple cuesti¨®n de matices? No. Ambas declaraciones reflejan un conflicto muy serio en el seno de la direcci¨®n de ETA y en su entorno pol¨ªtico. Pero en esta ocasi¨®n no se trata de una lucha por el poder entre el aparato militar y el pol¨ªtico, como la protagonizada hace dos a?os entre Garikoitz Aspiazu Txeroki y Javier L¨®pez Pe?a Thierry; con la crudeza de las organizaciones armadas, con la elaboraci¨®n de listas de disidentes y reproches por el uso del dinero, incluidas.
La direcci¨®n de ETA asiste, actualmente, al gran debate que se ha esperado siempre: al de la utilidad del terrorismo como instrumento para lograr sus fines pol¨ªticos, como el derecho de autodeterminaci¨®n y la unidad de todos los territorios vascos.
Vinculado a este debate ha reaparecido en la direcci¨®n de ETA Josu Urrutikoetxea,Josu Ternera, su l¨ªder vivo m¨¢s carism¨¢tico, que aboga por el cuestionamiento de la utilidad del terrorismo y la necesidad de buscar una salida a una organizaci¨®n que se encuentra en su momento de mayor aislamiento social y debilidad operativa en muchos a?os.
Una debilidad operativa que, como suele recordar el ministro del Interior, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, no significa que no pueda hacer a¨²n mucho da?o. Lo demostr¨® en los dos ¨²ltimos atentados con coche-bomba: en octubre, en el aparcamiento de la Universidad de Navarra, y en Madrid, en febrero. Aunque no hubo v¨ªctimas, el impacto fue tremendo. Prueba de la cautela de Interior es el refuerzo de la seguridad, en las ¨²ltimas fechas, a los posibles blancos de ETA.
Josu Ternera cuenta ahora con 60 a?os. Entr¨® en ETA a fines de los a?os sesenta, de la mano de su l¨ªder hist¨®rico m¨¢s carism¨¢tico, Jos¨¦ Miguel Be?ar¨¢n, Argala, asesinado en 1978 por un comando parapolicial. Ternera cruza la historia de ETA, desde el atentado contra el almirante Carrero Blanco en 1973 hasta hoy. Fue responsable del aparato internacional, del pol¨ªtico y militar hasta que fue detenido en 1989 en Francia. En 1998, tras cumplir condena en Francia y Espa?a, fue elegido diputado al Parlamento vasco por una de las marcas de Batasuna, pero huy¨® a fines de 2002 al ser procesado por su presunta relaci¨®n con el atentado de la casa-cuartel de Zaragoza, en 1987, en el que murieron 12 personas.
Tras su huida, en su regreso a la direcci¨®n de ETA, abog¨® por el final dialogado. A la b¨²squeda de ese objetivo, protagoniz¨® las conversaciones con el Ejecutivo desde el verano de 2005 hasta su fracaso final.
Ternera no asisti¨® a la ¨²ltima reuni¨®n del proceso de ese final dialogado del terrorismo que, a mediados de diciembre de 2006, sostuvo una representaci¨®n del Gobierno de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero con otra de ETA, pocos d¨ªas antes de que la banda atentara contra la T-4 de Barajas (Madrid). En su lugar compareci¨® Javier L¨®pez Pe?a Thierry, que asumi¨® la jefatura del aparato pol¨ªtico de la banda y fue detenido por la polic¨ªa francesa en mayo del pasado a?o.
La desaparici¨®n de Ternera fue el presagio de que el proceso dialogado del terrorismo tocaba a su fin. Luego se supo que un golpe de mano en la direcci¨®n de ETA le hab¨ªa desplazado. Nadie sabe qu¨¦ ha sido de ¨¦l en estos dos a?os ni se conoce su paradero actual. Se ha especulado con que hab¨ªa huido a Am¨¦rica e incluso con que estaba enfermo. Lo que s¨ª se sabe en medios nacionalistas es que ha vuelto a la direcci¨®n de ETA.
Su reaparici¨®n se vincula en medios nacionalistas con el recobrado protagonismo de Arnaldo Otegi al frente de la izquierda abertzale, desde principios de este a?o. El fen¨®meno no es nuevo en la historia de la banda. Cuando Txomin Iturbe era el l¨ªder de ETA, en la primera mitad de los a?os ochenta, tras la muerte de Argala, contaba con un hom¨®logo en la izquierda abertzale, que era el abogado I?aki Esnaola. La desaparici¨®n de Iturbe implic¨® la ca¨ªda en desgracia de Esnaola. Luego se produjo la misma conexi¨®n entre Eugenio Etxebeste, Antxon (el l¨ªder de ETA que sucedi¨® a Iturbe), y el abogado I?igo Iruin, miembro entonces de la Mesa Nacional de Batasuna. Ha sido una constante en la historia de ETA y la izquierda abertzale. Desde hace a?os, Etxebeste e Iruin abogan por un final dialogado para ETA.
