La cara oculta de un Oscar
Rubina, la actriz de nueve a?os de 'Slumdog millionaire', vive en una chabola de Bombay como antes de los premios, sin casa nueva ni el dinero prometido para poder estudiar. Las preguntas del esc¨¢ndalo siguen sin respuesta y el ¨¦xito ha roto a su familia un poco m¨¢s
Ha oscurecido y en el poblado chabolista de Garib Nagar, al norte de Bombay, se ha ido la luz. Poqu¨ªsimas velas maldibujan los estrechos callejones por los que corre un riachuelo que lleva todo tipo de desechos emanados de las precarias viviendas. En la penumbra aparecen un par de ojos: brillantes, enormes, inocentes. Son los de Rubina Ali, la ni?a que, a sus nueve a?os, es "el orgullo" del barrio. Aqu¨ª vive una de las protagonistas de la pel¨ªcula Slumdog millionaire, la misma que el 22 de febrero salt¨® a la fama mundial cuando el filme fue premiado con ocho oscars de Hollywood.
Para encontrarla desde la estaci¨®n ferroviaria s¨®lo hay que mencionar su nombre. "Rubina vive por ah¨ª", se?alan unos polic¨ªas a la periodista en la congestionada entrada del poblado chabolista, al tiempo que advierten: "Pero cuide su cartera y su m¨®vil".
La ni?a actriz duerme en el piso desnudo de una casa de hojalata, en un barrio por el que corre un arroyo de desechos
La ni?a juega con sus amigos, aparentemente ajena al gran esc¨¢ndalo que ha estallado a su alrededor. Con la fama tambi¨¦n le ha llegado la desgracia. Un semanario sensacionalista brit¨¢nico, News of the World, public¨® que su padre hab¨ªa querido venderla por 226.695 euros. De acuerdo con esa publicaci¨®n, el padre de Rubina, Rafiq Qureshi, mordi¨® el anzuelo y pidi¨® dicha suma a un reportero que le hab¨ªa tendido una trampa, haci¨¦ndose pasar por el representante de un jeque saud¨ª interesado en ofrecerle dinero a cambio de darle a la cr¨ªa en adopci¨®n. Justo este mismo argumento lo utiliza el padre para negarlo todo. "?C¨®mo iba yo a dar por cualquier precio a mi hija, la estrella de cine?", asegura a la enviada de EL PA?S. Renuente a hablar en un principio, sale de la chabola -completamente a oscuras en el interior- y poco a poco toma confianza. Dice que no se arrepiente de haber dejado actuar a la cr¨ªa en la pel¨ªcula porque todo hab¨ªa salido bien hasta la aparici¨®n del reportaje. "Si hubiera sabido que se quer¨ªa llevar a mi hija, lo hubiese matado", asegura el padre, en referencia al reportero que se hizo pasar por representante de un jeque. Las palabras de este carpintero, que tiene ahora 36 a?os, m¨¢s alto y fornido que el promedio de los indios, se interrumpen cuando tiene que extender un par de monedas al vendedor al que la peque?a ni?a de Oscar ha arrebatado un algod¨®n de az¨²car.
Rafiq considera que ha "ganado amor, respeto y fama, pero no dinero" tras el ¨¦xito de la pel¨ªcula. Y niega las acusaciones de querer lucrarse con su hija: "Est¨¢n explotando nuestra pobreza y a mi ni?a para hacerse publicidad", dice, en referencia al semanario sensacionalista brit¨¢nico. "Pero no son m¨¢s que un tabloide, no tienen credibilidad", refunfu?a.
Frente a esta tajante versi¨®n, otra persona muy ligada a Rubina apoya la hip¨®tesis de que probablemente hab¨ªa intenci¨®n de venderla: se trata de la propia madre de la ni?a, Khursheed Kureshi, separada del padre desde hace cinco a?os. Sentada en un restaurante a las afueras de Bombay, la madre de Rubina, que tiene 27 a?os de edad, afirma que el padre es "capaz de todo". Cuenta que le dej¨® porque constantemente le pegaba y le era infiel; jugaba a las cartas y ella ten¨ªa que trabajar duro como empleada dom¨¦stica para poder pagar sus deudas...
Khursheed, la madre, es analfabeta y no tiene televisi¨®n. Dice que sus vecinos le informaron del esc¨¢ndalo de la supuesta venta y, en cuanto pudo, ella acudi¨® a la polic¨ªa. Asegura que ya hab¨ªa o¨ªdo una versi¨®n sobre la venta de la cr¨ªa a su otra hija, Sana, de 12 a?os, la hermana mayor de la actriz, aunque en principio no le hab¨ªa dado mayor importancia. Sana, por su parte, afirma que cuando viv¨ªa en la casa de su padre oy¨® que negociaba un precio por ella. "Cuando le ped¨ª que no s golpe¨® y me dijo que me callara", cuenta.
