La izquierda 'abertzale' elabora por vez primera su estrategia al margen de ETA

ETA recibe al primer Gobierno socialista de la historia de Euskadi, cuyo presidente, Patxi L¨®pez, ser¨¢ el martes investido en el Parlamento vasco, con una amenaza colectiva, in¨¦dita por su precisi¨®n. La detenci¨®n del ¨²ltimo jefe militar de ETA, Jurdan Martitegi, el 18 de abril en Francia, desbarat¨® un plan de actuaci¨®n de la banda para el 5 de mayo, fecha de investidura de L¨®pez. Mientras dirige esa amenaza, ETA asiste a un intenso debate interno sobre la utilidad o no del terrorismo, la izquierda abertzale avanza m¨¢s r¨¢pido y los posibilistas, con un respaldo mayoritario, elaboran una estrategia de hechos consumados respecto a la banda terrorista.

El debate en ETA se dirime entre quienes quieren "poner muertos sobre la mesa" para negociar con el Gobierno "en situaci¨®n de fuerza" ante un imaginario proceso dialogado y quienes quieren poner punto final al terrorismo, aunque sin abandonar sus reivindicaciones pol¨ªticas: el derecho a la autodeterminaci¨®n y la unidad territorial de Euskadi, esto es, la reivindicaci¨®n de Navarra. Esta pol¨¦mica es el resultado del intenso acoso policial que ETA sufre desde que rompi¨® la ¨²ltima tregua en junio de 2007 y de la ilegalizaci¨®n de las marcas de la izquierda abertzale.

Otegi y D¨ªez Usabiaga miden fuerzas con el sector duro de Olano

Los primeros son los seguidores de Garikoitz Aspiazu, Txeroki, muy debilitados tras los sucesivos golpes de las Fuerzas de Seguridad del Estado al aparato militar de ETA, el ¨²ltimo el de Jurdan Martitegi, segundo sucesor de Txeroki, detenido en Francia el pasado 18 de abril. Txeroki, jefe del aparato militar de ETA durante la tregua de 2006, detenido el pasado noviembre, hab¨ªa tratado de reorganizar ETA para blindarla del acoso policial y evitar los golpes de las Fuerzas de Seguridad del Estado, tras las sucesivas detenciones de comandos, una vez que la banda terrorista rompi¨® la tregua en junio de 2007.

Pero fracas¨® en su intento. Las Fuerzas de Seguridad lo detuvieron antes de que consumara la reorganizaci¨®n de la banda, lo que ha favorecido las posiciones de los seguidores de Josu Ternera, principal baluarte en la direcci¨®n de ETA del final dialogado desde 2005.

Pero si el debate en ETA es a¨²n confuso, como manifiesta el reciente comunicado de amenaza al nuevo Gobierno vasco, est¨¢ mucho m¨¢s decantado en el seno de la izquierda abertzale. Los seguidores de Arnaldo Otegi, que ha recuperado el papel de portavoz de la izquierda abertzale en las ¨²ltimas semanas, y el ex secretario general de LAB Rafael D¨ªez Usabiaga, los posibilistas, apuestan por actuar la margen de ETA e imponerla una estrategia de hechos consumados.

Los posibilistas ganaron una primera y decisiva batalla en la izquierda abertzale en la campa?a de las elecciones vascas del 1 de marzo a los seguidores de Juan Mar¨ªa Olano, l¨ªder de las Gestoras pro Amnist¨ªa, en prisi¨®n, y representante m¨¢s visible del sector m¨¢s duro.

Fueron Otegi y D¨ªez Usabiaga los que apostaron por el voto nulo, que se impuso mayoritariamente en el seno de la izquierda abertzale frente a quienes se inclinaban por la tradicional abstenci¨®n. Su objetivo al proponer el voto nulo era contar con sus efectivos reales y salvar las acusaciones de chantaje de los partidos democr¨¢ticos que conllevaba la apuesta por la abstenci¨®n.

Pese al rev¨¦s electoral del 1-M, en el que el voto nulo no lleg¨® a las 100.000 papeletas, una cifra muy por debajo de sus expectativas mientras su principal rival, Aralar, despegaba, el sector posibilista dispone de la mayor¨ªa en la izquierda abertzale. Su objetivo es ahora consolidar lo antes posible el polo soberanista, la reagrupaci¨®n de los independentistas vascos, al margen de ETA. Cuentan para ello con el sindicato LAB, las organizaciones EHNE y ESK, as¨ª como el partido Eusko Alkartasuna, pero dejan al margen a la direcci¨®n del PNV y a la de Aralar. Su aglutinador es el Foro Nacional de Debate, un organismo legal que logr¨® un relativo ¨¦xito en la movilizaci¨®n convocatoria del Aberri Eguna, del 12 de abril.

De todos modos, sus objetivos estrat¨¦gicos son muy dif¨ªciles de lograr. Descartado un nuevo Pacto de Lizarra, la unidad de todos los partidos nacionalistas, ensayada en 1998 como plataforma de la tregua etarra de 1998-99, su pretensi¨®n ser¨ªa, una vez consolidado el polo soberanista, abrir un di¨¢logo con los socialistas y forzar a ETA a aceptar los hechos consumados. Esta posici¨®n cuenta con un primer obst¨¢culo en el sector m¨¢s duro de la izquierda abertzale, el de los seguidores de Olano, que exigen que ETA supervise cualquier proceso en que se embarque la izquierda abertzale, con el argumento de que no se puede renunciar gratuitamente a 50 a?os de historia. De modo que este sector se ha adelantado a mantener contactos con alg¨²n agente de mediaci¨®n internacional.

El objetivo de los posibilistas de la izquierda abertzale cuenta con el obst¨¢culo a?adido de que el Gobierno de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero ha manifestado reiteradamente que no acepta un final dialogado con ETA como el fracasado del a?o 2006. El ministro del Interior, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, se?ala reiteradamente que "el ¨²nico debate que debe tener ETA es el de lo deja o lo deja", esto es, que anuncie el cese definitivo de las armas.

Algunas fuentes abertzales se?alan, incluso, que ETA ha enviado una carta al Gobierno proponiendo una nueva negociaci¨®n. El Gobierno socialista lo niega e insiste en que "no se creen falsas expectativas".