"?Amargura? No, pena"
A los diecis¨¦is a?os, Ram¨®n J¨¢uregui, uno de los 10 hijos de una familia humilde de Pasajes, Guip¨²zcoa, trabajaba ya en una fundici¨®n, se puso a estudiar y se hizo socialista. Ahora tiene 60 a?os. El partido al que pertenece le removi¨® hace nada del sitio en el que la gente ve¨ªa que hac¨ªa un trabajo esencial para su grupo parlamentario, en el Congreso. Pero el partido es el partido. Le llam¨® Jos¨¦ Blanco, le dijo que quer¨ªan que dejara la direcci¨®n del PSOE en el Congreso y que fuera el n¨²mero dos a las listas europeas, despu¨¦s de L¨®pez Aguilar.
Mientras est¨¢bamos sentados en la cafeter¨ªa del edificio donde trabaja, cerca del Congreso, J¨¢uregui habl¨® de cualquier cosa, pero ya ante el magnet¨®fono dijo que sent¨ªa pena de interrumpir su trabajo en el Congreso, despu¨¦s de nueve a?os. ?S¨®lo pena, no siente amargura?
"Creo que el PP ha establecido una estrategia de cocernos a fuego lento. No va a ayudar a que salgamos"
"No, amargura no. Pena". Est¨¢ feliz con lo que ha hecho en la vida y en el partido. Desgrana hechos, "de cuando las cosas fueron dif¨ªciles, o muy complejas". Alcalde de San Sebasti¨¢n en 1978; secretario de la UGT en el Pa¨ªs Vasco en los a?os de la reconversi¨®n industrial, delegado del Gobierno, vicelehendakari... "Siempre dije s¨ª. Y ahora, tambi¨¦n".
"Cuando Pepe Blanco me ofreci¨® libremente la oportunidad de ser el n¨²mero dos de la lista, dije s¨ª. En primer lugar, porque tengo a gala ser una persona entregada a mi partido, pero tambi¨¦n porque vi un horizonte interesante, atractivo, en el ciclo final de mi vida pol¨ªtica".
Suena raro: "En el ciclo final de mi vida pol¨ªtica". A los sesenta. Joaqu¨ªn Almunia, su correligionario en Bruselas, consejero de Econom¨ªa de la Uni¨®n Europea, le alivi¨® la pena, le habl¨® del "horizonte interesante". "Pero me ayud¨® mucho mi mujer. Estaba muy interesada con el proyecto. Siempre la he llevado a rastras a mis destinos pol¨ªticos, y la he perjudicado mucho. Y confieso que me influy¨® tambi¨¦n la mirada optimista con la que ella vio esta oportunidad".
La propuesta le puso a pensar. Su trabajo en el Congreso "estaba definido para los pr¨®ximos tres a?os", y trabajar en Europa constitu¨ªa "un cierto est¨ªmulo". Le hab¨ªa dicho Almunia que as¨ª tendr¨ªa "la oportunidad de hacer pol¨ªtica sin la miseria nacional", y llam¨® a Blanco: "S¨ª".
La miseria. ?D¨®nde la ve? "La pol¨ªtica nacional est¨¢ demasiado atravesada por un partidismo exacerbado. Demasiado pre?ada de la alternancia pol¨ªtica, en este caso, por parte del PP. Me gustar¨ªa una pol¨ªtica m¨¢s grande, que haya m¨¢s acuerdos para grandes cosas que Espa?a tiene pendientes".
?l ve la Espa?a de 2010 "como la Espa?a de los primeros a?os de Felipe, necesitada de grandes transformaciones, acuerdos, esfuerzos, sacrificios... Y la pol¨ªtica espa?ola est¨¢ peque?a...". Falta de grandeza, pero eso afecta tambi¨¦n al Gobierno. "El Gobierno tiende la mano, pero se le queda en el aire cuando se la ofrece al PP, porque es conocedor, y tiene raz¨®n, de que el PP no quiere ayudar. Creo que el PP ha establecido una estrategia de cocernos a fuego lento. No va a ayudar a que salgamos".
?Y J¨¢uregui cree que el Gobierno est¨¢ equipado para hacer esa "pol¨ªtica grande"? "S¨ª", dice. "Ah¨ª est¨¢ la nueva gente, y tambi¨¦n la m¨¢s experimentada...". Le pregunt¨¦: ?De qu¨¦ pasta est¨¢ hecho usted para que no se le noten los desconsuelos?
"Bueno", me dijo, "est¨¢ usted empe?ado en que los tengo... Simplemente, tengo un poco de sentimiento contradictorio en la manera de percibir mi nuevo destino. Pero me adaptar¨¦ muy bien a Europa, y espero ser muy feliz, pol¨ªticamente hablando. No tengo ning¨²n desconsuelo, estoy razonablemente bien".