Para la hermana y la madre de Rubina, la conducta del padre se ve empeorada por su nueva esposa y su familia. "Los oscars nos trajeron el orgullo de ver triunfar a mi hermana, pero tambi¨¦n nos han tra¨ªdo la desgracia de que nuestros familiares se han vuelto muy codiciosos", dice la hermana. Cuando la familia de Rafiq se enter¨® de que pod¨ªa recibir dinero a cambio de Rubina, en lugar de disuadirle, le pidieron "su trozo de tarta", seg¨²n la madre de la peque?a actriz.
La pelea familiar ha crecido a la par que la popularidad de Rubina, hasta convertirse en un esc¨¢ndalo dentro del esc¨¢ndalo. Los peri¨®dicos indios han publicado la fotograf¨ªa de los golpes que se dieron hace unos d¨ªas la madre de Rubina y la esposa actual de Rafiq. Las dos partes se acusan mutuamente de "lavar el cerebro a Rubina" para que se incline hacia una parte o hacia la otra, y de querer aprovecharse de la fama de la cr¨ªa.
Al margen de cual versi¨®n sea la buena en el esc¨¢ndalo publicitado, la miseria en la que viven los ni?os actores es la otra cara de los celebrados oscars. Cuando regresaron de Los ?ngeles, tras la entrega de los premios, tanto Rubina como el otro peque?o actor, Azharuddin Mohammed Ismail, se encontraron con la noticia de que las autoridades les hab¨ªan prometido realojarlos en casas nuevas. "Por traer el ¨¦xito al pa¨ªs y por representarnos debemos darles casas antarnos debemos darles casas a los ni?os", anunciaba con aire triunfal Amarjeet Singh Manhas, el presidente de la asociaci¨®n para la vivienda.
Sin embargo, la mayor¨ªa en India cree que fue un anuncio populista y duda de que se vaya a cumplir. En todo caso, los ni?os actores siguen en sus chabolas. Se les realojar¨¢, asegura Singh, "aunque no est¨¢ clara la fecha en que se implementar¨¢ la medida". India se encuentra en plena vor¨¢gine electoral y el propio presidente de la asociaci¨®n de vivienda reconoce que el Gobierno habr¨¢ de estudiar la medida a finales de mayo, cuando haya terminado la campa?a electoral. Entre l¨ªneas se puede leer que hay otro factor en juego: que el mismo partido contin¨²e en el poder. El mi¨¦rcoles pasado, cuando EL PA?S acudi¨® a visitarla al poblado chabolista de Bombay, qued¨® claro que Rubina sigue durmiendo en el piso desnudo de una casa de hojalata de cuatro metros por cuatro, que no se viene abajo de puro milagro. Aparte de alguna ropa guardada en bolsas de pl¨¢stico, en el interior s¨®lo hay unos cacharros met¨¢licos, un televisor y un ventilador. Eso s¨ª, por todo el poblado se escucha constantemente la canci¨®n Jai Ho, que le dio una de las estatuillas a la pel¨ªcula y que se ha convertido en un verdadero himno para los chabolistas.
Los ni?os de la pel¨ªcula tambi¨¦n recibieron otra promesa: la de mayores recursos para una vida mejor. Lo asegur¨® el equipo de producci¨®n de Slumdog millionaire, incluido el director brit¨¢nico del filme, Danny Boyle. No ocurri¨® nada durante las primeras semanas tras la concesi¨®n del Oscar. Pero justamente la semana pasada se cre¨® el Fideicomiso Jai Ho -otra vez el nombre de la canci¨®n-, que "est¨¢ en contacto regular con las familias de los dos ni?os", seg¨²n asegura uno de los miembros de su consejo, Noshir Dadrawala.
En teor¨ªa, ese fondo se ocupar¨¢ de mudar a las familias de los peque?os a casas "apropiadas", les dar¨¢ una mensualidad "suficiente" para que cubran sus gastos, les pagar¨¢ la educaci¨®n a ellos y a sus hermanos; y cuando Rubina y Azharuddin cumplan 18 a?os se les dejar¨¢ decidir si quieren continuar con sus estudios. En caso contrario, se les dar¨¢ un dinero para que puedan comenzar alg¨²n negocio.
Pero Dadrawala no revela la suma con la que cuenta el fideicomiso. "No queremos que se vea a los ni?os como acreedores de este dinero y que aumenten los problemas por ello", explica. La semana pasada, el equipo de Slumdog millionaire tambi¨¦n don¨® 500.000 libras (561,747 euros) a Plan India, una ONG que promueve el desarrollo infantil. La donaci¨®n se centrar¨¢ en las necesidades de educaci¨®n y salud de otras 2.000 familias en una zona chabolista de Bombay.
Un representante del fondo de Jai Ho asegura tambi¨¦n que un consejero familiar comenzar¨¢ a visitar a la familia de Rubina, "para ayudarles a resolver sus problemas". Y a?ade: "Somos conscientes de que toda esta fama y otros problemas les est¨¢n afectando emocional y mentalmente". Aunque la ayuda comenzar¨¢ a partir de mayo, asegura que las dos familias ya han visto un par de opciones de casas para ser realojados.
