Por un nuevo contrato social
El mundo del siglo XXI ha sido transformado de manera inexorable por multitud de fen¨®menos nuevos, de los que destacar¨ªa la econom¨ªa global y lo que se ha denominado la "sociedad del instante". Ambos nos apremian, entre otras adaptaciones, a encontrar un modelo de relaciones laborales acorde con la nueva realidad. El modelo de la era industrial ha cumplido su cometido, para unos de forma satisfactoria, manifiestamente mejorable para otros. Pero la econom¨ªa global y el tiempo precipitado nos llevan ahora a la precariedad, la fragmentaci¨®n de las relaciones empresa-trabajador, la movilidad, la insostenibilidad del modo de producci¨®n, la ausencia de compromiso social, la flexibilidad, la dispersi¨®n.
Con esos ingredientes, estamos abocados a la disparidad de intereses y a la crispaci¨®n, a la "sociedad riesgo", de la que hablan los te¨®ricos, dual y polarizada. Salvo que entre todos seamos capaces de dar con una nueva argamasa capaz de conferir ciudadan¨ªa, sentido de pertenencia. Ese armaz¨®n es un nuevo contrato social tal como lo defini¨® el ilustrado Rousseau, un compromiso voluntariamente avalado por la mayor¨ªa y que tienda lazos, busque nexos comunes. Un consenso as¨ª conferir¨¢ ciudadan¨ªa a los trabajadores y trabajadoras al modo en que se la confiri¨® en el pasado la pertenencia a la plantilla de una empresa, a veces para toda la vida.
Creo que deber¨ªamos aprovechar este Primero de Mayo para reflexionar sobre el asunto y abrir un debate que nos lleve a conclusiones ¨²tiles para los trabajadores, los empresarios y la sociedad andaluza en su conjunto. Desde la Consejer¨ªa de Empleo hemos impulsado este debate a trav¨¦s de un amplio foro que ha abordado cuatro cuestiones b¨¢sicas: las dimensiones social y econ¨®mica del trabajo, el papel de las administraciones p¨²blicas y la renovaci¨®n institucional. Las conclusiones ser¨¢n publicadas en breve.
Lo que podemos avanzar es que hay acuerdo general en que las empresas actuales precisan trabajadores implicados, resolutivos, ¨¢giles de ideas y r¨¢pidos a la hora ejecutarlas. De ello, m¨¢s que de su fuerza f¨ªsica como en el pasado, dependen la productividad y la competitividad en la econom¨ªa globalizada. En el modelo anterior era suficiente que los empleados prestaran a la empresa su esfuerzo intelectual o f¨ªsico a cambio de salarios. En el presente y sobre todo en las empresas con futuro, lo determinante es su capacidad de innovaci¨®n y ello exige, m¨¢s que esfuerzo, actitud, apertura de miras, ambici¨®n, capacidad de resoluci¨®n. Nada de eso ser¨¢ viable sin un ambiente laboral positivo.
De ah¨ª la necesidad de hallar un marco social que legitime en el seno de las empresas unas relaciones basadas en la cooperaci¨®n del capital y de los trabajadores. Creo que el nuevo contrato social debe dar respuesta, entre otras, a la siguiente pregunta: ?qu¨¦ contrapartidas que no sean las meramente econ¨®micas pueden incentivar al trabajador de una empresa preocupada por la competitividad en la econom¨ªa globalizada? La cuesti¨®n es pertinente en este momento de ca¨ªda de los beneficios empresariales por la crisis y de necesidad de millones de trabajadores que demandan mejoras en su calidad de vida a trav¨¦s de mayor disponibilidad de tiempo, facilidad para conciliar la vida familiar y laboral o igualdad plena entre hombres y mujeres. Pongamos ejemplos concretos: a veces, una simple flexibilidad horaria o una guarder¨ªa de empresa mejoran el entendimiento entre el empresario y sus empleados e incentivan el sentimiento de pertenencia a un proyecto colectivo. La responsabilidad social de las empresas es otro instrumento de gran valor al conferirle al trabajo una dimensi¨®n de inter¨¦s general.
Este contrato debe atender tambi¨¦n al papel que compete al Estado, cu¨¢l el reparto de competencias entre lo p¨²blico y lo privado, qu¨¦ hacer para evitar la exclusi¨®n social, c¨®mo regular los derechos y deberes de los actores econ¨®micos... Por ello, frente a quienes plantean abaratar y facilitar a¨²n m¨¢s el despido para salir de la crisis, una sociedad democr¨¢tica debe impulsar el compromiso social. Las empresas pueden propiciar mejoras en las condiciones laborales y los trabajadores, sin renunciar a unos emolumentos dinerarios que les permitan vivir dignamente, asumir que no todo es sueldo.
S¨¦ que el debate es complejo porque apunta al n¨²cleo central del universo en el que hemos estado instalados, el dinero, y no s¨®lo implica al ¨¢mbito laboral. De hecho, la crisis del modelo econ¨®mico vigente en estos a?os ha abocado a la sociedad en su conjunto a la necesidad de hallar valores distintos del dinero. La cultura consumista tendr¨¢ que atenuar su preponderancia absoluta en aras de una mayor cohesi¨®n social y en beneficio de la sostenibilidad del sistema productivo. Porque hay otros valores: el conocimiento, el tiempo disponible, el compromiso social... que contribuyen al bienestar del ser humano y lo hacen de forma m¨¢s duradera que el dinero, de cuya fragilidad nos hemos hecho conscientes de pronto. Creo que debemos aprovechar la crisis para crecer y hacerlo hallando un nuevo contrato social para el trabajo que sea fruto del consenso y la solidaridad.
Antonio Fern¨¢ndez es consejero de Empleo de la Junta de Andaluc¨ªa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.