TVE, sin anuncios
El nuevo sistema es una medida de est¨ªmulo que termina con la doble financiaci¨®n
La supresi¨®n de la publicidad en TVE decidida ayer por el Gobierno es un hito en la historia audiovisual de este pa¨ªs, aunque no se extienda a las emisoras auton¨®micas, asignatura que queda pendiente. Se acaba as¨ª el m¨¦todo de doble sistema de financiaci¨®n (presupuesto p¨²blico y anuncios publicitarios) de la televisi¨®n estatal, que constitu¨ªa un privilegio en la competencia con las cadenas privadas.
Esta decisi¨®n deber¨ªa integrarse como parte de la pendiente Ley General Audiovisual, cuya tramitaci¨®n acumula retraso. La anticipaci¨®n de esta medida obedece al impacto de la reforma ya realizada en Francia, que persigue id¨¦ntico objetivo, y al recrudecimiento de la urgencia derivada de la crisis econ¨®mica, que afecta de lleno a un sector emergente que crea mucho empleo. Exist¨ªa ya un consenso sobre la inadecuaci¨®n del doble sistema de ingresos de TVE: ahora, adem¨¢s, la recesi¨®n hace insostenible esta anomal¨ªa.
Las voces cr¨ªticas alegar¨¢n que el Gobierno pretende satisfacer intereses privados. Cualquier interpretaci¨®n interesada de ese tenor en ning¨²n caso desmiente la anomal¨ªa. Lo ortodoxo es que los servicios p¨²blicos se financien con recursos presupuestarios, o derivados del uso de bienes tambi¨¦n p¨²blicos. Es cierto que determinados concesionarios de otros servicios p¨²blicos, como la educaci¨®n, combinan distintos sistemas: como la escuela concertada, que puede allegar recursos privados, pero tambi¨¦n disfruta de los p¨²blicos. Pero ning¨²n ejemplo es comparable con el sector audiovisual, donde desde hace a?os la posici¨®n de privilegio de TVE, a la que se han ido sumando las distintas cadenas auton¨®micas, se ha convertido en una distorsi¨®n insoportable e injusta para el sector privado.
TVE sustituir¨¢ los 500 millones de la publicidad con un porcentaje de la tasa por la utilizaci¨®n del espacio p¨²blico radioel¨¦ctrico; una tasa sobre la facturaci¨®n de las televisiones privadas; y otra sobre la actividad de los operadores de telecomunicaciones. Es un sistema m¨¢s ortodoxo que el actual. Las empresas afectadas, concesionarias de bienes p¨²blicos, soportar¨¢n una modificaci¨®n al alza del coste de concesi¨®n, pero no parece que este coste sea inasumible.
A cambio de garantizar el mismo flujo de ingresos a la principal cadena p¨²blica, el Gobierno la obliga a reemplazar las 8.200 horas mensuales producto del "vac¨ªo publicitario" mediante producciones propias. Y se propone incorporar a la Ley General Audiovisual nuevas obligaciones que subrayen su car¨¢cter p¨²blico. Acierta tambi¨¦n el Gobierno en limitar la capacidad de contrataci¨®n de derechos deportivos con dinero p¨²blico, una forma escandalosa de competencia desleal que hincha y distorsiona la oferta.
Lo que no es sensato es la salida de tono de la representaci¨®n de los anunciantes, acusando a los audiovisuales de "oligopolio", al apreciar la paja en ojo ajeno y no la viga en el propio: argumento falso, pues la competencia entre televisiones es feroz.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.