Pero el padre de la peque?a actriz lo niega todo. El jueves pasado, nueva visita a la chabola: Rafiq dice que ni siquiera ha o¨ªdo mencionar la existencia de las ayudas. Tampoco est¨¢ seguro de que un millonario indio residente en Doha, A. R. Vanoo, cumpla la promesa que le hizo de apoyar los estudios de Rubina. "Yo ya no creer¨¦ nada hasta que sean hechos y no s¨®lo palabras", argumenta Rafiq.
Saca todo su orgullo para asegurar que ¨¦l puede arregl¨¢rselas con el dinero que gana, "pero, claro", reconoce, "mi familia estar¨ªa mejor con un poco m¨¢s de dinero si alguien nos lo quiere dar". Inshallah, repite constantemente, la forma de los musulmanes de decir que Al¨¢ decidir¨¢. No todos se f¨ªan de ¨¦l: un vecino, que prefiere no dar su nombre, apunta que tal vez el padre est¨¢ ocultando las ayudas que est¨¢ recibiendo, para que sigan llegando m¨¢s.
En este contexto empez¨® el esc¨¢ndalo con el supuesto intento de venta de Rubina. La polic¨ªa india concluy¨® la investigaci¨®n el jueves pasado y cerr¨® el caso. Seg¨²n la agencia Associated Press, el inspector Rahim Shaikh declar¨®: "No hubo intercambio de dinero. Rubina est¨¢ aqu¨ª. No hay delito".
Pese a que la polic¨ªa no culpa a Rafiq, los defensores de los derechos humanos piden que la investigaci¨®n contin¨²e: "Estamos preocupados por la ni?a porque es muy peque?a para manejar todos estos problemas. Adem¨¢s, debemos lograr que se proteja su privacidad", afirma la directora de la Comisi¨®n Nacional para la Protecci¨®n de los Derechos de los Ni?os, Shantha Sinha, quien reconoce que, al margen del caso de Rubina, existen redes de tr¨¢fico organizadas que se llevan a ni?os indios para venderlos en los pa¨ªses del Golfo. "Sobre todo, ni?as, para que se dediquen a la prostituci¨®n, para casarlas, para servicio dom¨¦stico", asegura. A su juicio, la pobreza no es la ¨²nica causa del tr¨¢fico de ni?os en India: porque tambi¨¦n la sociedad lo permite con la falta de normas, y de instituciones fuertes, consintiendo que no todos los ni?os vayan a la escuela.
Para Anjali Kate, de Sakhee, una ONG para los derechos de los ni?os, este alboroto alrededor de Rubina no es m¨¢s que publicidad para la pel¨ªcula. Afirma que en India nadie est¨¢ vendiendo a los ni?os: "hay gente pobre, pero nadie quiere deshacerse de sus hijos, ni siquiera por la m¨¢s extrema pobreza". Asegura, en cambio, que s¨ª hay agencias de adopci¨®n que enga?an a los padres para dar a sus hijos a extranjeros y reunir as¨ª grandes sumas de dinero.
Al hilo del esc¨¢ndalo, tambi¨¦n se discute sobre la ¨¦tica de las investigaciones period¨ªsticas con c¨¢maras o micr¨®fonos ocultos. Un experto en medios de comunicaci¨®n y ¨¦tica, Dipankar Gupta, invita a desconfiar de tales procedimientos: "En este caso, tal vez la familia nunca pens¨® en vender a la ni?a y ellos (los reporteros) les dieron la idea. Aunque es obviamente ilegal para el padre intentar lucrarse con la hija, tambi¨¦n es una actitud falta de toda ¨¦tica", comenta.
En India, las investigaciones encubiertas son legales cuando sean de inter¨¦s p¨²blico. El periodista Mazhar Mahmood, que llev¨® a cabo la investigaci¨®n para News of the World, no quiso responder a las preguntas de EL PA?S por encontrarse "ocupado en otra investigaci¨®n encubierta". En su lugar, el responsable de relaciones p¨²blicas, Stuart Kuttner, justific¨® la acci¨®n en que "la historia y la investigaci¨®n de esta penosa, ilegal, malvada situaci¨®n habla por s¨ª misma". Ese peri¨®dico est¨¢ envuelto en todo tipo de esc¨¢ndalos y su anterior editor, Clive Goodman, y otros dos trabajadores fueron arrestados en 2006 despu¨¦s de que Scotland Yard descubriera que hab¨ªan intervenido los tel¨¦fonos de miembros de la familia real brit¨¢nica, pol¨ªticos y celebridades.
Al margen de la conmoci¨®n, Rubina se muestra feliz con su familia. Dice que lo ¨²nico que ha cambiado tras Slumdog millionaire es que ahora recibe muchas visitas y que todos le reconocen en el poblado chabolista, le saludan y quieren estar con ella. "S¨®lo quiero seguir siendo actriz, se siente una muy bien", dice mientras devora un chocolate. "Esta peque?a es como nuestra reina, nuestra representante", afirma un vecino, Sheik Ranzan. A su corta edad, la fama no s¨®lo ha tra¨ªdo a Rubina cosas buenas.
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