"En el teatro est¨¢ la esencia de todas las ¨¦pocas"

Es f¨¢cil verle por Madrid husmeando por museos (sobre todo el Prado), exposiciones de alta cultura de distintos estilos y sobre todo en teatros. Siempre con mirada escudri?adora. Tambi¨¦n deja acabar el d¨ªa por restaurantes apacibles y tranquilos del Madrid de los Austrias, fuera de los circuitos de moda, pero con una est¨¦tica casi de vanguardia.

Y saca tiempo para entregarse a fondo como director de la Real Escuela de Arte Dram¨¢tico de Madrid, donde es profesor de Espacio Esc¨¦nico y de Historia de la Escenograf¨ªa y las Artes del Espect¨¢culo. ?ngel M. Roger lleg¨® al cargo hace unos meses con ganas e inusitada energ¨ªa.

Aunque no tiene intenci¨®n de poner nada patas arriba: "Las instituciones no se cambian haciendo revoluciones; al contrario, las modificaciones hay que hacerlas reflexionando y pensando mucho", dice Roger, quien sostiene que la docencia de la interpretaci¨®n es fruto del trabajo sosegado, "la revoluci¨®n es un trabajo para las vanguardias, que siempre han rastreado a los clasicistas, porque nadie ha roto nada, ni ha evolucionado, sin acudir a la esencia de la tradici¨®n, no hay m¨¢s que mirar estos platos".

El profesor cree que el teatro y la cocina deben recrear los mismos ingredientes

Piensa que el teatro tiene que "recrear y reinterpretar lo que otros han hecho, como en la cocina", dice mientras se?ala que este restaurante juega con una reinterpretaci¨®n de la comida mediterr¨¢nea unida a la japonesa.

"A fin de cuentas, nos movemos con los mismos ingredientes desde hace 25 siglos; la curiosidad estar¨ªa en c¨®mo nos podemos reinventar, mis alumnos de 20 a?os tienen que asumir 25 siglos de teatro, ser un eslab¨®n de una cadena, aunque no lo sepan". ?l se afana en dar voz a algunos de esos eslabones montando exquisitas exposiciones en torno a figuras fundamentales del mundo escenogr¨¢fico del siglo XX. Descubri¨® a muchos a Adolphe Appia, el primer transgresor del espacio esc¨¦nico. En 2007 su exposici¨®n sobre Ezio Frigerio y Franca Squarciapino se calific¨® de excepcional. El ¨²ltimo invierno ha hecho algo m¨¢s que un homenaje al padre de la escenograf¨ªa moderna, el checo Josef Svoboda, creador de una dramaturgia de la luz en estado puro, con una exposici¨®n meticulosa y ordenada como su manera de comer, de narrar, de analizar.

A pesar de su afici¨®n por apabullantes espacios elige para el encuentro un lugar ¨ªntimo, iluminado tenuemente. Cierra los ojos como gesto clarificador de que se deja llevar por el sabor de su tarta de mousse de violetas con chocolate blanco y habla de obras de teatro que giran alrededor de una comida: "Hay algunas memorables..., en el siglo XVIII la comida es parte de la comunicaci¨®n", y a?ade que el teatro es una fuente constante de aprendizaje sobre qui¨¦nes somos, d¨®nde vamos, qu¨¦ queremos. "En Shakespeare, todo un pozo sin fondo, est¨¢ la base del derecho..., cada sociedad cuenta en el teatro lo que quiere contar y no otra cosa, ah¨ª est¨¢ la esencia de cada ¨¦poca y la de todas".

Con sus espect¨¢culos se recrea en muchas. "Mi generaci¨®n est¨¢ obligada a revisitar cosas, a aportar una mirada nueva o dar una patada si hace falta, lo que no puede ser es la globalizaci¨®n cultural tem¨¢tica, no es sano".