Iniesta, un gol celestial
El delantero mete al Bar?a en la final con un formidable disparo desde fuera del ¨¢rea en el tiempo de descuento
A veces el f¨²tbol es generoso con los equipos virtuosos y cruel con los malvados, incluso en las situaciones m¨¢s extremas, cuando se impone de nuevo la rendici¨®n. Ayer se dio el caso para suerte del Bar?a, siempre positivo, y escarnio del Chelsea, mayormente negativo. Ardi¨® Stamford Bridge en un minuto mientras se iluminaba Barcelona con un gol en el tiempo a?adido de Iniesta, tan celestial y encantador como duro y directo hab¨ªa sido el tiro de Essien. La hinchada inglesa reneg¨® sin parar mientras los futbolistas apuntaban al ¨¢rbitro -reclamaron dos penaltis-, signo de frustraci¨®n como denunciaron los blues en la ida a la salida del Camp Nou, se?al de victoria en los azulgrana, siempre generosos y valientes, audaces y perseverantes, por fin triunfadores.
CHELSEA 1 - BARCELONA 1
Chelsea: Cech; Bosingwa, Alex, Terry, Ashley Cole; Anelka, Essien, Ballack, Malouda; Lampard y Drogba (Belletti, m. 72). No utilizados: Hilario; Ivanovic, Di Santo, Obi, Kalou y Mancienne.
Barcelona: Vald¨¦s; Alves, Piqu¨¦, Tour¨¦, Abidal; Xavi, Busquets (Bojan, m. 85), Keita; Messi, Eto'o (Sylvinho, m. 96) e Iniesta (Gudjohnsen, m. 95). No utilizados: Pinto; Mart¨ªn C¨¢ceres, Hleb y Pedro.
Goles: 1-0. M. 9. Essien engancha un zurdazo desde fuera del ¨¢rea que se cuela junto al larguero. 1-1. M. 92. Iniesta empalma a la escuadra tras un pase atr¨¢s de Messi.
?rbitro: Tom Henning (Noruega). Expuls¨® a Abidal (m. 65) y mostr¨® tarjeta amarilla a Alves (no jugar¨¢ la final, como tampoco Abidal), Essien, Alex y Eto'o.
Stamford Bridge. 42.000 espectadores.
A favor del marcador, los ingleses hasta se desplegaron con un punto de comodidad
Las cosas todav¨ªa fueron a peor tras la expulsi¨®n de Abidal por 'tirar' a Anelka
La Copa de Europa parec¨ªa deberle una al Chelsea desde el resbal¨®n de Terry en Mosc¨² y durante un rato se la cobr¨® a costa del Bar?a, abatido por un zapatazo, una de las suertes m¨¢s viejas del f¨²tbol y en cambio m¨¢s extra?as para los azulgrana. El a?o pasado hab¨ªa sido un remate a media distancia de Scholes en Old Trafford y anoche lo iba a ser un zurdazo a la cruceta de Essien. As¨ª se mide a veces la diferencia en el f¨²tbol. La Premier League es seca y poderosa a diferencia de la Liga espa?ola, m¨¢s rimbombante y est¨¦tica. El Chelsea hab¨ªa disecado aparentemente al Barcelona, negado por segundo partido, el quinto en lo que iba de temporada. De alguna manera volv¨ªa a sonar en el cuadril¨¢tero de Stamford Bridge la canci¨®n de Hilario Camacho: "Tristeza de amor / un juego cruel / jugando a ganar / has vuelto a perder". Desde el sorteo de la eliminatoria, nada hab¨ªa jugado a favor de los azulgrana y en cambio, al Chelsea todo le sal¨ªa bien.
Hasta que apareci¨® Iniesta y respondi¨® a Essien con un remate de dise?o desde la media luna tan bonito que pareci¨® un tiro libre: la pelota entr¨® a c¨¢mara lenta, limpia, para que la acci¨®n pudiera ser saboreada. Una delicia. Iniesta marc¨® en una dejada de Messi y Essien en un rechace. El uno no tiene nada que ver con el otro. Los goles fueron al fin y al cabo una fotograf¨ªa del juego del Chelsea y del Bar?a, que alcanza la final de la Champions en Roma con un f¨²tbol exquisito despu¨¦s de asegurarse pr¨¢cticamente la Liga y pelear el mi¨¦rcoles por la Copa. Aspira el Bar?a al triplete una vez superado el partido m¨¢s exigente y excitante de la temporada. Ahora le aguarda la ¨²ltima heroicidad: batir al actual campe¨®n, el Manchester de Ronaldo.
