Vacas en Tokio
El pintor ferrolano Fernando Viscasillas expone una serie sobre ganado vacuno en una galer¨ªa de la capital nipona
Una de las im¨¢genes de Tokio elevadas al subconsciente colectivo retrata el distrito de Shibuya. El intenso ajetreo de peones y autom¨®viles, el paisaje de ne¨®n o los adolescentes de vestimentas "casi gal¨¢cticas" caracterizan el tipo de urbe que la pel¨ªcula Blade Runner impuso hace 17 a?os como met¨¢fora del futuro. En uno de esos callejones, en la galer¨ªa The Pink Cow, expone el pintor Fernando Viscasillas, ferrolano afincado en Pontevedra, desde el pasado marzo.
Viscasillas, que se precia de "no tener padrinos", comenz¨® a llevar su obra al exterior despu¨¦s de ganar, en la Bienal de Florencia de 2003, la medalla Lorenzo de Medici. "Se presentaban a unos 800 artistas", recuerda. Inici¨® entonces su periplo por locales expositores de Bolonia, Perbet -en la Saboya francesa- o ferias de arte europeas. "Una exposici¨®n colectiva, en la que mi pintura trataba el tema de la tauromaquia, me puso en enero en contacto con The Pink Cow" , explica. En uno de sus lienzos, de gran formato y reminiscencias muralistas, se explicitaba un gui?o al nombre del local japon¨¦s.
En 2003 gan¨® una medalla en la Bienal de Florencia frente a 800 competidores
"A Traci [Consoli, la californiana propietaria del local] le gust¨® la idea", relata, "y le regal¨¦ el cuadro de la vaca rosa". Viscasillas remiti¨® a la capital japonesa otras obras con ganado vacuno como objeto y una nueva serie inspirada en una parroquia de San Sadurni?o, Igresafeita. "Se trata de trabajos de gran formato [dos metros de alto y 60 cent¨ªmetros de ancho]", comenta, "en los que los elementos centrales son perros de raza d¨®berman que se preguntan
where is my breakfast [?d¨®nde est¨¢ mi desayuno?]". Aunque lejana a la figuraci¨®n, la pintura de Viscasillas emplea fragmentos de realidad y los disemina, en ocasiones casi a manera de grafiti, sobre la tela. Detr¨¢s de los d¨®berman se encuentran escenas de la vida cotidiana en Ferrolterra: "Los perros se asoman a la ventana cuando estamos desayunando en la casa de mi hermano, en Igresafeita, como pidiendo su parte de comida". "Ahora los clientes del Pink Cow adoptaron, como frase de broma, el where is my breakfast", se enorgullece, "para reclamar sus copas en el snack-bar".
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