Josu Ternera reaparece ahora en una ETA sin liderazgo y sumida en una profunda crisis, que se agrav¨® a¨²n m¨¢s tras la detenci¨®n en noviembre de Garikoitz Aspiazu Txeroki, el jefe del aparato militar, que se le enfrent¨® durante el proceso de final dialogado del terrorismo y acab¨® dejando en minor¨ªa al propio Ternera, lo que origin¨® la definitiva ruptura del citado proceso en junio de 2007. En el actual marasmo que se aprecia en la direcci¨®n de ETA, Ternera aboga por otro intento de final dialogado al cuestionar la utilidad del terrorismo para lograr sus objetivos pol¨ªticos. Y puede hacer valer su influencia al ser el ¨²nico l¨ªder hist¨®rico que sobrevive.
Se ignora la fuerza de los seguidores de Txeroki en la direcci¨®n de la banda. Tras la ruptura de la tregua, Txeroki fue de los que opin¨®, en la asamblea de ETA del verano de 2007, que el error del proceso fue "no haber puesto muertos sobre la mesa" antes de la misma: la banda lleg¨® a la tregua de marzo de 2006 sin haber matado en tres a?os, lo que fue interpretado como una garant¨ªa por los negociadores enviados por Zapatero.
Desde la detenci¨®n de Txeroki en noviembre en Francia, que dist¨® s¨®lo seis meses de la de Thierry, ETA no ha hecho m¨¢s que recibir golpes en su c¨²pula. El sucesor de Txeroki, Aitor Iriondo, Aitzol, fue detenido pocos d¨ªas despu¨¦s del arresto de Txeroki. Esta cadena de detenciones ha hecho bueno el an¨¢lisis cr¨ªtico sobre la evoluci¨®n de ETA, realizado desde la c¨¢rcel en los ¨²ltimos cinco a?os por sus principales dirigentes de los a?os ochenta -la etapa m¨¢s sanguinaria de la banda-, encabezados por Francisco M¨²gica, Pakito.
Pakito y otros militantes de ETA, como Ignacio Aracama, Macario, escrib¨ªan en agosto de 2004, en una carta dirigida a su direcci¨®n, que "la lucha armada que hoy desarrollamos no sirve" pues "es morir a fuego lento". Y conclu¨ªa: "Nunca en la historia de la organizaci¨®n ETA se hab¨ªa encontrado tan mal".
Cuando ETA anunci¨® el proceso para el fin dialogado del terrorismo, el 22 de marzo de 2006, los 700 presos etarras encarcelados en Espa?a lo recibieron como una inyecci¨®n de ¨¢nimo. Se estim¨® entonces que m¨¢s de un 80% de los presos lo apoyaban. Y cuando ETA anunci¨® la ruptura, en junio de 2007, sin que los presos fueran consultados, se avivaron las cr¨ªticas a su direcci¨®n.
La respuesta fue otra carta a la c¨²pula de ETA, firmada por dos dirigentes de la banda en los a?os ochenta, Jos¨¦ Luis ?lvarez, Txelis, y Kepa Pikabea, en la que denunciaban la "inutilidad de la lucha armada" y consideraban que se hab¨ªa convertido en un obst¨¢culo para el avance de la izquierda abertzale. En el mismo sentido se han pronunciado otros destacados activistas presos de la misma ¨¦poca, como Jos¨¦ Luis Urrusolo y Carmen Guisasola. Todos ellos compa?eros y viejos conocidos de Josu Ternera.
Muchos miembros de la izquierda abertzale discrepan de los procedimientos de estos ex dirigentes encarcelados, al haber hecho p¨²blicas sus diferencias con la direcci¨®n, pero est¨¢n de acuerdo con su contenido: ETA se encuentra muy d¨¦bil y se ha convertido en un obst¨¢culo para el avance de la izquierda abertzale. Tambi¨¦n son muchos en ese mundo los que aseguran que Otegi y Ternera comparten tales opiniones.
Por eso, las elecciones vascas del pasado 1 de marzo han sido un test casi definitivo para los sectores de ETA y de la izquierda abertzale, que apuestan por un final r¨¢pido del terrorismo. La izquierda abertzale pag¨® las consecuencias de su ilegalizaci¨®n por los tribunales. La consigna de voto nulo de ETA y de la izquierda abertzale fue seguida por menos de 100.000 electores; esto es, 50.000 votos menos que en las anteriores elecciones vascas. Sin embargo, Aralar, el partido legal que rechaza el terrorismo, subi¨® repentinamente de 1 a 4 esca?os.
Ahora ya no se quejan s¨®lo algunos ex dirigentes. Son miembros de ETA los que, en conversaciones grabadas con permiso judicial, dicen: "La actividad de ETA se ha convertido en perjudicial para la consecuci¨®n de los objetivos estrat¨¦gicos. Por una parte, no somos capaces de hacer una lucha armada. Y, por otra, la lucha armada hace imposible que la izquierda abertzale pueda trabajar con las instituciones que hay a favor de nuestros derechos". Estas declaraciones casan con un sentimiento muy mayoritario en la izquierda abertzale, reflejado en los ¨²ltimos sondeos del Euskobar¨®metro: s¨®lo el 1% de los votantes de la izquierda abertzale apoyan incondicionalmente las actuaciones terroristas de ETA.
