L¨ªbano libera a los generales detenidos por la muerte de Hariri

Dos meses despu¨¦s de formarse en La Haya el tribunal especial que debe juzgar el asesinato, en febrero de 2005, del primer ministro liban¨¦s Rafik Hariri, y tras cuatro a?os de encierro sin que se presentaran cargos contra ellos, los cuatro generales sospechosos fueron liberados ayer. No existen, seg¨²n el tribunal, evidencias consistentes de la implicaci¨®n de los militares que dirigieron ¨®rganos de la jerarqu¨ªa castrense y policial antes de que Siria se retirara de L¨ªbano en abril de 2005. Los partidos aliados de Damasco celebraron en las calles la excarcelaci¨®n, que supone un duro golpe para los pol¨ªticos que responsabilizan a Siria de tramar el magnicidio.

Aunque el fiscal del tribunal, Daniel Bellamare, asegur¨® que la investigaci¨®n contin¨²a y que si se recaban pruebas reclamar¨ªa la detenci¨®n de los cuatro militares, la decisi¨®n no deja de ser un trago amargo para el bloque de partidos afines a Occidente que lidera Saad Hariri, heredero pol¨ªtico de su padre, a cinco semanas de las elecciones generales. No obstante, su incidencia en las urnas no parece relevante: los libaneses, polarizados entre los bloques prosirio y prooccidental, saben mejor que nadie que muchas decisiones cruciales para el pa¨ªs se adoptan en capitales extranjeras.

Siria y Arabia Saud¨ª, firme respaldo de los partidos antisirios, llegaron a un pacto para estabilizar un pa¨ªs, L¨ªbano, que en mayo del a?o pasado estaba al borde del abismo. Entonces, Hezbol¨¢ tom¨® Beirut, tras una disputa con el Gobierno prooccidental, en una demostraci¨®n de fuerza sin precedentes en a?os. Se form¨® despu¨¦s un Ejecutivo de unidad nacional en el que Hezbol¨¢ cuenta con capacidad de veto. Pero resulta poco veros¨ªmil pensar que semejante acuerdo pudo forjarse sin el visto bueno de Estados Unidos, Francia, Siria y Arabia Saud¨ª. La liberaci¨®n de los generales tampoco parece ajena a las componendas pol¨ªticas.