Pakist¨¢n declara la guerra a los talibanes
Miles de personas huyen del valle del Swat ante la pr¨®xima ofensiva del Ej¨¦rcito - El presidente Zardari llega a Washington para pedir ayuda financiera a Obama
El ¨¦xodo de Mingora ha comenzado. Ante la inminencia de una gran operaci¨®n militar contra los talibanes, los habitantes de la mayor ciudad del valle del Swat empezaron ayer a abandonar sus casas. La decisi¨®n de actuar contra los extremistas, que no han depuesto las armas pese al acuerdo de febrero, parece motivada por la visita a Washington del presidente paquistan¨ª. Asif Al¨ª Zardari tiene que demostrar a su anfitri¨®n, Barack Obama, su compromiso en la lucha contra el terrorismo para obtener m¨¢s ayuda.
"Estamos encerrados en casa. Los talibanes han tomado todos los edificios oficiales y los principales cruces de la ciudad", relataba a primera hora de la tarde Shahab, un residente de Mingora, contactado por tel¨¦fono.
Los periodistas extranjeros tienen prohibido el acceso a la zona, pero las im¨¢genes de la televisi¨®n local confirmaban sus palabras. Tiendas cerradas y calles desiertas salvo por los barbudos talibanes que, turbante a la cabeza y fusil al hombro, se paseaban a sus anchas por la ciudad. Adem¨¢s, desde la noche anterior hasta primera hora de la ma?ana, Shahab cuenta que han estado oyendo tiroteos. Varias granadas de mortero han matado a siete civiles.
No es de extra?ar que cuando a media ma?ana el coordinador del distrito, Jushal Jan, levant¨® el toque de queda en varias zonas para que quienes lo desearan pudieran trasladarse a una localidad m¨¢s segura, miles de personas se lanzaran al primer veh¨ªculo que han encontrado. "Me llevo a mi familia a Peshawar porque, si hay combates, nadie podr¨¢ protegernos", declaraba a la agencia Reuters Mohammad Karim mientras buscaba un autob¨²s que les sacara del valle. Triste imagen para un lugar que hace apenas dos a?os era el destino favorito de los paquistan¨ªes y la ¨²nica pista de esqu¨ª del pa¨ªs. Ahora es un feudo talib¨¢n donde el Gobierno ha renunciado a su jurisdicci¨®n y permitido que los fan¨¢ticos impongan su versi¨®n de la ley isl¨¢mica (sharia) a cambio de un alto el fuego que est¨¢ en el aire.
"Es una provocaci¨®n, nunca antes se hab¨ªan atrevido a hacer una demostraci¨®n de fuerza en una ciudad de este tama?o", constata Mohammad Tahir, analista pol¨ªtico de la agencia de noticias NNA. Mingora no es uno de esos villorrios polvorientos de las zonas tribales. Con unos 300.000 habitantes, constituye el principal centro urbano del distrito. Las autoridades creen que la guerra puede llegar a desplazar a medio mill¨®n de personas del norte del pa¨ªs y se est¨¢n construyendo seis campos de refugiados para acogerlos.
En otra muestra de desesperaci¨®n, el director del orfanato Japal Kur, Mohammad Al¨ª, hac¨ªa un llamamiento a las autoridades a trav¨¦s de los medios de comunicaci¨®n para que le ayudaran a sacar de all¨ª a los 250 chicos internos. Al¨ª consideraba que su vida corr¨ªa peligro porque el centro se encuentra cerca de un cuartel.
De nada sirvi¨® que Jan diera marcha atr¨¢s en su alerta un par de horas despu¨¦s y dijera que no hay prevista ninguna operaci¨®n militar. O que algunos portavoces aseguraran que los talibanes se hab¨ªan retirado a tres kil¨®metros de la ciudad.
