Descomposici¨®n anunciada y acelerada
El vaticinio que hace ya cinco a?os hicieron sobre la descomposici¨®n de ETA sus dirigentes hist¨®ricos encarcelados, Francisco Mujika Garmendia, Pakito, e Ignacio Aracama Mend¨ªa, Makario, en la carta que enviaron a la direcci¨®n de la banda terrorista se est¨¢ cumpliendo a rajatabla. "La lucha armada que hoy desarrollamos es morir a fuego lento", escrib¨ªan, en agosto de 2004, para concluir: "Nunca en la historia de la organizaci¨®n, ETA se hab¨ªa encontrado tan mal".
Desde luego, nunca en la historia de ETA hab¨ªa sucedido que en el plazo inferior a un a?o hayan sido detenidos sus cuatro jefes sucesivos: Javier L¨®pez Pe?a, Thierry, en mayo del a?o pasado; Garikoitz Aspiazu, Txeroki, en noviembre; su sucesor, Aitor Iriondo, Aitzol, en diciembre, y el sucesor del sucesor, Jurdan Martitegi, ayer mismo. Los tres ¨²ltimos eran jefes del aparato militar de ETA, el ¨²nico existente, tras la detenci¨®n en mayo de Thierry, que fue el ¨²ltimo jefe pol¨ªtico-militar de la banda.
La descomposici¨®n de ETA obedece, en primer lugar, al profundo conocimiento que de su interior tienen las Fuerzas de Seguridad del Estado. Es el resultado de muchos a?os de trabajo y de una experiencia profesional acumulada de unas Fuerzas de Seguridad que se han formado en la democracia, y que muy poco, por no decir nada, tienen que ver con las que hered¨® el r¨¦gimen democr¨¢tico del franquismo. En segundo lugar, a la creciente colaboraci¨®n de Francia, que permite trabajar in situ a las Fuerzas de Seguridad espa?olas. Esto les permite acosar con mayor eficacia a personajes muy escurridizos, como, por ejemplo, Jurdan Martitegi, que se hab¨ªa convertido desde la detenci¨®n de Aitzol en el enemigo p¨²blico n¨²mero uno de la polic¨ªa espa?ola.
Otro factor no menos importante de la descomposici¨®n de ETA es la p¨¦rdida de su apoyo social, incluso en ¨¢mbitos de la izquierda abertzale. ETA ya no cuenta con la infraestructura ni las posibilidades de camuflarse que hace veinte a?os, y a¨²n hace diez a?os, dispon¨ªa por los apoyos que le ofrec¨ªan en el interior miembros de la izquierda radical y en el exterior, sobre todo en Francia, plataformas de simpatizantes de la banda.
Esos apoyos sociales han remitido en muy buena parte por el abandono que sufre ETA desde los ¨¢mbitos pol¨ªticos internacionales -Cuba, Sur¨¢frica, Irlanda...- y los propios partidos democr¨¢ticos vascos. Todos pregonan la necesidad de que ETA se quite de en medio. A los propios Gobiernos nacionalistas vascos no se les ha ocurrido, como suced¨ªa hace 25 a?os, oponerse a que Francia extraditara a etarras. Y ese clima pol¨ªtico ha incidido en la izquierda abertzale, cuya mayor¨ªa desea, tambi¨¦n, que ETA deje las armas porque ha comprobado en su carne, adem¨¢s, que el terrorismo les impide desarrollar su actividad pol¨ªtica.
Esta opini¨®n se ha extendido al interior de ETA y a su direcci¨®n que asiste, en estos momentos, a un duro debate sobre la utilidad del terrorismo. En este sentido, la detenci¨®n, ayer, de Martitegi refuerza la posici¨®n de etarras hist¨®ricos, como Josu Urrutikoetxea, Josu Ternera, que a su regreso a la direcci¨®n de ETA pretende buscarle un punto final.
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