La vulnerabilidad de la banda
En octubre pasado, un amplio informe del Euskobar¨®metro, el prestigioso observatorio de la Universidad del Pa¨ªs Vasco dedicado a las relaciones entre la izquierda abertzale y ETA, destacaba que, tras la ruptura de la ¨²ltima tregua de la banda, en junio de 2007, un 66% de la izquierda radical desaprobaba el terrorismo de ETA y que s¨®lo un 2% manten¨ªa su apoyo incondicional. "La encuesta refleja el desapego de la izquierda abertzale hacia ETA, que coincide con la p¨¦rdida de sus apoyos electorales", resum¨ªa, a modo de conclusi¨®n, el director del Euskobar¨®metro, Francisco Llera.
Para ese momento, los dirigentes m¨¢s l¨²cidos de la izquierda independentista ya se hab¨ªan dado cuenta de que el terrorismo de ETA se hab¨ªa convertido en un grave obst¨¢culo para su formaci¨®n pol¨ªtica. Pero las cosas han empeorado para esta izquierda, tras las elecciones del 1-M.
Paul R¨ªos, de Lokarri, el movimiento pacifista vasco, sucesor de Elkarri, en un texto titulado ?El final de ETA?, apuntaba como factores nuevos de la debilidad de ETA y su entorno pol¨ªtico, el vertiginoso ascenso de Aralar, a costa de la izquierda abertzale; el debate entre los presos de la banda de una intensidad desconocida; el desplazamiento de ETA del debate pol¨ªtico, como confirm¨® la ¨²ltima campa?a electoral, y la voluntad de la inmensa mayor¨ªa de los vascos de que ETA termine.
Lo que dice Paul R¨ªos, unido a la gran vulnerabilidad de ETA, cuyos dirigentes son detenidos uno detr¨¢s de otro, y la prohibici¨®n a la izquierda radical de participar en pol¨ªtica hasta que no se desmarque de ETA han llevado a los dirigentes m¨¢s l¨²cidos a crear una estrategia al margen de la banda.
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