La visita de Zardari a Washington, que empieza oficialmente hoy, ha desatado especulaciones de una intervenci¨®n en Swat. Estados Unidos est¨¢ presionando al presidente paquistan¨ª para que act¨²e con mayor decisi¨®n ante el avance talib¨¢n, en especial desde que en abril los extremistas tomaran el vecino distrito de Buner, a menos de cien kil¨®metros de Islamabad, la capital. Esa exhibici¨®n de fuerza puso en evidencia la debilidad del Gobierno, el primero civil desde 1999, asediado por grav¨ªsimos problemas sociales, econ¨®micos y de seguridad.
Existe una total desconexi¨®n entre el grueso de la sociedad paquistan¨ª y sus ¨¦lites dirigentes. Por ello, a pesar de haber salido de las urnas, los actuales gobernantes carecen de la legitimidad y el apoyo necesarios para emprender la batalla social y educativa, m¨¢s que militar, necesaria para poner coto a la creciente radicalizaci¨®n del pa¨ªs. El apremio estadounidense para que act¨²en contra los talibanes, que no s¨®lo amparan a miembros de Al Qaeda, sino que alimentan las redes yihadistas internacionales, les est¨¢ alienando de la poblaci¨®n.
No est¨¢ claro ahora si la ofensiva que el Ej¨¦rcito lanz¨® la semana pasada en Buner va a ser una cortina de humo para facilitar las conversaciones de Zardari con Obama, o si hay algo m¨¢s. "No han explicado qu¨¦ sentido tiene esa operaci¨®n cuando los talibanes est¨¢n instalados en Swat", manifestaba a este diario un embajador europeo. Por eso algunos observadores consideran que la decisi¨®n de entrar o no en ese valle dar¨¢ la medida de la voluntad real del Gobierno de afrontar el desaf¨ªo.
Decisi¨®n complicada. Atrapados en el fuego cruzado, el mill¨®n y medio de habitantes de Swat corre el riesgo de engrosar el elevado censo de desplazados que las operaciones militares han producido desde 2004. El ministro de Informaci¨®n de la Provincia de la Frontera Noroccidental, Mian Iftijar Husain, dijo anoche que esperaban medio mill¨®n de personas y que estaban preparando su acogida en los distritos vecinos.
Tres semanas sin jefe de Estado
M¨¢s que un viaje oficial, el itinerario parece una vuelta al mundo. De camino a su cita con Barack Obama y Hamid Karzai en Washington, el presidente paquistan¨ª ha aprovechado para hacer escalas en Libia y Reino Unido. Lo mismo suceder¨¢ a su regreso: volver¨¢ a Londres y parar¨¢ en Teher¨¢n. En total, tres semanas fuera de casa en un momento delicado para su pa¨ªs.
Zardari sali¨® de Islamabad el jueves con destino a Libia, donde se reuni¨® con Muammar el Gaddafi, a quien invit¨® a invertir en Pakist¨¢n. De all¨ª viaj¨® a Londres para, por incre¨ªble que parezca, entrevistarse con el l¨ªder del Muttahida Quami Movement, el grupo con el que su partido gobierna en la provincia de Sindh. Las im¨¢genes del presidente con Altaf Husain en el hotel Churchill de la capital brit¨¢nica refuerzan la idea de muchos paquistan¨ªes de que sus dirigentes est¨¢n m¨¢s c¨®modos fuera que dentro de su pa¨ªs.
Zardari viaja adem¨¢s acompa?ado de la mitad de su extenso Gabinete. Junto a los ministros de Defensa, Industria Militar, Finanzas y Exteriores (que se incorpora a la gira en Washington), tambi¨¦n han viajado con ¨¦l los titulares de Informaci¨®n y Asuntos Religiosos, y el consejero de Petr¨®leo. Sin embargo, no estar¨¢ en Washington el jefe del Ej¨¦rcito, el general Ashfaq Kiyani, seg¨²n algunos comentaristas, para evitar las preguntas sobre el arsenal militar que van a plantearle los estadounidenses.
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