Desempleo persistente
La econom¨ªa espa?ola padecer¨¢ tasas elevadas de paro incluso cuando se inicie la recuperaci¨®n
Durante el primer trimestre, la econom¨ªa espa?ola se contrajo un 1,8% en t¨¦rminos intertrimestrales y casi el 3% durante el ¨²ltimo a?o, seg¨²n adelant¨® ayer el Banco de Espa?a. Las destructivas consecuencias de esta profunda recesi¨®n econ¨®mica se han manifestado ya en el hundimiento del mercado laboral. En el ¨²ltimo a?o, el empleo ha ca¨ªdo a un ritmo del 6%, y el n¨²mero de desempleados rebasa los cuatro millones. El magro optimismo del mensaje del Banco de Espa?a hay que buscarlo en su convicci¨®n de que el mercado del cr¨¦dito, gravemente colapsado durante los ¨²ltimos meses, empieza a dar se?ales de una discreta recuperaci¨®n.
Sin normalizaci¨®n bancaria no habr¨¢ recuperaci¨®n econ¨®mica, las empresas viables se arruinar¨¢n y continuar¨¢ la destrucci¨®n de empleo. Pero el rostro m¨¢s preocupante de esta recesi¨®n es el paro masivo, el mill¨®n de familias sin un solo ocupado y los riesgos de depauperaci¨®n y malestar social que aparecen en el horizonte si no se adoptan con cierta celeridad medidas de ampliaci¨®n del seguro de desempleo. En torno al desempleo surge un debate crucial de pol¨ªtica econ¨®mica. Porque incluso en el caso de que el segundo trimestre de este a?o sea el fondo de la crisis, aunque en el tercer o cuarto trimestre se cumplieran las predicciones optimistas que apuntan a un leve crecimiento intertrimestral del PIB, existe una probabilidad elevada de que el paro en Espa?a sea persistente, es decir, la recuperaci¨®n proyectada para finales de 2010 sea insuficiente para reducir de forma significativa la tasa de desempleo. Adem¨¢s, los da?os por la explosi¨®n del d¨¦ficit hasta l¨ªmites estratosf¨¦ricos y el freno a la convergencia con Europa pueden ser catastr¨®ficos.
Este riesgo es el que parece no medir bien el Gobierno, que, seg¨²n se desprende de sus intervenciones p¨²blicas, lo f¨ªa casi todo a una recuperaci¨®n r¨¢pida, casi milagrosa, con una creaci¨®n autom¨¢tica de empleo. Tal presunci¨®n es falsa, y alentarla denota irresponsabilidad. En primer lugar, porque el retraso en adoptar medidas eficaces para restablecer la liquidez ha hecho desaparecer empresas rentables, un tejido empresarial que tardar¨¢ mucho en recomponerse. Pero sobre todo porque, a pesar de la ret¨®rica del cambio de patr¨®n econ¨®mico, desde 2004 apenas se ha avanzado algo en la ardua y compleja tarea de sustituir la burbuja inmobiliaria por otra actividad que impulse el PIB.
Es inevitable que en los peores momentos de una recesi¨®n tan grave se susciten debates sobre una reforma del mercado laboral o de las pensiones p¨²blicas. Es dudoso que una reforma de la contrataci¨®n, deseable en s¨ª misma para simplificar la selva de hasta 17 modalidades de contrataci¨®n que sobreviven en Espa?a, contribuya a crear empleo si no cambian las tenebrosas expectativas empresariales para los pr¨®ximos meses. Es m¨¢s urgente restablecer el circuito financiero y estimular la demanda con planes de inversi¨®n que tengan eficacia inmediata sobre la creaci¨®n de puestos de trabajo.
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