La Rambla ayer y anoche
Amics de La Rambla, una asociaci¨®n de vecinos y comerciantes de la zona, ha enviado a los peri¨®dicos y radios un comunicado para pedir que moderen el tono alarmista sobre la inseguridad, la degradaci¨®n y la decadencia, real o supuesta, del famoso bulevar por donde circulan al a?o cerca de 78 millones de personas. Algunas cr¨®nicas dicen que por la noche aquello se ha convertido en un escenario para una vida larvaria y delincuente, hirviente de par¨¢sitos y l¨¦mur, y donde se multiplican los vendedores ambulantes de latas de cerveza (lateros), los trileros y carteristas, los borrachos que vomitan por las esquinas, los que orinan como perros entre los contenedores de basura, las putas negras y a lo mejor menores de edad, pobres ni?as desamparadas, explotadas, humilladas y ofendidas y de las que dicen que abordan con descaro a los honestos paseantes de la madrugada, provoc¨¢ndoles gran desaz¨®n ese ultraje. En las esquinas, sentados en las barras de los bares de tapas con nombre vasco y atendido por camareros de Bangladesh, controlan el negocio los macarras o novios, que se pluriemplean en el tr¨¢fico de estupefacientes. Dicen que de d¨ªa el espect¨¢culo tampoco es exaltante, dominado por las estatuas humanas, en torno a las que se convocan corros de turistas de sonrisa beata, pueril, imb¨¦cil, que sacan fotos tan innecesarias como ellos mismos. (En la vida real, en la vida del trabajo, es improbable que seamos tan bobos como parecemos cuando hacemos el turista; quiz¨¢ la necedad se manifieste precisamente en vacaciones, cuando la tensi¨®n del esfuerzo mental del mundo del trabajo se relaja, y a la sonrisa aflora esplendorosamente toda la tonter¨ªa que llevamos dentro.)
Parece que La Rambla ha ca¨ªdo en desgracia. ?Todav¨ªa no hace nada se dec¨ªa y escrib¨ªa y repet¨ªa como un mantra que era la avenida o el bulevar "m¨¢s bonito del mundo"! Una asociaci¨®n de vecinos y comerciantes (quiz¨¢ esos mismos Amics de La Rambla) convocaba cada a?o un concurso dotado con buen dinero para premiar el art¨ªculo que mejor hubiera glosado en la prensa sus encantos. Y cuando se acercaba el fallo del premio ?qu¨¦ glosas sobre las floristas, qu¨¦ versos sobre los pl¨¢tanos, qu¨¦ himnos y qu¨¦ odas a los quioscos y a las pajarer¨ªas y a los rayos de sol que se filtraban por el verde celaje de los ¨¢rboles, alegrando a los afortunados ramblistas! ?Qu¨¦ despliegue de lirismo en el peri¨®dico de ayer! (El mismo lirismo, por cierto, que, a prop¨®sito de lo bonitas que son las piernas femeninas si van enfundadas en un buen par de medias, volv¨ªa a apoderarse de las tribunas period¨ªsticas cuando se acercaba el fallo del Premio Medias Glory). No s¨¦ si ese concurso de ditirambos se sigue celebrando, pero en el imaginario de la ciudad, donde La Rambla ocupaba el lugar del coraz¨®n, ya ha perdido la partida. Ha sido integrada en el circuit guiri y a nadie se le ocurrir¨ªa llamarla en serio "el bulevar m¨¢s bonito del mundo".
Ese cambio de realidad f¨ªsica y de percepci¨®n de una avenida tan exitosa que apenas puede cargar con su propio ¨¦xito y parece a punto de ser colapsada por ¨¦l, ?ser¨¢ s¨ªntoma, o ilustraci¨®n, de un desenmascaramiento vertiginoso, la evidencia de un estado general de alerta ante un peligro innombrable y pavoroso que va m¨¢s all¨¢ de su trazado y alcanza no s¨®lo el espacio de la ciudad entera, sino tambi¨¦n el tiempo futuro inmediato de sus habitantes?
Como si en una efusi¨®n amorosa demasiado intensa, en pleno ¨¦xtasis de adoraci¨®n can¨ªbal, le hubieses pegado un mordisco a la tersa mejilla de Barcelona y debajo de la plasticosa m¨¢scara arrancada apareciese la repugnante piel de saurio de uno de aquellos lagartos extraterrestres de la tele, que ven¨ªan a esclavizarnos.
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