Viaje a la galaxia Miyazaki
El genio japon¨¦s de la animaci¨®n defiende su visi¨®n artesanal del cine - El ganador del Oscar y del Oso de Oro de Berl¨ªn estrena su pel¨ªcula 'Ponyo en el acantilado'
Chihiro indica el camino que conduce a las dependencias del maestro. No es una adorable ni?a de dibujos animados, sino una de las empleadas del estudio Ghibli, la gran empresa de animaci¨®n japonesa. Y tampoco -asegura- se trata de la cr¨ªa hom¨®nima que en su momento inspir¨® al director para concebir El viaje de Chihiro hace m¨¢s de ocho a?os. Sin embargo, uno acaba por imaginar que nos est¨¢ conduciendo a la morada de Kamaji, la criatura encargada de las calderas en la casa de ba?os donde transcurre el filme. As¨ª se autoparodi¨® Hayao Miyazaki (Tokio, 1941) porque as¨ª se ve, como un atareado ser de seis brazos que lo controla todo desde las entra?as de Ghibli.
No es de extra?ar. El laureado dibujante es, a sus 68 a?os, el ¨²nico director que revisa y retoca todos los dibujos que su equipo de animadores realiza para sus pel¨ªculas. Todo esto pese a que sus ojos, enmarcados por unas gafas de pasta, padecen lo indecible desde hace m¨¢s de una d¨¦cada.
"Hoy los ni?os sienten que su vida est¨¢ en manos de una fuerza oculta"
La nueva pel¨ªcula tiene 185.000 dibujos hechos a mano
Afueras de Tokio. A 200 metros del Museo Ghibli, en la tranquila zona residencial de Koganei, est¨¢ el chalecito escandinavo que hace las veces de su oficina. En la entrada, el Citr?en 2CV -tambi¨¦n gris- que el director conduce desde hace 25 a?os. No es f¨¢cil acceder a la galaxia Miyazaki; el genio apenas concede entrevistas. En Espa?a se puede ver desde ayer su ¨²ltima pel¨ªcula, Ponyo en el acantilado, un nuevo hito en la trayectoria del estudio y en la animaci¨®n moderna, como ya lo fueron en su d¨ªa La princesa Mononoke o El viaje de Chihiro.
Mientras estudios como Pixar o DreamWorks sientan las bases de una era basada en lo digital y las sensaciones tridimensionales, Miyazaki ha retornado a las ra¨ªces de este oficio. Por eso Ghibli ha creado Ponyo usando las manos. La ha ilustrado y animado sin ayuda de la tecnolog¨ªa digital, y sus 185.000 dibujos (El viaje de Chihiro tiene 70.000 ilustraciones menos) componen una experiencia viva y exuberante. "El origen est¨¢ en La dama de Shalott, un cuadro de John William Waterhouse", aclara Miyazaki mientras se enciende un cigarrillo con las brasas de la chimenea. "El fondo de esta pintura es de un detallismo tan abrumador que al contemplarlo sent¨ª que nunca llegar¨ªamos a ese nivel. Fue como topar contra una pared. As¨ª que pens¨¦: volvamos al principio. Olvid¨¦monos del 3-D y elaboremos un dibujo m¨¢s sencillo pero que se mueva much¨ªsimo m¨¢s". De esta manera ha apostado por reivindicar la animaci¨®n tradicional, algo que alegr¨® sobremanera a un equipo que hasta ahora se dejaba literalmente los dedos ilustrando un ¨¢rbol o un simple riachuelo. Eso no quita para que Ponyo sea la obra de Ghibli m¨¢s trabajosa hasta la fecha. "Les dije: 'Moved lo que quer¨¢is y olvidaos de limitar el n¨²mero de dibujos por segundo".
Se le ve tranquilo y sonriente, sentado en el sal¨®n de esta oficina que ¨¦l mismo dise?¨® y que recuerda a su pel¨ªcula El castillo ambulante, a la Villa Kunterbunt de Pipi Calzaslargas y al propio Museo Ghibli, un recinto que tambi¨¦n proyect¨® ¨¦l mismo en 2001. En ¨¦l pueden verse una gran colecci¨®n de dioramas y zootropos tallados por su hijo Keisuke, frescos basados en sus t¨ªtulos de m¨¢s ¨¦xito, fotogramas y materiales de trabajo originales del estudio, cortos exclusivos o un enorme Gatob¨²s de peluche como el de Mi vecino Totoro. Para visitarlo es indispensable acceder a www.ghibli-museum.jp/en y comprar la entrada por adelantado.
"Tras concluir El castillo ambulante, revisit¨¦ las novelas de Natsume Soseki, que era un enamorado de la pintura prerrafaelista. De ah¨ª mi inter¨¦s por visitar la Tate Britain y admirar el trabajo de Waterhouse", aclara el realizador. En Ponyo, el esp¨ªritu renovador de Soseki, principal testigo literario del cambio que vivi¨® el Jap¨®n Meiji a principios del siglo XX, se extiende tambi¨¦n a la narraci¨®n, donde Miyazaki fantasea con una revoluci¨®n que transforme nuestra relaci¨®n con la naturaleza, tema ya empleado en Nausicaa o La princesa Mononoke.
A diferencia de otros productos del estudio, Ponyo en el acantilado es una pel¨ªcula infantil. "Ellos suelen ser nuestro p¨²blico objetivo, aunque nuestra manera de trabajar hace que nos vean los adultos", cuenta el productor Toshio Suzuki, el otro demiurgo de Ghibli junto a Miyazaki y el tambi¨¦n director Isao Takahata. A su lado, el Oscar y el Oso de Oro de Berl¨ªn ganados por El viaje de Chihiro reposan en un sencillo armario. Miyazaki, por su parte, asegura: "Estos ni?os sienten que no controlan su propia vida", afirma, "que su destino est¨¢ en manos de una fuerza oculta". Lo dice alguien que desde hace tiempo est¨¢ en contacto con ni?os peque?os; el edificio que hay junto a su oficina es una guarder¨ªa para los hijos de los empleados de Ghibli. "Cuando salen al patio les doy caramelos y ellos me llaman abuelito", cuenta entre risas. "?Mi pr¨®xima pel¨ªcula? A¨²n no tengo nada y s¨¦ que tardar¨¦ varios a?os en estrenarla. Adem¨¢s, ahora quiero disfrutar de mis pasatiempos". ?Cu¨¢les? "El trabajo ha absorbido mi vida. As¨ª que supongo que aparte de eso, me gusta el paseo de los domingos". La animaci¨®n manda.
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