Porteros de discoteca

No soy una persona que suela ir a discotecas, pero de vez en cuando asisto con motivo del cumplea?os de alg¨²n amigo. El pasado fin de semana volvi¨® a pasar lo habitual: despu¨¦s de vestirnos de punta en blanco, desplazarnos a la otra punta de la ciudad y hacer media hora de cola, el portero, sin mediar palabra, nos pone el brazo a modo de barrera y no nos deja entrar. Estoy harto de ir con la impresi¨®n de entrar en un proceso de selecci¨®n, de procurar ir impoluto y de ir con la mejor actitud para que al final, con el pretexto de "no sois habituales", nos quedemos en la calle en busca de un plan alternativo.

?Es que estos empleados no pasan por una selecci¨®n de personal? Porque si los empresarios del ocio nocturno se preocupasen de la imagen de su negocio y quisiesen promocionar un comportamiento l¨²dico, lo m¨¢s l¨®gico ser¨ªa seleccionar a alguien con una actitud agradable y una buena educaci¨®n antes que a una masa de m¨²sculos con cara de pocos amigos. Al fin y al cabo es un negocio como cualquier otro, si el cliente no se siente satisfecho con el servicio, lo m¨¢s probable es que no repita establecimiento.