'V', una invasi¨®n editorial
La rompedora revista elige Espa?a como primera parada de su expansi¨®n
El esp¨ªritu desafiante de la revista V se percibe, incluso, con los ojos cerrados. Su voluntad temeraria est¨¢ ya en el tama?o: grueso papel satinado de 34 cent¨ªmetros de alto por m¨¢s de 25 de ancho. El gran formato ya era una declaraci¨®n de intenciones en el Nueva York de 1999 en que naci¨®, pero adquiere monumentales proporciones en la Barcelona de 2009, cuando ver¨¢ la luz su edici¨®n espa?ola. En septiembre se publicar¨¢ el primer n¨²mero de V Spain, la primera versi¨®n no estadounidense de esta cabecera bimensual de moda y tendencias que distribuye 100.000 ejemplares y cuenta con 25.000 suscriptores digitales.
La otra gran peculiaridad de la revista est¨¢ en su origen: un colectivo vanguardista e independiente que desde hace 18 a?os edita Visionaire, inclasificable publicaci¨®n a medio camino entre el libro y el objeto, sin periodicidad fija, en la que participa lo m¨¢s granado de la cultura contempor¨¢nea, de Sophie Calle a Kurt Vonnegut. Stephen Gan, responsable de la revista y tambi¨¦n director de arte en Harper's Bazaar, el maquillador James Kaliardos y la ex modelo Cecilia Dean son los padres de una criatura que prepara su desembarco en Espa?a con una tirada prevista de 40.000 ejemplares. Su perfil explica la apabullante cartera de colaboradores fotogr¨¢ficos que exhibe V, de Mario Testino a Bruce Webber, pasando por Karl Lagerfeld o Steven Meisel, que aprecian la libertad creativa que la revista les brinda.
El talante aventurero preside una operaci¨®n que desaf¨ªa la l¨®gica
El talante aventurero preside una operaci¨®n que desaf¨ªa la l¨®gica al elegir el maltrecho y competitivo mercado editorial espa?ol como primera parada de la expansi¨®n de una revista de referencia en el circo internacional de la moda que aqu¨ª costar¨¢ 5 euros. "Econ¨®micamente la sugerencia obvia era una edici¨®n china o rusa", explica Gan. "Pero siempre me rijo por el instinto. Amo Espa?a y viajo muy a menudo a Barcelona e Ibiza. Cuando recib¨ª una propuesta de aqu¨ª, me decid¨ª a intentarlo. No es un momento para hacer las cosas bas¨¢ndose s¨®lo en razones financieras, porque si as¨ª fuera no har¨ªas nada. Es un momento para creer en lo que haces".
Una pol¨ªtica visceral que explica tambi¨¦n la elecci¨®n de Edit, una peque?a compa?¨ªa barcelonesa de publicaciones de alta relojer¨ªa, como ins¨®lito compa?ero de viaje. Creada hace dos a?os y medio por Diego Flores, entonces un emprendedor de 28 a?os sin experiencia editorial, tiene como buque insignia la revista especializada En Hora. "Nunca me plante¨¦ qui¨¦n era el mejor socio para un proyecto as¨ª", dice Gan. "Toda mi vida he hecho las cosas de forma independiente y somos una de las pocas revistas indies que hay. Empec¨¦ con 600 d¨®lares de mi propio dinero y me gusta la idea de asociarme con alguien con una historia parecida".
La falta de experiencia del editor no est¨¢ re?ida con la ambici¨®n. Diego Flores ha firmado un contrato por 10 a?os, quiere que V Spain alcance una posici¨®n de liderazgo y aspira a lanzarse al mercado latinoamericano y al masculino en un plazo de dos a cinco a?os. "Cuando empec¨¦ no sab¨ªa nada de revistas ni de relojes", confiesa. "Me plantee qu¨¦ hacer con mi vida. Me fij¨¦ en qui¨¦n llevaba una vida que me gustara y dije ?por qu¨¦ no ser editor? Conoces a gente, es enriquecedor... Vi un hueco y me lanc¨¦. Todo el mundo me dijo que estaba loco, pero me ha salido bien: revolucion¨¦ el mercado y las cifras de negocio son estupendas. Quiero hacer lo mismo ahora: entrar en un sector nuevo, la moda, y tratar de ser el n¨²mero 1".
Al igual que ha sucedido con las ediciones espa?olas de otras cabeceras internacionales como Rolling Stone o Vanity Fair, la gran cuesti¨®n es cu¨¢nto material utilizar del original. "No quiero algo completamente diferente en cada pa¨ªs", afirma Gan. Pero esa receta exige administrarse con precauci¨®n, como est¨¢ comprobando Rom¨¢n Lata Ares, director de contenidos de V Spain: "Las marcas con las que estamos contactando tienen miedo de que se trate de un pura traducci¨®n del contenido americano. Lo ideal ser¨ªa tener un 100% espa?ol, por supuesto".
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