La condici¨®n de local llev¨® a Hiddink a apostar por una formaci¨®n m¨¢s reconocible para su hinchada, con Anelka como pareja de Drogba. Los blues cargaron el ataque con el ariete franc¨¦s y a cambio prescindieron de un volante defensivo como Obi Mikel. A la gente le pareci¨® muy bien. M¨¢s debate provoc¨® en cambio el once que cant¨® Guardiola, siempre intervencionista y obsesivo con los detalles. La lesi¨®n de Henry oblig¨® a Iniesta a jugar de delantero mientras que las ausencias de M¨¢rquez y Puyol llevaron a Tour¨¦ del puesto de pivote al de central en detrimento de C¨¢ceres y Abidal, decisi¨®n sorprendente y que, sin embargo, no afect¨® demasiado a la mec¨¢nica de juego.
El Bar?a par¨® un rondo con facilidad nada m¨¢s comenzar con Messi nuevamente de falso 9. Ni parpade¨® el Chelsea, que le dej¨® hacer, le regal¨® el bal¨®n y se par¨® en su cancha, entregado a un ejercicio defensivo tan sutil como viril, presidido por las ayudas, las basculaciones y la efectividad. ?nicamente abandon¨® su campo en situaciones de ventaja, siempre de forma selectiva. Nunca se anduvo con rodeos. Fue directo a porter¨ªa, y sus contadas llegadas causaron escalofr¨ªos. A Essien le sali¨® un remate con la zurda por la escuadra en el primer tiro del Chelsea, Drogba se arranc¨® un par de veces con fiereza y Malouda desquici¨® a Alves. Tampoco Busquets funcionaba: t¨ªmido en ataque, presion¨® a destiempo y defendi¨® mal en la jugada del gol.
A favor de marcador, los ingleses le ganaron terreno al Barcelona y hasta se desplegaron con un punto de comodidad. Los azulgrana no sab¨ªan c¨®mo mover el ¨¢rbol blue. El Chelsea le hab¨ªa pillado el truco ofensivo al Bar?a, falto de recursos y de sorpresa, entregado a Messi porque Iniesta aparec¨ªa poco como extremo y a Xavi le costaba meter pases interiores, sometido por Lampard. Aunque no encontraba la manera de hacerle da?o al Chelsea, el Bar?a no par¨® de darle una y otra vuelta al partido, sabedor de que le alcanzaba con un gol para abrazar la final. As¨ª que era cuesti¨®n de perseverar y ser pacientes. Xavi retrocedi¨® unos metros y Messi se conect¨® m¨¢s a menudo. No pararon ni un minuto, entregados a una ofensiva cada vez m¨¢s notoria, confiados defensivamente en Vald¨¦s, plet¨®rico en dos mano a mano frente a Drogba, punto y final de las sacudidas de los blues, temibles en sus vertiginosas contras. No era f¨¢cil ganarse un remate ante la zaga del Chelsea. Faltaba aire y campo, y las cosas todav¨ªa fueron a peor por la intervenci¨®n del ¨¢rbitro, que expuls¨® malamente a Abidal por tirar a Anelka. Por momentos pareci¨® que el grupo salvaje de Hiddink doblar¨ªa su ventaja. Pese a la expulsi¨®n de Abidal, que le dej¨® media hora diezmado, el Bar?a empujaba, mientras que Hiddink daba un paso atr¨¢s relevando a Drogba por Belletti. Insist¨ªa Piqu¨¦, quer¨ªa Messi, apretaba Alves. Y entonces apareci¨® Iniesta, como Bakero en Kaiserslautern hace 18 a?os, y, supercalifragil¨ªstico como es, la puso en la cruceta, en el para¨ªso, en el punto m¨¢s imposible, camino de Roma.
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