En estas condiciones, Otegi y la izquierda abertzale se encuentran entre la espada y la pared, entre ETA y Aralar. Saben que si no se presentan a las elecciones municipales, dentro de dos a?os, la v¨ªa de escape que ha abierto Aralar crecer¨¢ sin remisi¨®n y corren peligro de extinci¨®n. Con el agravante a?adido de que al pasar el PNV a la oposici¨®n, la izquierda abertzale queda a¨²n m¨¢s marginada.
Pero los dirigentes de la izquierda abertzale saben tambi¨¦n que para concurrir a las elecciones municipales, dentro de dos a?os, necesitan ser legales. Para ello tienen que cumplir uno de los dos requisitos: o lograr que ETA renuncie al terrorismo o desmarcarse claramente de la banda terrorista.
La respuesta de la izquierda abertzale a este reto ha sido lanzar a la palestra a su l¨ªder m¨¢s medi¨¢tico, Otegi, que trata de tomar la iniciativa con una doble propuesta: la construcci¨®n de un "polo soberanista" que agrupe a todos los partidos y formaciones independentistas -con participaci¨®n de Eusko Alkartasuna y Aralar y la exclusi¨®n del PNV- y el di¨¢logo con el Partido Socialista de Euskadi (PSE), con el objetivo de abrir un nuevo proceso de fin dialogado del terrorismo.
Antes de las elecciones vascas del pasado 1 de marzo, Otegi y la izquierda abertzale calculaban que tendr¨ªan un importante protagonismo desde la oposici¨®n, pese a su ilegalizaci¨®n, al pensar que una coalici¨®n del PNV y PSE iba a gobernar Euskadi. Pero la inminente formaci¨®n del Gobierno vasco de Patxi L¨®pez, con el apoyo del PP, no va alterar su estrategia.
Pese a que el PNV pasa a la oposici¨®n, Otegi y la izquierda abertzale descartan una alianza con ese partido. No va a reeditarse el Pacto de Lizarra de hace diez a?os, por m¨¢s que sea inminente el primer Gobierno vasco no nacionalista. Lo dijo Otegi tras las elecciones del 1 de marzo, cuando ya se vislumbraba un Gobierno del PSE apoyado por el PP: "El PNV ha corrido a Madrid, all¨ª donde Ibarretxe anunciaba que estaba el mando a distancia si ganaban los socialistas; ha ido a ofrecer la cabeza del lehendakari, a renunciar al derecho a decidir y a pactar para mantener el Gobierno de Vitoria".
Otegi sigue so?ando en abrir conversaciones con el PSE para reanudar un nuevo proceso de paz sobre la base de las conversaciones de Loyola, del oto?o de 2006, en las que participaron Josu Jon Imaz, por el PNV; Patxi L¨®pez, por el PSE, y ¨¦l mismo. Pero admite sus dificultades. Esta misma semana dec¨ªa en Radio Euskadi: "La izquierda abertzale siempre est¨¢ dispuesta al di¨¢logo y la negociaci¨®n. Aunque, en este momento, el PSE, que podr¨ªa ser un agente eficaz e importante en un nuevo proceso (de paz) est¨¢ conformando un Gobierno antidemocr¨¢tico de la mano del PP, que tiene como objetivo prioritario que no se vuelva a producir un proceso de estas caracter¨ªsticas".
Los m¨¢rgenes son ahora m¨¢s estrechos para la izquierda abertzale que hace tres a?os. Pero no porque el PSE vaya a gobernar Euskadi con el apoyo del PP. Zapatero y Patxi L¨®pez advirtieron, tras el fracaso del anterior proceso, hace dos a?os, que no habr¨¢ otro similar. ETA, antes de cualquier oferta de di¨¢logo, tiene que anunciar el cese definitivo de las armas, seg¨²n han insistido Zapatero y L¨®pez. Partidos como Aralar coinciden con esta posici¨®n porque no se le puede dar esa prima a una banda armada como ETA.
Por tanto, a Otegi y a la izquierda abertzale les corresponde mover ficha. Mientras tanto, activan la otra pata, la creaci¨®n de un polo soberanista con los partidos abertzales (Eusko Alkartasuna, Aralar y plataformas independientes) pero sin el PNV. La celebraci¨®n unitaria del Aberri Eguna (D¨ªa de la Patria vasca) entre Ir¨²n y Hendaya, la pasada semana, la consideran un ¨¦xito del nuevo polo soberanista y han anunciado para antes del verano "una nueva iniciativa nacional" con una acumulaci¨®n de fuerzas entre abertzales y sectores populares. Es f¨¢cil sospechar que ¨¦sta puede ser la plataforma desde la que la izquierda abertzale intente un nuevo proceso. Antes, ETA tendr¨ªa que dar el paso; y lo ¨²nico que se sabe es que hay un conflicto en su direcci¨®n.
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