Raro, raro
Tenistas voladores, colas kilom¨¦tricas, flamenco y el rock de Lenny Kravitz en la extra?a apertura de la Caja M¨¢gica
Fue una jornada extra?a, en el mejor de los casos, y tediosa, en el peor. A las 21.30, hora anunciada para el inicio del concierto de Lenny Kravitz, con 8.000 espectadores, en su mayor¨ªa treinta?eros, y las localidades agotadas, no hab¨ªa noticias del tipo que canta Are you gonna go my way. A cambio, un cuadro flamenco de una veintena de efectivos zapateaba la pista de la Caja M¨¢gica mientras unas damiselas volaban por las cabezas de los alucinados espectadores. Al rato, unos modelos tenistas tambi¨¦n se elevaban (qu¨¦ empe?o con las alturas) por los cielos de la Caja. Sin raqueta, y en el suelo, los vio Roger Federer, cubierto con una gorra y junto a su novia entre el p¨²blico.
Hab¨ªa m¨¢s cosas, como unos ponchos blancos de tela que los espectadores no hab¨ªan pedido pero que deb¨ªan ponerse para el espect¨¢culo de la inauguraci¨®n. Muchos los ignoraron, claro, y reclamaron lo que hab¨ªan ido a ver por los 50 euros de la entrada: a Lenny Kravitz. Y sali¨®, con una hora y media de retraso, todo vestido de negro, pelo corto y gafas de sol. Fue cuando comenzaron las buenas noticias, como que esta cosa ideada para el tenis no suena del todo mal. Algunos rebotes de la bater¨ªa sin duda por el techo met¨¢lico y poco m¨¢s. Pero conviene rebobinar.
Hasta hora y media esperaron algunos para acceder al recinto
Horas antes se vivieron momentos de indignaci¨®n. "Te juro que no hab¨ªa visto una cola as¨ª en mi vida". Eran palabras de Marta, una de las miles de sufridas seguidoras del neoyorquino que se dej¨® la goma de las zapatillas en el asfalto de la entrada. Hasta una hora y media esperaron algunos para acceder al recinto. La fila alcanzaba m¨¢s de un kil¨®metro de extensi¨®n. Todas las opiniones llevaban el sello de la indignaci¨®n. Juan, "fan de Lenny de toda la vida", se encend¨ªa: "Qu¨¦ desastre de organizaci¨®n. ?ste debe ser el ¨²nico espect¨¢culo del mundo en el que tienes que esperar una cola semejante despu¨¦s de pagar 50 euros". Alguno tiraba de iron¨ªa: "A este paso va a tener que salir Lenny a la calle a tocar".
Media hora antes del concierto, la fila se puso al trote de forma misteriosa y todo el mundo entr¨®. Otro asunto fue el de los conductores, que no encontraban ni un rinc¨®n para estacionar. Mientras, dos aparcamientos (uno de unas 1.600 plazas y otro de unas 100) luc¨ªan casi desiertos. "?sos son s¨®lo para acreditados", informaba un polic¨ªa. El aparcamiento es lo que m¨¢s preocupa a los vecinos. "Llevo una semana dejando el coche en la acera. Ayer me pusieron una multa. Vienes de trabajar y no sabes d¨®nde dejarlo", dec¨ªa Antonio Garc¨ªa, de 45 a?os. El resto son opiniones positivas desde que reina la Caja M¨¢gica.
Los vecinos dicen sentirse mucho m¨¢s seguros ahora. "Esto es San Ferm¨ªn, ?sabes? Aqu¨ª antes te robaban todo", comenta Pedro. Dentro, Lenny Kravitz celebraba sus 20 a?os en la m¨²sica con un concierto infalible: todos sus ¨¦xitos en una robusta noche de rock. Algunos ya no se acordaban de los tenistas voladores.
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