Tintos de verano
Que los medios de comunicaci¨®n, a veces, son sin¨®nimo de esc¨¢ndalo no es nada nuevo. La gripe porcina es un ejemplo m¨¢s. Van contabilizadas tantas v¨ªctimas mortales. Una barbaridad, pero nada si la comparamos con las que se ha cobrado la gripe com¨²n en lo que va de a?o. Y no hablemos del sida o la malaria, el dengue y un largo etc¨¦tera de patolog¨ªas, como estamos teniendo oportunidad de leer en estos d¨ªas en algunos art¨ªculos que tratan de mitigar los efectos de la extensi¨®n period¨ªstica de esta ¨²ltima noticia. Se escucha a menudo que estas cosas sirven como cortina de humo. Puede ser cierto, pero lo dudo mucho. La noticia es m¨¢s noticia cuanto menos habitual sea. El esc¨¢ndalo puede ser uno de los efectos perversos de esta l¨®gica del periodismo, no un efecto logrado o buscado. La noticia, por el mero hecho de ser noticia, aumenta la resonancia del hecho relatado. Lo ¨¦ticamente condenable es la utilizaci¨®n de esta caja de resonancia para discursos puramente ideol¨®gicos. Un todav¨ªa mejor ejemplo que la gripe porcina es la que se ha montado con el asunto de los chiringuitos. La noticia, a modo de resumen, es que el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino se plantea no renovar autom¨¢ticamente por otros quince a?os las licencias de los chiringuitos. No hay nada m¨¢s, esto es todo. Si quieren profundizar, deben pensar en qu¨¦ condiciones se deber¨ªa o no renovar estas licencias. Condiciones, a todo esto, que se abordan muchas veces desde la especulaci¨®n y el rumor, porque a¨²n no se saben las condiciones definitivas para resolver este tema.
Eso s¨ª, la pol¨¦mica de los chiringuitos ha servido para incidir, y esto no es noticia, en la guasa andaluza. Esto, quede bien claro, es simple y llana ideolog¨ªa: generar una imagen estereotipada del andaluz holgaz¨¢n que no se moviliza si no es por el f¨²tbol o la cerveza. Al eco de la noticia se dice que los andaluces nos hemos lanzado a la calle, que somos "Fuenteovejuna", que pensamos que atacar a los chiringuitos es un "atentado cultural". Por si fuera poco, los diversos art¨ªculos sobre el tema hablan de los espetos como cultura fenicia, como temas que inspiran a escritores como V¨¢zquez o artistas como Dal¨ª. He le¨ªdo que salimos a la calle porque los chiringuitos son nuestra "se?a de identidad", parte de nuestro "capital simb¨®lico". Pues es cierto, s¨ª, pero no porque salgan en tal libro o tal pintura; si no porque los vivimos como cosa nuestra. No es por defender nuestras ra¨ªces fenicias ni porque tal o cual famoso escribi¨® o pint¨® sobre los chiringuitos que los defendamos como parte de nuestra cultura popular.
No es verdad que los andaluces perdamos el sue?o por esta cuesti¨®n. Quiz¨¢s porque ni se nos pasa por la cabeza que puedan desaparecer, quiz¨¢s porque tengamos otras preocupaciones m¨¢s importantes en la cabeza, o puede ser porque sin chiringuitos podamos optar por la mesa plegable, el pincho de tortilla y la nevera; no lo s¨¦ ya que cierto tiempo se practicaba esta forma de ir a la playa. Y a los grana¨ªnos, algunos envidiosos nos llamaban los sanitex o algo as¨ª, porque ¨ªbamos con la comida, tom¨¢bamos una mesa y solo ped¨ªamos agua o un refresco. Pero quede claro, y seguimos con la noticia, y es que tal noticia no ha "sublevado" a la sociedad andaluza, y no hay nada que indique que esto vaya a ocurrir. Sigue sin ser cierto. Es verdad, y no vamos a enga?arnos, que hay chiringuitos que sobran, y tambi¨¦n otros que faltan. Una ley debe regularlos y controlar su impacto ecol¨®gico. En ¨¦stas est¨¢ el Gobierno, como debe ser. No se plantea nada m¨¢s, no hay m¨¢s noticia. Y aqu¨ª est¨¢ el problema: no hay esc¨¢ndalo que pueda conseguir lectores. Las cosas se est¨¢n haciendo, por esta vez, c¨®mo deben hacerse. Y esto no tiene tir¨®n comercial. ?C¨®mo solucionar este problema? Sencillo: escribir el chiste f¨¢cil de cu¨¢les son las prioridades andaluzas.
De ah¨ª que, tal vez, la noticia que estos d¨ªas leemos sea, en lugar, que el Gobierno est¨¢ discutiendo la forma de regulaci¨®n y las condiciones que deben cumplir los chiringuitos, la de los andaluces defendemos el tinto de verano.
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