De rosas y espinas
El Gobierno de Jos¨¦ Gri?¨¢n no tiene una sola rosa, sino nueve. Hay en el Ejecutivo andaluz m¨¢s mujeres que hombres: nueve frente a siete. Incluido su presidente. Pero Gri?¨¢n no ha incorporado a su Gobierno tantas mujeres porque la ley lo exija. Sino porque est¨¢ convencido de la justicia y bondad de esa mayoritaria presencia femenina.
Gri?¨¢n no se ha subido al carro de la igualdad en el ¨²ltimo minuto. Hace a?os que reserv¨® el billete, solo de ida. Porque esta revoluci¨®n democr¨¢tica ya no tiene vuelta atr¨¢s.
Hace ahora un a?o, el nuevo presidente firmaba el pr¨®logo del libro Una mujer de mujeres, escrito por Amparo Rubiales, pionera de la lucha por los derechos de la mujer en Andaluc¨ªa.
Amparo, abogada, profesora, diputada, senadora, consejera de la Junta, delegada del Gobierno, lo ha sido todo en pol¨ªtica. A lo largo de su dilatada carrera, hizo docenas de amigos. Ten¨ªa donde escoger. Eligi¨® a Gri?¨¢n y a su antecesor Manuel Chaves para que el primero prologara su libro y los dos lo presentaran en p¨²blico.
"Hemos de ser capaces de construir un nuevo orden social, econ¨®mico y pol¨ªtico m¨¢s justo, en el que las mujeres no sean consideradas un colectivo, sino parte inherente de cualquier colectivo social", escrib¨ªa Gri?¨¢n.
Casi un a?o despu¨¦s de firmar aquel pr¨®logo, Gri?¨¢n llam¨® a nueve mujeres para que le ayudaran a construir esa nueva sociedad desde el Gobierno. S¨ª. Est¨¢ Rosa Aguilar. Pero tambi¨¦n Carmen, Mar, Bego?a, Clara, Mar¨ªa Jes¨²s, Micaela, Cinta y Rosa Torres. Nueve rosas rojas.
Entiendo que el foco se haya puesto en la ex alcaldesa de C¨®rdoba, Rosa Aguilar. Pero no ser¨ªa justo que el revuelo formado por su presencia eluda el an¨¢lisis de un Gobierno que sigue rompiendo moldes en Espa?a. Unos d¨ªas antes, el nuevo presidente de la Xunta de Galicia formaba el suyo con cuatro mujeres frente a siete hombres. Para algunos, incumpliendo la Ley para la Igualdad efectiva de 2007.
La incorporaci¨®n de Aguilar al Ejecutivo tiene, entre otras virtudes, la de acentuar el signo socialdem¨®crata del Gobierno Gri?¨¢n. El coordinador general de IU en Andaluc¨ªa, Diego Valderas, acusaba al nuevo presidente en el debate de investidura de moverse en los terrenos del neoliberalismo por defender la competencia y el libre mercado.
Gri?¨¢n le replic¨® que su proyecto incluye la defensa de lo p¨²blico en la ense?anza, la sanidad y la protecci¨®n social. Los pilares de la sociedad del bienestar. El fichaje de Aguilar lo certificaba. Gri?¨¢n le clavaba una espina a Valderas.
Los l¨ªderes de IU deber¨ªan evitar el error de despreciar a la socialdemocracia y colgar la etiqueta de neoliberales a sus dirigentes. Los socialistas, por su parte, deber¨ªan evitar la calificaci¨®n de izquierdistas y radicales a quienes desean ir un poco m¨¢s lejos que ellos en el papel que el Estado ha de jugar en la construcci¨®n de una sociedad m¨¢s justa y democr¨¢tica.
Unos y otros est¨¢n condenados a entenderse. En primer lugar, para dar una "salida socialista" a la crisis. Pero tambi¨¦n porque el PSOE andaluz deber¨ªa ir tendiendo puentes entre las dos orillas. La subida del PP es indudable, seg¨²n las encuestas, y es probable que tras las elecciones de 2012 el PSOE necesite del apoyo parlamentario de IU para continuar en el poder. Y qui¨¦n sabe si no tendr¨¢n que formar un Gobierno de coalici¨®n.
Por ¨²ltimo, los l¨ªderes de IU deber¨ªan estar m¨¢s interesados en saber por qu¨¦ gente valiosa como Rosa Aguilar abandonan sus filas o son marginadas, como Concha Caballero. Qu¨¦ ambiente se respira en IU para que se produzcan estos desencuentros.
Debe mirar, por ejemplo, la imagen de su grupo en el Parlamento: llena de hombres. Seis espinas y ni una sola rosa.
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