Un hombre con tanto esfuerzo detr¨¢s y jam¨¢s se sent¨® en un Consejo de Ministros. Ni antes..., ni ahora. ?Le resulta raro? "No, no", ataja. "Me habr¨ªa gustado terminar mi vida pol¨ªtica, quiz¨¢, como ministro del Gobierno de Espa?a, porque es un final, digamos, muy honroso, sinceramente. Pero no he sido en absoluto dependiente de ese nombramiento, nunca me ha preocupado. Colm¨¦ mis aspiraciones siendo vicelehendakari, y estoy muy orgulloso del trato que he recibido en estos ¨²ltimos d¨ªas a prop¨®sito de mi marcha...".
"De verdad", reitera, "no tengo necesidad de ser nada, y en ese sentido no tengo ning¨²n reproche que hacer a nadie por no serlo". ?Ni consejero de Patxi L¨®pez? "Mi tiempo ya pas¨®. Pero tambi¨¦n confieso que si Patxi me hubiera dicho que me necesitaba, yo habr¨ªa estado en primer tiempo de saludo".
Hace siete a?os public¨® en EL PA?S un art¨ªculo sobre la dif¨ªcil conversaci¨®n vasca, interrumpida en las casas por lo prolongado del conflicto. Y se preguntaba qu¨¦ quedar¨ªa de una comunidad tan dividida. La pregunta hoy sigue hiriendo. "Creo que los ¨²ltimos 10 a?os de la pol¨ªtica vasca, cuando se terminaron los Gobiernos de coalici¨®n PNV-PSE y se acord¨® la teor¨ªa de la acumulaci¨®n de fuerzas nacionalistas que dio lugar al Pacto de Estella, fueron tremendamente perniciosos para la construcci¨®n de una comunidad plural como es la vasca, para la vertebraci¨®n de una sociedad tan apasionadamente identitaria como es la vasca...".
?sa ha sido, para J¨¢uregui, una d¨¦cada que ha ahondado "en esa vieja y perversa divisi¨®n entre nacionalistas y no nacionalistas. Por eso mi reflexi¨®n de hace siete a?os, aquel grito contra 'el cada vez m¨¢s t¨², cada vez m¨¢s yo', sin rastro de 'nosotros', con el que parafrase¨¦ los versos de Joaqu¨ªn Sabina, sigue siendo hoy una evidencia".
"?sa sigue siendo la tarea pendiente de esa Euskadi inacabada". Se han juntado dos sombras, el PSE y el PP. ?Qu¨¦ cabe esperar de ellos? "El PSE tiene que ser particularmente convincente con el PP para que tenga prudencia en los cambios, para que no extralimite el valor de los s¨ªmbolos, para que los cambios se produzcan paulatinamente... Y hace falta que el PP tenga la certeza de que la operaci¨®n es a largo plazo, y que apueste por ella en un juego de cierta generosidad suprapartidaria para que los valores que entra?a el cambio pol¨ªtico en Euskadi puedan hacerse realidad. Eso le va a exigir prudencia y generosidad".
?Y esto no pudo haberlo hecho el PSE, como ya lo hizo, con el PNV? "Los ¨²ltimos 10 hicieron inviable el pacto". Pero lo que ahora se hace es lo que quisieron hacer Redondo y Mayor en 2001. "En cuanto al fondo, pero no en las formas. Entonces fuimos juntos en la carrera, en parte for¨¢neo, con apoyos externos muy evidentes, y aquello suscit¨® una oleada de voto nacionalista en apoyo de un PNV que entonces se sinti¨® acosado por esa imagen de frente que dimos... Ahora hemos hecho el recorrido cada uno por su propia calle. Hemos sumado tiempos".
Y enfrente, en la campa?a europea, tendr¨¢, indirectamente, a Rosa D¨ªez, y directamente, a Mayor Oreja. "A Rosa le tengo mucho respeto; su evoluci¨®n personal merece mucho respeto, y tiene mucho m¨¦rito. Nunca habr¨ªa llegado tan lejos como ella ha hecho, y no habr¨ªa cargado contra el nacionalismo con su virulencia. Pero, con todo, tengo para m¨ª que puedo seguir diciendo que la considero mi amiga. A m¨ª me parece que, en la vida, los acontecimientos pol¨ªticos no tienen que separarnos tanto".
?Y Mayor? "Seguir¨¢ hablando de terrorismo y de Euskadi, y no dir¨¢ nada de Europa".
Y a¨²n le pregunt¨¦ por lo que le ha dicho Zapatero sobre su cambio de vida (pol¨ªtica). No le ha dicho nada, no ha hablado con ¨¦l. "No ha habido necesidad; Pepe Blanco fue el interlocutor en este negocio". ?Un consejo para gobernar en tiempo de crisis, antes de irse? "Que haya un relato m¨¢s construido y alguna iniciativa gubernamental que formalice el compromiso con la transformaci¨®n que Espa?a reclama". Es decir, hondura. "Bueno, podemos llamarlo as¨ª. Profundidad, pol¨ªtica con may¨²scula". Pol¨ªtica grande.
![Ram¨®n J¨¢uregui, n¨²mero dos en la candidatura del PSOE a las elecciones europeas del pr¨®ximo mes.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/6IYRZPK4IWAEZWGRK5VJUTLGYM.jpg?auth=b97947d6e018319b946a1167901b78ca6f480be6aafa197c7498261df611162d&width=414)
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