Cuando los ¨¢ngeles son demonios
Los 22 detenidos de ?ngeles del Infierno extorsionaban a otras bandas de motoristas y obligaban a contratar su seguridad en conciertos de 'heavy-metal'
?Para qu¨¦ quiere un club de motoristas una ametralladora y una pistola el¨¦ctrica? ?Qu¨¦ hace una bufanda de los Boixos Nois junto a un casco de los tercios espa?oles del siglo XVI? ?Por qu¨¦ algunos miembros de los Hells Angels recogen juguetes por Navidad y dedican el resto del a?o a la extorsi¨®n y el tr¨¢fico de drogas? Son algunas de las contradicciones de los llamados ?ngeles del Infierno, una banda de moteros nacida hace 61 a?os en Estados Unidos y extendida en 30 pa¨ªses; entre ellos, Espa?a.
Los Mossos d'Esquadra y la Guardia Civil han asestado, esta semana, un duro golpe a la rama espa?ola de la banda con la detenci¨®n de 22 personas en seis provincias; la mayor¨ªa, en Barcelona. Seis de ellas (las que integraban la c¨²pula) han ingresado en prisi¨®n provisional por tr¨¢fico de drogas y asociaci¨®n il¨ªcita.
La banda de moteros ten¨ªa sede y dos 'pubs' en un barrio de Barcelona
Los jefes de la red han ingresado en prisi¨®n por asociaci¨®n il¨ªcita
El inspector Jordi Dom¨¨nech, de la polic¨ªa auton¨®mica catalana, sostiene en sus manos una pesada arma de guerra mientras trata de explicar que la operaci¨®n policial no se ha dirigido contra la asociaci¨®n Hells Angels Motorcycle Club Barcelona (constituida legalmente hace 13 a?os), sino contra algunos de sus miembros. ?stos est¨¢n acusados de formar una "asociaci¨®n il¨ªcita" con "estructura paramilitar" que persegu¨ªa un ¨²nico fin: delinquir.
El bodeg¨®n que asoma tras el inspector no tiene desperdicio: hay espadas, navajas, pu?ales, ballestas, escopetas (antiguas y nuevas), bates de b¨¦isbol de todos los tama?os y colores, chalecos antibalas y pasamonta?as. Un material innecesario si lo que se pretende es, sencillamente, recorrer cientos de kil¨®metros de carretera a lomos de una Harley Davidson junto a los compa?eros de fatiga. Los ¨¢ngeles se ven a s¨ª mismos como una hermandad. Poseen normas propias y rituales que los no iniciados no pueden (ni deben) compartir.
Tal idiosincrasia les lleva a rechazar de plano cualquier forma de marketing. "Cuando ven a alguien que no es de los suyos y lleva chalecos o camisetas de los Hells Angels, son capaces de darle una paliza", comenta Dom¨¨nech. La violencia (y la amenaza de usarla) es una de las se?as de identidad de los arrestados, seg¨²n los investigadores. Buena parte del negocio il¨ªcito consiste en extorsionar a los clubes, pe?as y asociaciones de moteros que pretenden organizar actividades por su cuenta. Para que la fiesta discurra en paz, los ¨¢ngeles exigen el pago de cierta cantidad de dinero. Incluso los aspirantes a entrar en la banda sufr¨ªan extorsi¨®n.
Los m¨¦todos de la banda los conoce bien Juan, nombre figurado del responsable de una pe?a motera que ha vivido en sus carnes la presi¨®n de los ¨¢ngeles. "En este mundo casi todo el mundo se conoce. Vinieron a vernos y nos dijeron que, si quer¨ªamos hacer m¨¢s actividades, ten¨ªamos que darles un dinero cada dos o tres meses. Pero pudimos esquivarles", relata.
Igual que las mafias que ofrecen servicios para vigilar obras, la banda motera tambi¨¦n actuaba como una falsa empresa de seguridad privada. Con una investigaci¨®n de m¨¢s de un a?o -con tel¨¦fonos pinchados y seguimientos de 24 horas en las ¨²ltimas semanas-, la polic¨ªa da por probado que la banda ofreci¨® sus gorilas para mantener el orden en diversos conciertos de m¨²sica heavy metal organizados en Barcelona y alrededores.
La banda sacaba tajada de casi todo. Los detenidos -algunos de ellos hombres fornidos, con barba abundante y aspecto rudo e indomable- tambi¨¦n se dedicaban al cobro de morosos con m¨¦todos expeditivos. La otra l¨ªnea de negocio era el tr¨¢fico de drogas. Hace un mes, dos ¨¢ngeles de la rama italiana se desplazaron a Barcelona para comprar droga. Los agentes se han incautado de un kilo de coca¨ªna y de marihuana.
Cuando una banda rival (que las hay) pretend¨ªa hacerles sombra, los ?ngeles del Infierno trataban de borrarla del mapa. De ah¨ª, el arsenal que Dom¨¨nech muestra con paciencia. En los treinta registros practicados por los agentes se han hallado 200.000 euros en met¨¢lico.
Adem¨¢s de hacer vida en la carretera (los c¨¢nones dicen que un hell angel aut¨¦ntico debe recorrer 35.000 kil¨®metros cada a?o), los detenidos se hab¨ªan aposentado en un barrio de Barcelona, Poblenou. All¨ª poseen su vistosa sede (hasta hace poco hab¨ªa siempre motos enormes aparcadas en la puerta) y dos pubs donde organizaban conciertos. Uno de ellos funcionaba como after-hour. Celosos de su estilo de vida, ten¨ªan poca relaci¨®n con el vecindario.
La conexi¨®n con los Boixos Nois
Cuando los agentes irrumpieron en el domicilio de Jos¨¦ Antonio Romero Ors, en Sant Adri¨¤ de Bes¨°s (Barcelona), el hombre dorm¨ªa pl¨¢cidamente. La historia de Jaro, como tambi¨¦n se le conoce, es distinta a la de los otros 21 ¨¢ngeles del infierno detenidos. De hecho, ¨¦l no es estrictamente un ¨¢ngel. Seg¨²n las investigaciones, compraba y vend¨ªa droga a uno de los responsables de la banda. Pero su historia tambi¨¦n es distinta por otro motivo. Jaro es miembro de los Casuals -la facci¨®n m¨¢s violenta de los Boixos Nois, el grupo de seguidores radicales del Bar?a- y cumpli¨® condena por el asesinato, en 1991, de un seguidor del Espanyol.
Hace unas semanas, en el partido de Liga de Campeones entre el Bayern de M¨²nich y el Bar?a, particip¨® en la agresi¨®n a un escolta del presidente azulgrana, Joan Laporta. Romero no pudo entrar al partido, pero regres¨® de M¨²nich en el vuelo que ten¨ªa previsto tomar: no se le pudo identificar como autor de la agresi¨®n. Pese a la coincidencia en el tiempo, los Mossos aseguran que la detenci¨®n de Jaro "no tiene nada que ver" con el incidente de M¨²nich. "Llevamos un a?o siguiendo a esta banda y sab¨ªamos que ¨¦l estaba implicado", dijo el inspector Jordi Dom¨¨nech.
Jaro supone la conexi¨®n de los ?ngeles del Infierno con los radicales del Bar?a, los Boixos Nois. Uno de los objetos incautados por la polic¨ªa es una bufanda en la que, sobre fondo negro y en may¨²sculas, se lee "Antilaporta". La polic¨ªa considera que los Hells Angels son una banda vinculada a la extrema derecha. Prueba de ello son los s¨ªmbolos y libros de contenido neonazi hallados en los pisos y locales de los detenidos.
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